Renuncia silenciosa: ¿Cómo abordar este desafío?

Hay un concepto de connotación preocupante para las organizaciones que viene tratándose con bastante frecuencia últimamente en toda dirección empresarial. Nos referimos a la renuncia silenciosa. Como su nombre lo indica, el término apunta a un tipo de renuncia implícita por parte de los colaboradores. Estos continúan desempeñando sus actividades habituales pero han perdido toda motivación por el trabajo, y esto se traduce en una baja de la productividad y falta de compromiso.

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Las personas que están atravesando por una situación de renuncia silenciosa no necesariamente han tomado la decisión de renunciar a su trabajo en un corto plazo, pero todos sus comportamientos revelan que no están conformes ni se sienten a gusto en la empresa donde trabajan. Las razones de esta desmotivación, apatía y desilusión de los trabajadores frente a su realidad laboral pueden ser diversas, pero generalmente nunca es una sola.

Ya sea que el ambiente de trabajo sea irrespirable, las tareas aburridas y repetitivas o los salarios reducidos, los gerentes nunca deben esperar a que los colaboradores renuncien para identificar estas alertas en su empresa. Suponer siempre que los trabajadores renuncian por cuestiones ajenas a la empresa es un error, sobre todo si en dicha empresa la rotación de personal es alta. Para que puedas detectar esas señales en tu empresa antes de que sea demasiado tarde, en este artículo, analizamos la problemática de la renuncia silenciosa, cómo detectarla y qué hacer para evitar la pérdida de talentos.

¿Qué es la renuncia silenciosa?

El término proviene del inglés quiet quitting, que hace referencia a los trabajadores que solo se limitan a cumplir con el trabajo que se les asigna y con el horario establecido para realizarlo. La renuncia silenciosa no está relacionada con la renuncia propiamente dicha al trabajo, sino con hacer lo que el trabajo requiere y nada más. 

Si bien este panorama de muchos trabajadores representa una preocupación para los líderes empresariales, no debemos olvidar que las personas que no están conformes con las condiciones laborales, si no renuncian, manifestarán su descontento haciendo lo mínimo requerido, que no está mal, pero no es retador para la carrera profesional del trabajador ni aporta valor a la empresa que lo contrató. 

A menudo, la renuncia silenciosa se vincula más al miedo al cambio que a la falta de aspiraciones, porque normalmente, los trabajadores que no están contentos con las condiciones laborales hablan con los líderes y solicitan una mejora. Si la petición es atendida y la empresa les otorga la mejora, los trabajadores se quedan en la empresa y comienzan a trabajar más motivados con los resultados de sus acciones.

Pero hay trabajadores que tampoco están contentos con las condiciones laborales y sin embargo no exigen mejoras ni amenazan con renunciar, simplemente se quedan por tiempo indefinido, resignados porque tienen que pagar deudas o hacer inversiones importantes y no quieren arriesgar el único empleo sin haber obtenido otro que colme sus expectativas de autorrealización.

Señales de alerta de que tus colaboradores experimentan la renuncia silenciosa

Existen diversas señales que pueden alertarte de que uno o varios de tus colaboradores experimenta una renuncia silenciosa. Descartamos el “retirarse de la oficina luego de 8 horas cumplidas” porque creemos que las personas merecen ese equilibrio entre el trabajo y la vida personal. Por lo tanto, cumplir con las 8 horas no debería ser una señal de renuncia silenciosa sino de amor propio y respeto por el tiempo de cada uno.

1. No participar en las reuniones de equipo.

En todo entorno laboral hay reuniones de equipo, que se realizan con el fin de alinear ideas, planificar tareas y distribuir el trabajo del área entre todos los colaboradores del equipo. Cuando el ausentismo de uno o más miembros del equipo se vuelva recurrente y no haya razones que lo justifiquen, es una señal de alerta a considerar de que podemos estar ante una situación de renuncia silenciosa.

2. No proponer nuevas ideas.

Los talentos recién contratados están llenos de energía y colmados de ideas, por lo que querrán demostrar una y otra vez en qué son buenos proponiendo ideas. Después de un tiempo, el idilio con la empresa se termina, dando paso a la realidad, lo que no significa que la persona esté desencantada con el trabajo, sino que está menos manipulada por las emociones del inicio. Entonces, tenemos personas que siguen siendo comprometidas y comunicativas, pero que reconocen las fortalezas y debilidades de la empresa en la que trabajan.

Luego, están los que se cansaron del trabajo y, para no renunciar abiertamente, prefieren aguantar comprometiéndose lo mínimo indispensable. No expresar nuevas ideas aunque las tenga el trabajador es otra de las principales señales de renuncia silenciosa que debemos tener en cuenta.

3. Limitarse a cumplir con el trabajo o hacer lo menos posible.

Todos los colaboradores tienen distintas funciones asignadas y tareas a cumplir en un plazo determinado. Los trabajadores que ya no están comprometidos con la empresa buscarán acabar lo antes posible con las tareas y se notará en la calidad de los resultados que, aunque en general la ejecución sea buena, no se sentirá genuina, creativa o detallada. En consecuencia, verás tareas cumplidas casi de manera mecánica y una ausencia de amor durante el proceso que las llevaron a cabo.

