Uno de los principales desafíos que enfrentan las empresas en la actualidad es resolver problemas, de hecho, se estima que cerca del 80% de los esfuerzos y trabajos giran en torno a ello, dejando sólo el 20% para la planificación, la prevención y la toma de decisiones.
Por fortuna, existen soluciones que permiten detectar las fallas durante el proceso de diseño y corregirlas antes de iniciar la producción, una de ellas es el Análisis Modal de Fallos y Efectos (AMFE), puedes profundizar en un curso de la metodología AMFE.
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¿Qué es exactamente el AMFE?
Básicamente, hablamos de un método que, gracias a su diseño proactivo, revela los posibles fallos en los procesos empresariales. De esta forma, brinda la posibilidad de prevenir o en su defecto, reducir el impacto antes de iniciar el proceso de fabricación.
A través de un enfoque sistemático, el AMFE permite no sólo determinar los problemas, sino encontrar los posibles orígenes.
¿Por qué realizar un análisis modal de fallos y efectos?
Identificar fallos potenciales en la fase de diseño supone tanto la prevención de problemas de fabricación que suelen resultar bastante costosos para la empresa, como la oportunidad de mejorar la calidad del producto, dos aspectos claves a la hora de incrementar el nivel de fiabilidad del servicio y la satisfacción de los clientes.
En la práctica, la metodología es aplicada en dos fases: la primera corresponde a la de modos de fallo donde se reconocen los errores dentro de los procesos, mientras que en la segunda, son analizados los posibles efectos o consecuencias de los mismos.
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Ventajas del método AMFE durante el proceso de diseño y desarrollo
Antes de su salida al mercado, los productos atraviesan tres fases bien diferenciadas: diseño, pruebas y fabricación.
Si bien en la segunda etapa son sometidos a testeos que respaldan su calidad, lo ideal sería haberlos hechos en la primera fase y así determinar los posibles errores fallos o desviaciones desde el inicio.
Precisamente esto es lo que propone la aplicación del método AMFE, corregir o mejorar el diseño antes de continuar con la cadena de producción. En un mundo donde la perfección se define como la ausencia de defectos, el uso de la metodología incrementa la calidad y usabilidad del producto.
Mejora la seguridad del Sistema de Gestión
La puesta en marcha de un Análisis Modal de Fallos y Efectos es el ingrediente básico en la fórmula del éxito. Eliminar los fallos identificados en el sistema evita la fabricación de productos que no cumplen con los estándares de calidad.
En simultáneo se ven mejoradas tanto la imagen como el nivel de fiabilidad de la empresa.
Mayor eficiencia y ahorro
A diferencia de lo que sucede en la fase de pruebas y testeos, descubrir el origen de los fallos durante la etapa de diseño impide que los mismos impacten de manera negativa, sobre el proceso de desarrollo.
De esta manera, el equipo encargado no sólo ahorra tiempo y esfuerzo, sino que disminuye los costes de desarrollo ya que los defectos son detectados incluso antes de comenzar a fabricar el prototipo.
Por otra parte, no podemos olvidar que la aplicación del método reviste igualmente menor cantidad de cambios en la fase final de producción. Esto se debe a que, una vez identificados los fallos potenciales en el diseño, es posible implementar las acciones pertinentes para prevenir problemas o realizar correcciones.
Deja en manifiesto los aspectos críticos y significativos
Gracias a esta herramienta proactiva quedan identificados las posibles debilidades del sistema, es decir, los aspectos que requieren mayor atención o control y que pueden comprometer el resultado de los procesos productivos.
En la mayoría de las organizaciones actuales, el método AMFE representa la base para llevar un histórico de fallos y resoluciones de los productos que forman o han formado parte de su stock, sobre todo, en aquellas empresas que carecen de un sistema de gestión eficiente que garantice su recopilación.
Promueve el trabajo en equipo
Otra ventaja que despierta la atención respecto a la metodología es que facilita la integración de nuevas personas al equipo de trabajo. A través de AMFE la información de cada producto reposa dentro de archivos en diferentes formatos, por lo que todos tienen acceso a datos puntuales.
Además de conocer los posibles problemas a los que se enfrentan, la disponibilidad de cada detalle involucrado en el diseño y producción favorece la comunicación entre los diferentes departamentos.
En este sentido, AMFE actúa como una especie de plataforma que interconecta los diferentes equipos o profesionales que participan en el sistema objeto de desarrollo e incentiva a que comiencen a pensar “out of the box”.
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Crece la motivación y con ella, el interés de los participantes de aportar ideas innovadoras. Asimismo, es la oportunidad perfecta para poner en práctica técnicas de creatividad.
En definitiva, aprender a implementar el método sólo supone ventajas, inscribirse en un curso es la mejor decisión ante la intención de disminuir los riesgos en la creación de nuevos productos.
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