La mayoría de los líderes empresariales saben que iniciar un negocio no es asunto sencillo, ya que al principio es una labor bastante solitaria y prácticamente todas las decisiones dependen de ellos para que el negocio en sí funcione. Tanto si al comienzo manejas una agencia de marketing digital tú solo/a, como si atiendes y vendes la mercadería de tu propio local, eres responsable de todas las tareas para que tu negocio prospere y más adelante puedas contratar personas sobre las cuales delegar parte de esas responsabilidades.
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Por lo tanto, estaríamos hablando de que en un principio todos los negocios nacen bajo la denominación del autoempleo, que incluye cualquier emprendimiento para generar un ingreso propio sin depender de terceros. Cuando finalmente las tareas y decisiones que tiene a su cargo un emprendedor pueden ser delegadas en uno o varios colaboradores sin que dependa directamente de él, podemos afirmar que el autoempleo se convierte en un negocio autónomo.
No obstante, lograr esta transición no es tan simple porque son necesarios ciertos requisitos esenciales para que un negocio pueda funcionar por sí mismo sin depender del autoempleado. En este artículo, nos encargaremos de establecer las diferencias entre un negocio autónomo y la generación de autoempleo, y cuál es el principal problema de persistir en el autoempleo.
Diferencias entre un negocio autónomo y la gestión de autoempleo
Existen algunas diferencias sustanciales entre un negocio autónomo y el autoempleo. Un negocio autónomo tiene posibilidades tangibles de convertirse en una empresa rentable, pero un autoempleo está aún muy lejos de lograrlo si se empecina en mantener ciertos hábitos empresariales poco saludables. Veamos cuáles son esas principales diferencias.
1. En el negocio autónomo el fundador es dueño, en el autoempleo es autoempleado.
La persona que emprende un negocio y tiene que asumir todas las responsabilidades para generar ingresos es simplemente un autoempleado, no un dueño de su negocio. En términos de Robert Kiyosaki, el autoempleado trabaja para sí mismo, requiere de todo su esfuerzo para lograr los objetivos y no puede permitirse descansar de su trabajo, ya que si no produce, no genera flujo de caja.
Por el contrario, un verdadero dueño de un negocio autónomo es el propietario, otros trabajan para él y es quien recibe todas las ganancias por lo que estos producen. Obviamente que les proporciona un salario como porcentaje de trabajar para él, pero no se compara con las ganancias netas que recibe. Un propietario puede convertirse en una gran empresa con el tiempo, pero los empleados y autoempleados siempre estarán obligados a trabajar para tener ingresos.
2. El negocio autónomo funciona por sí mismo, el autoempleo depende del autoempleado.
La gran diferencia entre una empresa o negocio autónomo y un autoempleo es que la empresa funciona por sí misma. El autoempleo depende de la persona para funcionar. En una empresa el dueño puede tener cien personas trabajando para él y que estas no dependan de sus decisiones. Si en cambio, estas cien personas no pueden hacer nada sin las decisiones del dueño, entonces estamos hablando de una generación de autoempleo.
Si en un negocio los trabajadores no se pueden tomar vacaciones es una señal clave de que se trata de un autoempleo. Un emprendimiento al principio es un autoempleo, pero si este cobra fuerza se puede transformar en un negocio autónomo, es decir, que no dependa del dueño.
En tanto y en cuanto no existan procesos formalizados, canales de liderazgo donde el propietario pueda delegar la actividad y solamente tomar decisiones organizacionales, nos estaremos refiriendo a un autoempleo, puesto que todos los colaboradores dependen de él, le preguntan y nada se puede hacer si no es como él lo define.
Cuando tenemos un negocio autónomo por sí mismo, tenemos procesos, por lo que las decisiones son siempre bajo la misma vara. Si tenemos una decisión que no está procedimentada se la eleva y se toma la decisión a nivel de directorio. De hecho, se puede tener negocios con 10, 100 o 1000 personas o se puede tener un autoempleo con diez y hasta cincuenta, ya con cien y mil colapsa, porque no hay manera de ocuparse de tantas responsabilidades fuera de las propias.
3. El negocio autónomo ofrece mayores ganancias sin tanto esfuerzo de trabajo, mientras que el autoempleo genera menos ganancias y el esfuerzo es mayor.
Si los roles y responsabilidades están bien delimitadas y delegadas, las actividades del negocio autónomo se realizan sin que el propietario tenga que estar necesariamente presente controlando lo que hacen sus colaboradores. Por consiguiente, las ganancias estarán aseguradas al final del mes, porque muchas personas están produciendo.
En cambio, en la generación de autoempleo los trabajadores no serán capaces de realizar el trabajo sin la supervisión o ayuda del autoempleado, puesto que además de ser el único responsable de las funciones, estas no contarán con procesos formalizados que les permita a los colaboradores trabajar de manera individual. Asimismo, al no contar con indicadores, tampoco el responsable podrá obtener métricas del desempeño de su personal ni de sus ganancias o pérdidas.
Al no tener las ganancias suficientes o visibilidad de estas, el autoempleado tiene que continuar trabajando para obtenerlas, porque de otra forma no logrará comprender el progreso de sus esfuerzos de negocios. Entonces, si no conoce los esfuerzos de su equipo, tendrá que conformarse con hacer visibles sus propios esfuerzos.
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El problema de eternizar el autoempleo
El problema del autoempleo es cuando crece, porque se vuelve inmanejable y empieza a haber muchos ruidos organizacionales por no tener los procesos claros. Esa transición entre autoempleo/emprendimiento a negocio/empresa es difícil. La transición se da solo si están los procesos formalizados, los roles están bien definidos, las personas se desempeñan bien en sus funciones y la organización cuenta con un sistema de indicadores.
Lo que impide a una persona común tener un negocio autónomo es que la mayoría de las personas no puede costear los gastos de una empresa. Levantar con éxito una empresa toma de 5 a 10 años, según Kiyosaki, y el porcentaje de fracasos es del 90% durante los primeros 5 años. Mantener una empresa le costaría a un propietario un promedio de 5 millones al año y los primeros años casi no se obtiene ganancias por la inversión realizada.
Por lo tanto, una de las fórmulas para salir del autoempleo, además de formalizar procesos, es la perseverancia frente a los resultados que se esperan obtener. Ningún cambio significativo nace de la noche a la mañana, y, a menudo, lo que fácil llega, fácil se va. En cambio, la constancia y disciplina hará que el tiempo de delegar roles ocurra mucho antes de lo esperado. No será desde el comienzo pero sí pasado un tiempo de trabajo y capacitación en finanzas.
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En resumen, las diferencias entre negocio autónomo y generación de autoempleo son básicamente la autonomía ganada en el primero, a través de procesos formalizados y roles definidos, y la dependencia a ocuparse de todo el trabajo del segundo para poder obtener ganancias.
Así como el negocio autónomo funciona por sí mismo consiguiendo ganancias sin tener que trabajar todos los días, el autoempleo no es rentable si no se consume todo el tiempo en hacer que las actividades se realicen. En consecuencia, el autoempleo debe ser temporal para poder hacer una transición adecuada al negocio autónomo y tener posibilidades de convertirse en una empresa escalable en un futuro no muy lejano.
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