4. Trabajar menos horas de lo habitual.

Otra de las señales de renuncia silenciosa es trabajar menos horas. Esto no quiere decir dejar de cumplir con las tareas o hacer menos de lo habitual, pero es común que algunos colaboradores tengan el trabajo tan simplificado que lo hagan en menos tiempo y una vez terminado se marchen de la oficina. Esta realidad se aplica más a las empresas tradicionales que sostienen la modalidad presencial incluso después de haber trabajado en remoto de forma exitosa.

Si las personas lograron cierto equilibrio entre su vida laboral y personal a través del trabajo remoto, ¿qué les hace creer a los CEOs que retenerlos en la oficina les hará un bien mayor? Por este motivo, muchos trabajadores se desmoralizan y pierden el entusiasmo de pasar 8 horas en la oficina. Entonces, para compensar esa frustración de la libertad perdida, les otorgan menos horas a la empresa.

5. Trabajar desganado/a.

Es posible que sea esta la señal inequívoca de que la persona la está pasando mal en el trabajo y urge hablar con ella para conocer y entender las razones de su desmotivación. Por supuesto que cuando se le pregunte la persona puede mentir y alegar causas ajenas a la empresa para no quedar mal, pero tanto si la adversidad que vive el trabajador es personal como si es propiciada por el entorno laboral, es imprescindible que lo sepan los gerentes a cargo para poder tomar medidas que ayuden a mitigar la incomodidad de la persona.

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¿Cómo abordar la renuncia silenciosa?

Para comenzar a abordar una renuncia silenciosa, hay que tener en cuenta en primer lugar las señales que describimos anteriormente. El paso siguiente es ir a la acción.

1. Fidelizar a los colaboradores.

Está comprobado que las nuevas generaciones son reacias a aguantar mucho tiempo en un trabajo que no les gusta. Por tal motivo, lo que empieza como una renuncia silenciosa podría terminar en una renuncia real apenas se presenta una oportunidad. Frente a este panorama, existen acciones que pueden implementar las empresas para evitar la rotación de personal y fidelizar a los colaboradores. 

Un ejemplo de esto es brindar un combo de beneficios tales como horarios flexibles o no lineales, descuentos en tiendas y marcas, salario acorde al rol y a la demanda del mercado, día de cumpleaños libre, bonos o aguinaldos periódicos. Los beneficios, como en los clientes, favorece la fidelización con la empresa.

2. Asegurar el balance entre la vida personal y la laboral.

A partir de la pandemia, y luego de comprobar que el trabajo remoto era viable en las empresas, muchos trabajadores en la actualidad quieren mantener un modelo remoto o híbrido de trabajo, precisamente porque esta modalidad les permitió en la pandemia pasar más tiempo con la familia y realizar actividades de esparcimiento o formación profesional fuera del ámbito laboral.

3. Fomentar una cultura corporativa empática.

Las problemáticas actuales exigen un liderazgo empático abierto al diálogo y al intercambio de ideas. La empresa debe convertirse para las personas en un segundo hogar, no solo a fuerza de ver casi todos los días a sus compañeros sino compartir un proyecto en común que los une profesionalmente pero que también puede promover lazos de amistad duraderos. Es innegable que cuando tienes amistades en el trabajo, te sientes más apoyado y contenido que si te ignoraran.

4. Capacitar y promover a los colaboradores.

Una empresa que no capacita y promueve a sus colaboradores a roles más estratégicos no podrá fidelizarlos y menos retenerlos. En consecuencia, pasado un tiempo, las personas que sientan que no pueden crecer profesionalmente dentro de una empresa, aunque no renuncien inmediatamente, manifestarán síntomas de renuncia silenciosa, que son todas las señales mencionadas al principio. Pon a una persona a realizar las mismas tareas por tiempo indefinido y sin perspectivas de cambio y verás cómo aparecen estas señales previas a la renuncia efectiva.

5. Dejar claras las condiciones de contratación desde la entrevista.

Por último, la clave para erradicar este mal de raíz es dejar claras las condiciones de contratación durante la primera entrevista laboral. Sé sincero/a con lo que ofreces y que la persona contratada sepa a qué atenerse antes de iniciar un vínculo laboral con tu empresa. Esto evitará generar falsas expectativas que puedan provocar desilusión en los candidatos una vez que aceptaron el trabajo y hará que valoren más los principios con los que se rige tu empresa.

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En síntesis, la renuncia silenciosa se produce básicamente cuando los trabajadores no están contentos con las condiciones de trabajo. Esto incluye ambiente laboral, salario, perspectivas de crecimiento o ascenso, flexibilidad horaria, capacitaciones, sobrecarga de trabajo, trabajo bajo presión, entre otros. Las señales más evidentes son limitarse a cumplir con las tareas, no asistir a las reuniones de equipo, no proponer nuevas ideas, trabajar menos horas y hacerlo desmotivado. 

Ante estas señales, los líderes deberían fidelizar a los colaboradores brindando beneficios para que les agrade trabajar en la empresa, asegurar el equilibrio entre la vida laboral y la personal, fomentar una cultura corporativa empática, capacitar y promover a los colaboradores y dejar claras las condiciones de contratación desde la entrevista. Solo así podrás reducir sus efectos convirtiendo a tu empresa en un buen lugar para trabajar y desarrollarse.