El mundo cambia y también las empresas, porque las personas hacen que nada permanezca estático. Así ocurrió desde los primeros tiempos, y donde más se pudo notar fue a partir de la revolución industrial, en donde básicamente cambió el paradigma comercial de los procesos en las fábricas, porque la industrialización permitió la producción en masa.
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Pensar en el futuro no siempre remite al cine y la literatura de ciencia ficción, ya que muchas de las innovaciones que imaginaron visionarios como Jules Verne e Isaac Asimov se terminaron cumpliendo o al menos hubo una serie de paralelismos con los acontecimientos narrados en esas historias fantásticas de tecnologías y máquinas que adquieren cierta autonomía para ayudar a las personas.
Si pensamos en el futuro de los procesos de las empresas, ¿cómo crees que serán estos dentro de 10 años? En este breve recorrido que te proponemos, sin ser Verne ni Asimov, intentaremos responder esa pregunta.
Procesos físicos e intangibles.
El mayor desafío al que se enfrentan los líderes empresariales en estos momentos es seguir siendo competitivos y crecer en rentabilidad dentro de un contexto turbulento y de disrupciones crecientes. En este sentido, uno de los principales problemas que ocupan su atención es intentar predecir cómo serán los procesos en el futuro.
En el mundo empresarial, podemos identificar dos tipos de procesos, según su naturaleza: los procesos físicos y los intangibles. Los procesos físicos, como por ejemplo la carga de datos, responder emails, etc., son aquellos que admiten la automatización con el fin de eliminar o reducir las tareas manuales y repetitivas humanas que no aportan valor.
Luego, se encuentran los procesos intangibles, que están orientados a las integraciones entre procesos de diferentes áreas, cuya finalidad es la de crear un vínculo colaborativo entre los procesos, subprocesos, actividades y tareas, alineando los departamentos de forma que los flujos de trabajo más complejos sean distribuidos entre más colaboradores y las tareas susceptibles de ser automatizadas se realicen implementando una herramienta digital.
La automatización y la integración de procesos son el futuro.
Todo aquello que se imaginó en las películas, empezando por Matrix y Yo Robot, puede homologarse en la evolución de los procesos hacia la automatización y la integración. En principio, no se trata de una automatización completa de las tareas sino de solo aquellas que generan una pérdida de tiempo para los colaboradores y que podrían simplificarse.
Imagina que se automatizaran absolutamente todas las tareas, ¿qué pasaría con las actividades de los trabajadores? Existe el miedo irracional de que la automatización amenaza la contratación de talentos, pero nada más lejos, porque es precisamente al revés: gracias a los procesos automatizados las empresas pueden disponer de personal para desempeñar funciones que requieran el uso del intelecto y la creatividad, algo que la tecnología más avanzada aún no ha logrado emular de los humanos, y esperemos que siga así.
En lo que sí habrá un crecimiento exponencial en el futuro es en la gran cantidad de información que circulará en la web. Ya en el presente circula mucha información y las empresas se hacen eco albergando sus datos más importantes en la nube, con la ventaja de poder almacenar un volumen de información casi ilimitado que siempre permanece al alcance de cualquier persona con acceso a esos datos y desde cualquier dispositivo conectado a una red WiFi.
Mediante la tecnología de información, se podrán procesar este volumen de datos para generar cursos de acción que permitan tomar decisiones más fácilmente en función de los datos generados. Ahora, si bien existe cierta previsión de problemas en la lectura de ciertos datos, el alcance aún es limitado, ya que hay imprevistos que simplemente no se pueden anticipar y resolver antes de que se manifiesten de forma física, produciendo consecuencias en los procesos departamentales más vinculados a los datos recolectados.
¿Qué cambiaría en el futuro con un volumen de información mayor?
Por ejemplo, supongamos que tenemos el Delorean de Volver al futuro para viajar 10 años en el futuro y queremos saber cómo funciona el proceso de producción.
Quizá varios de los mecanismos y métodos sean los mismos, pero el nivel de predicción de los indicadores que genere cada tarea será tan eficaz que la máquina que ejecuta una acción permitirá a la empresa del futuro anticipar acciones que de otro modo, en el tiempo presente, solo tendríamos conocimiento una vez finalizado el proceso de producción, o incluso, cuando llega el producto al cliente.
Una de estas acciones podría ser detectar una abertura, accidental, en el sellado de una de las bolsas que contiene el producto. Al ser identificada la falla antes de terminar el proceso de producción, se puede sellar nuevamente la bolsa y hacer que se distribuya a los consumidores sin roturas.
En el pasado quedará subsanar las fallas en los procesos por medio de las quejas de los clientes, ya que lo que comenzó como una automatización incipiente de algunos procesos que arrojan algunos datos para acelerar o medir el volumen de la producción, en el futuro se ampliará a toda la cadena de suministro para resolver los problemas antes de que aparezcan, algo así como Minority Report, pero sin intentar matar futuros criminales peligrosos cuando aún no lo son.
En cuanto a la integración de procesos, en el futuro ayudarán a optimizar los flujos de trabajo del personal, de modo tal que puedan mejorar su rendimiento y productividad haciendo de las herramientas digitales de integración su mejor aliada para lograrlo.
En definitiva, dentro de 10 años los procesos físicos serán cada vez más automatizados y los procesos intangibles harán circular cada vez más datos en la nube, por lo que las empresas del futuro se convertirán casi en una nueva dimensión de realidad basada en ideas, tecnologías, estrategias de mejora y desafíos a todo lo que conocíamos hasta ahora como progreso.
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