Hace aproximadamente un año, el mundo entero hablaba del metaverso, tras el anuncio con bombos y platillos del creador de Facebook, Mark Zuckerberg, el año pasado en el Super Bowl, de rebautizar la empresa como Meta y anunciara el lanzamiento próximo de la nueva realidad virtual de Facebook en el metaverso. Por primera vez en la historia, Facebook nos daba la oportunidad de sumergirnos en el metaverso y vivir a través de nuestros avatares virtuales replicando nuestras acciones del mundo físico.
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Inmediatamente salió a la luz la noticia de un futuro inmerso en la realidad virtual, que amenazaba con instalarse y reemplazar a la realidad material, los medios se hicieron eco de las repercusiones que tendría en las personas ir un escalón más allá de las típicas plataformas sociales y comunidades online que ya llevaban casi dos décadas de uso. ¿Este anuncio era más de lo mismo que conocíamos pero con nuevas funcionalidades o realmente estábamos ante un salto tecnológico sin precedentes?
La respuesta apresurada de un mundo distópico y amenazado por una realidad virtual de la que no se pueda escapar no tardó en viralizarse y por algunos largos meses se convirtió en el tema preferido de discusión en el entorno empresarial, pero también en una reunión informal de amigos. Sin embargo, de un año a esta parte las especulaciones sobre el metaverso dieron un giro inesperado, y ahora, en pleno apogeo de la inteligencia artificial GPT parece que nadie se toma en serio la bomba lanzada por Zuckerberg.
¿Será que el famoso chat GPT desbarató los planes del CEO de Meta con una inteligencia artificial que verdaderamente ofrece soluciones frente a una tecnología que nadie sabe bien su alcance? En este artículo vamos a intentar descubrirlo e indagar cuáles son las apuestas futuras de Meta ahora que el metaverso ya no es tan popular.
¿Cuál era la idea del metaverso?
El principal problema con el cual se tropieza el proyecto del metaverso es precisamente que nadie parece entender de qué se trata, ni siquiera los propios líderes que sostienen esta tecnología se ponen de acuerdo para definir con precisión el metaverso. Para Zuckerberg, es tan simple como decir que es un mundo de realidad virtual mucho más inmersiva que la actual plataforma de Facebook, y que te da la posibilidad de realizar videollamadas con avatares en salas virtuales.
¿Eso es todo? ¿Realmente agrega valor o cambia algo que tengamos reuniones virtuales a través de nuestros avatares cuando podemos tener reuniones igualmente virtuales desde un celular o computadora y viéndonos las caras mediante una cámara? Es mucho más que eso, indudablemente. Es una combinación de realidad virtual y realidad aumentada con el objetivo de crear un internet inmersivo en 3D.
Sin embargo, decir que el metaverso es una realidad virtual más inmersiva es una venta de humo de proporciones estratosféricas porque el mismo avance natural de la tecnología hará que lleguemos cómodamente a este metaverso del que habla Zuckerberg. Ahora bien, antes de desarrollarse como tal, el metaverso y sus posibilidades a corto plazo, se diluyeron antes de dar que hablar.
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El boom de la inteligencia artificial
Sin las pretensiones del metaverso para liderar el mercado tecnológico, la inteligencia artificial tuvo un desarrollo más lento pero sostenido en el tiempo, por lo que no es de extrañar que sus aplicaciones enfocadas en las necesidades empresariales hayan ganado mayor adhesión entre los consumidores por sus utilidades para los negocios que elegir una plataforma que apunta más al entretenimiento que a generar una mejora evidente.
El ejemplo más concreto es la creación de chat GPT que permite a los usuarios que la utilizan hacer preguntas de todo tipo y crear textos con precisión casi humana pero más rápidos que si los hubiera escrito una persona. Esta aplicación tan de moda en estos tiempos ha revolucionado la tecnología como no lo hizo ni lo está haciendo el metaverso.
Pero además existen otras aplicaciones de la inteligencia artificial en diferentes industrias, como la medicina, el software, la educación, la automotriz, las finanzas, entre otras, que están generando un importante impacto en la manera de trabajar y resolver problemas actuales. El aprendizaje automático es una aplicación muy apreciada de la IA que permite a un sistema aprender y mejorar de manera autónoma mediante redes neuronales y aprendizaje profundo, sin la necesidad de programarlo de forma explícita a través del ingreso de grandes cantidades de datos.
Entonces, con tantas ventajas reales a través de las distintas aplicaciones de la inteligencia artificial que están sirviendo para mejorar la vida de las personas, el metaverso en comparación parece más un intento ambicioso de crear un universo paralelo para las personas que una solución inteligente para facilitar el trabajo y la vida.
En última instancia, cumple la misma función que Facebook y las demás redes con la única diferencia de que produce una sensación más inmersiva al ingresar en la plataforma y más libertad de acción “entre las sombras” de la virtualidad. La IA ha sido más contundente en sus implementaciones, al punto de hacer tambalear la continuidad del trabajo humano o, al menos de ciertas profesiones desde la aparición del chat GPT.
Sin embargo, esto no es tan cierto, ya que GPT sigue siendo una herramienta al servicio humano que no puede reemplazar la creatividad ni el sentido común, por más inteligente e intuitivo que sea un sistema. Si ocasionó incertidumbre y desconfianza al principio, la aplicación demostró que hay campos de desarrollo que todavía no domina y que siempre dependerá de un humano para funcionar.
En la búsqueda de la unidad
Eventualmente, el metaverso y la inteligencia artificial terminarán trabajando de manera complementaria. La IA tendrá aplicaciones que ayudarán al metaverso a desarrollarse de forma tal que genere valor para las personas.
La gestión de la complejidad de los metaversos actuales, tanto en infraestructura como en comunicaciones, dependen quiérase o no de la inteligencia artificial. En este sentido, aplicaciones como la correlación de eventos, la identificación de anomalías, la detección de causalidad, entre otras, son procedimientos automatizados propios de big data y machine learning, los cuales son dos ramas de la inteligencia artificial.
Además, la IA permite incorporar chatbots conversacionales en el metaverso para interactuar las 24/7 con los usuarios y adoptar interesantes figuras imaginarias semejantes a los avatares, que pueden responder todas las preguntas y dudas de los visitantes. Por otro lado, la traducción automática cumple la función en el metaverso de derribar las barreras lingüísticas entre los distintos países. En pocas palabras, en lugar de rivalizar, la IA y el metaverso se necesitan y complementan para brindarle a las personas valor agregado a través de las soluciones tecnológicas.
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Tal vez el gran auge de GPT finalmente impulse a Zuckerberg y compañía a redoblar sus apuestas futuras de Meta para hacer al metaverso más interesante, práctico, efectivo y que realmente valga la pena invertir tiempo y esfuerzo en este mundo paralelo.
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