El área de recursos humanos de toda empresa exitosa debe identificar líderes exitosos que sepan dirigir, liderar e inspirar a sus colaboradores para que vayan por el mismo camino algún día. Sin embargo, el trayecto no es fácil porque requiere un largo proceso de aprendizaje, de aciertos y errores para asumir ese liderazgo como tal y que los demás lo reconozcan y quieran emular sus pasos.
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La realidad nos demuestra que nadie nace siendo líder, pero hay personas que tienen en su naturaleza cierta predisposición para ejercer una posición de liderazgo y lograr que otros sigan el curso de sus acciones. No obstante, no todos los directivos son buenos líderes ya que suele confundirse muchas veces liderazgo con poder y esto no es así.
En primer lugar, una persona puede ser un líder sin tener un cargo privilegiado que implique asumir responsabilidades de un ejecutivo, así como un ejecutivo o jefe puede no ocupar una posición de liderazgo real frente a otras personas que lo consideren como tal.
A decir verdad, no cualquier jefe es un buen líder porque no implica solo ejecutar órdenes a los empleados, sino hacer que esas órdenes tengan un fundamento mayor que la orden misma. Es decir, un líder tiene conocimientos de la mayoría de las tareas de la empresa, pero es preciso que delegue gran parte de ellas en personas responsables y eficientes que las realicen lo mejor posible.
El objetivo de este artículo es darte a conocer cinco tips que te ayudarán a volverte un mejor líder, de esos que inspiran y nos hacen mejores de lo que somos.
1. Saber escuchar a la gente.
Un buen líder sabe escuchar a la gente y puede ponerse en su lugar. Un error común que cometen los ejecutivos líderes de equipos de trabajo es creer que por su poder no necesitan empatizar con las personas y entender lo que les pasa. De esta forma, es común que los trabajadores manifiesten rechazo o miedo, en lugar de respeto o admiración.
Además, un líder de verdad no busca imponer su discurso, sino solo proponer ideas que luego el resto del equipo en común acuerdo podrá llevar a cabo siguiendo una metodología adecuada que se ajuste a las necesidades de la empresa. En cambio, el mal líder solo se preocupa porque sus órdenes sean cumplidas y es estricto hasta en la metodología que debería emplearse para realizarlas.
Por este motivo es que saber escuchar es tan importante, puesto que la mirada se enfoca en el otro y no en sí mismo. El mayor prejuicio que existe con respecto a los jefes es que nunca tienen tiempo para nadie y que no necesitan escuchar porque ellos ya lo saben todo. Si bien muchos todavía son así, la época actual está demostrando que un liderazgo saludable se construye desde la colaboración, no desde la obediencia.
En consecuencia, un verdadero líder no toma decisiones precipitadas basándose en suposiciones, sino que investiga y pregunta intentando obtener la máxima certeza sobre alguna circunstancia de interés que puede afectar directa o indirectamente a la empresa.
2. Comunicarse de forma clara y coherente con las personas.
Otro rasgo distintivo de los buenos líderes es poder comunicarse de forma precisa y coherente con las personas, hacerse entender y generar adhesión a través de sus ideas y decisiones. Entonces, si saber escuchar acerca un líder a las personas, le inspira confianza, ser un buen orador le permitirá que las personas lo admiren e imiten.
Nada mejor como elaborar un discurso comprensible, profundo e inspirador. La comunicación fluida y coherente de lo que se desea transmitir también produce una sensación de seguridad en los trabajadores que los va a motivar a dar lo mejor de ellos mismos para cumplir con las expectativas de su líder.
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3. Convertirse en una suerte de guía o mentor para los trabajadores.
No es infrecuente que algunos jefes disfruten ostentando su autoridad frente a sus empleados, pero sin ofrecer casi nada de su experiencia para capacitarlos. Prefieren acumular el saber para ellos mismos por el miedo de que alguien más lo supere si llegase a obtener las herramientas necesarias para desarrollar su potencial.
En cambio, un buen líder debe poder convertirse en un guía o mentor para sus colaboradores, sin temer que nadie le arrebate el liderazgo ya forjado tras años de aprendizaje y experiencia. De hecho, si uno o varios colaboradores dan indicios de haber superado sus conocimientos debe sentirse orgulloso/a porque eso significa que la enseñanza ha rendido sus frutos exitosamente.
En definitiva, la mejor señal de que estás haciendo las cosas bien como líder es si tus colaboradores logran superarte con sus habilidades. Lo contrario es lo que debería preocuparte.
4. Sé consciente de tus fortalezas como de tus debilidades.
Si eres el líder que tus colaboradores admiran, no tendrás problemas en admitir tus fracasos cuando se produzcan. Poder reconocerlos, es parte del proceso de formación del líder, porque a nadie le gusta quedar expuesto a sus debilidades, aunque sí es gratificante que todo el mundo advierta tus fortalezas y que estas sirvan de inspiración para otras personas que busquen seguir el mismo camino.
Al hacer consciente tus debilidades, más allá de tus fortalezas, te estás humanizando frente a los trabajadores, que en ocasiones quizá hayan dudado de que realmente las tuvieras. Visibilizar tu costado imperfecto, tu parte más humana no te hará ver inferior ni te perderán el respeto. Por el contrario, las personas a tu alrededor entenderán que eres alguien con quien pueden contar y en quien pueden confiar. El aprendizaje permite alimentar ese ciclo.
5. Mantener control sobre las emociones adversas.
Por último, es muy importante para ser un verdadero líder tener dominio sobre las emociones, en especial, si estas son negativas. Una prueba de fuego para cualquier líder empresarial es controlar su carácter cuando no se consiguen los resultados esperados o cuando se generan errores evitables.
Explotar de ira ante los errores de los trabajadores es un error que puede desencadenar conflictos internos serios en una empresa, porque revela una incapacidad para enfrentar situaciones adversas de manera razonable y lógica. Un líder inteligente no se encoleriza con facilidad ante cualquier eventualidad, sino que se preguntará qué ocurrió, por qué ocurrió y qué acciones se pueden realizar para evitar que errores tales se vuelvan a repetir en el futuro.
En otras palabras, un buen líder buscará transformar las situaciones adversas y las crisis en oportunidades de mejora. No reprenderá a sus colaboradores, sino que los ayudará en todo lo que necesiten saber para no cometer los mismos errores. Recuerda que todos tenemos una historia que contar y empezamos no siendo más que jóvenes inexpertos en busca de capacitación y experiencia profesional.
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En conclusión, si quieres reforzar tu liderazgo, considera estos tips que te ayudarán a volverte un mejor líder para inspirar a tus colaboradores a potenciar su compromiso con tu empresa. Un verdadero líder es quien trabaja a la par de su equipo y no el que solamente lo dirige para hacer valer su autoridad de jefe gruñón.
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