Queda muy claro que en un ambiente que es competitivo y económicamente difícil hay dos maneras de poder mejorar los márgenes de rentabilidad, por un lado nos enfrentamos a “bajar los costos” y por el otro a “aumentar la productividad”. Pero, si de bajar costos se trata es difícil, esto se debe a que las empresas en general ya los tienen minimizados. En cambio, aumentar la productividad es más factible, y está menos limitado.
La productividad en las empresas es fundamental para hacerla crecer o para aumentar la rentabilidad; esta es el resultado de las acciones que se deben llevar a cabo para conseguir los objetivos de la empresa y crear un buen ambiente laboral.
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El aumento de la productividad tiene muchos beneficios para las empresas, sea cual sea su tamaño o sector de actividad:
- Ayuda a conseguir los objetivos empresariales marcados en mayor grado y con mayor eficacia.
- Proporciona un gran ahorro de tiempo, lo que da la posibilidad de realizar un mayor número de tareas en un menor tiempo y, generalmente, con menor esfuerzo.
- Da de mayor agilidad a los negocios y/o empresas; y, por lo tanto, flexibilidad a la hora de responder a los cambios en las demandas de nuestros clientes o del mercado en general.
El poder lograr una mejora en la productividad exige una buena gestión de los recursos que se tienen para conseguir que las actividades y trabajos desarrolladas dentro de la empresa, es decir, que de principio a fin, sean eficientes. La productividad suele estar asociada a la eficiencia y al tiempo: cuanto menos tiempo se invierta en lograr el resultado al que se desea llegar, mayor será el carácter productivo del sistema que se utiliza en la empresa o negocio.
La clave está en la mejora de los procesos de trabajo, mejor diseñados y más eficientes, con más planificación. Esto nos ayuda a detectar los elementos que no funcionan de manera correcta y aquellos que no son beneficiosos para alcanzar los objetivos, es fundamental incrementar la productividad de cada negocio si se quiere llegar al éxito.
Dicha mejora en los procesos se genera de tres formas: reduciendo los tiempos en la ejecución de las tareas, eliminando o sustituyendo total o parcialmente tareas dentro de esos procesos o incorporando nuevas funcionalidades que aportan valor al proceso ya existente.
De esta manera, la productividad funciona como la relación entre valor generado y recursos utilizados y, aunque resulte una obviedad, el objetivo es maximizar el valor de servicio con el empleo óptimo de recursos.
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Si pensamos en cómo la tecnología ha contribuido a esa optimización y mejora de los procesos, veremos cómo en la mayoría de los casos las herramientas digitales que se han consolidado como parte de las operaciones de una empresa han sido aquéllas dirigidas a reducir tiempos en la ejecución y automatización de tareas.
También hay que ser conscientes, de que el impacto de las herramientas digitales está acompañado de una serie de beneficios para las empresas, mejorando así el desempeño interno y la relación con los clientes. A continuación, te presentamos algunos de ellos:
- Mejora la satisfacción de los trabajadores: Gracias a la implementación de herramientas digitales, los empleados consiguen ser más productivos y su eficiencia operativa también aumenta.
- Mejora la experiencia del cliente: Digitalizar algunos procesos de la empresa aumenta los niveles de retención de clientes. Además, los canales digitales te permiten relacionarte con tus clientes de manera más fácil y dinámica.
- Nuevas oportunidades de negocio: La transformación y la innovación caminan juntas. La tecnología proporciona nuevas habilidades y nuevos procesos de negocio que favorecen la innovación y el impulso de ideas.
Detectar los elementos que no funcionan de manera correcta, que no son productivos para alcanzar los objetivos, es fundamental incrementar la productividad de cada negocio si se quiere llegar al éxito.
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