Uno de los factores más influyentes en una efectiva gestión de recursos humanos es mejorar el clima laboral, siempre que sea necesario, a través de la implementación de procesos empresariales para estandarizar el trabajo. Preocuparse por la satisfacción de los colaboradores debe ser un objetivo claro en toda organización, porque si se fomenta el respeto, la calidez humana y la motivación diaria, es más probable que la empresa funcione sobre rieles.
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Si en cambio, no existe un buen clima laboral, no solo será incómodo para los trabajadores relacionarse y trabajar en equipo, sino que será incómodo pasar tantas horas en un espacio hostil, en donde de pronto las indirectas y comentarios sarcásticos están a la orden del día. Esto puede afectar notablemente el desempeño y, en consecuencia, disminuir la productividad general.
Una de las principales causas de que se genere un clima laboral desagradable es no trabajar con procesos porque las actividades no están delimitadas ni organizadas. Por consiguiente, no habrá roles ni responsables definidos y esto, inmediatamente, produce fricciones entre colaboradores o entre colaboradores y supervisores.
La propuesta para este artículo es analizar el aporte de los procesos para mejorar el clima laboral en las empresas y cómo no alcanza para lograrlo solo con implementar acciones aisladas.
Importancia de un agradable clima laboral
El clima laboral es uno de los valores intangibles más importantes para impulsar el crecimiento de las empresas, aunque muchas veces no se le da la debida importancia porque están involucradas habilidades emocionales que se subestiman, a menudo para priorizar los resultados. Sin embargo, esperar tener buenos resultados cuando se descuidan las relaciones interpersonales puede reducir el éxito en el alcance de los objetivos, y si se logran, es posible que estos sean mediocres.
Incluso, los aspectos que más valoran los trabajadores son el económico y lo humano, pero aunque lo económico sea importante, las personas necesitan conciliar este aspecto con la armonía laboral, por lo que si esta no existe, por muy buena que sea la paga, terminarán renunciando. Eventos de esta naturaleza es el primer indicio para una progresiva rotación laboral, que solo puede ser detenida si se desarrollan acciones para diseñar procesos favorables a todo el personal, donde cada uno sepa las funciones y roles que le corresponden.
Esto evitará que se generen malentendidos y que los colaboradores trabajen más a gusto en tareas concretas, lo que ayudará a promover un mayor compromiso con la organización. Un informe de Condeco sostiene que el 64% de los líderes empresariales globales admite que el trabajo flexible tiene un impacto positivo en la productividad.
Por este motivo, si se trabaja por procesos y estos están formalizados, es más fácil flexibilizar el trabajo y permitir que los colaboradores incorporen la modalidad remota sin que por ello se pierda productividad o visibilidad en las tareas que desempeña cada trabajador. Como resultado, el personal estará más motivado y aumentará su rendimiento, Por lo tanto, toda la organización se beneficiará con talentos motivados y produciendo más.
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¿Cómo mejorar el clima laboral a través de procesos?
Los procesos estandarizan el trabajo y generan un entregable, un disparador y un responsable. A la hora de hablar de clima laboral, la satisfacción de los recursos humanos depende de cómo organizan su trabajo. Si no hay una manera estructurada, lógica y uniforme de realizar las actividades y tareas, las personas tienden constantemente a enfrentar vaivenes. Esto puede generar frustración, insatisfacción y afectar el clima laboral de las empresas.
Es responsabilidad de los gerentes de área promover un buen clima laboral implementando procesos efectivos que mejoren la eficiencia de los colaboradores, pero no hay que olvidar la empatía, la paciencia, el diálogo con el personal porque de nada servirá tener procesos si los que los diseñan no generan confianza con su equipo para que se expongan las necesidades de cada uno.
Por ejemplo, si un colaborador tiene un problema, debe poder contar, más que con sus compañeros, con sus superiores, ya que si no recibe un trato empático y amable, nadie se animará a expresar ninguna incomodidad por miedo a ser reprimido. Los procesos que se establezcan deberían ser flexibles y adaptables no solo a los requerimientos de la empresa sino también a las circunstancias de los trabajadores, porque de ellos depende que una empresa avance y produzca.
Cuando las empresas no logran trazar una ruta para asignarle una dirección al trabajo que realizan, como estructura, no se logra un orden y las tareas terminan postergándose porque desconocen cuáles son prioridad y cuáles no. Tener un proceso formalizado para toda la organización te permite estructurar el orden de prioridades, a fin de poner el foco en aquellas actividades y tareas más relevantes para la obtención de resultados, lo que indirectamente va a mejorar el clima laboral, en tanto los colaboradores saben dónde concentrar sus esfuerzos.
Entonces, se crea automáticamente un entorno de trabajo más estructurado pero que brinda claridad a las personas sobre lo que tienen que hacer y cuándo lo tienen que hacer. De esta manera, los colaboradores van a trabajar más cómodos, felices y el clima laboral va a mejorar cuando haya más personas satisfechas y motivadas. Aunque, si a esto le sumamos valores como la empatía en la construcción del liderazgo, la efectividad de los procesos va a potenciarse y generar mejores resultados.
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Hazlo, no lo intentes
En resumen, para mejorar el clima laboral no existen fórmulas mágicas, solo dos ingredientes principales: procesos formalizados y un liderazgo inspirador que se acerque a las personas y las sitúe en el centro. Porque sin la fuerza motora del trabajo humano nada podría funcionar por sí solo, y las empresas crecen solo con la suma del trabajo en conjunto.
Y si a esto le agregamos una estructura formal, el trabajo en equipo producirá mejores resultados en la estrategia organizacional. Todo se trata de un engranaje en el que cada una de sus partes cumple una función específica, pero que es igualmente importante para el resto de la maquinaria empresarial.
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