La Navidad de 2022 marcó una caída de las ventas de retail en Chile. Tal como informó la Cámara Nacional de Comercio (CNC) de dicho país, el descenso fue de un 16% en comparación al mismo periodo del año pasado, ratificando así menos consumo.
En general, se advierten pronósticos bajos acerca de la economía chilena, que ya en octubre pasado había registrado una caída de 1,2%. Las razones de este fenómeno se encuentran en los altos niveles de inflación, que produce una contracción en el mercado.
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Números no tan favorables: ¿qué sucede?
Estos datos poco favorables hacen que el Banco Mundial no tenga buenos pronósticos sobre cómo será el desarrollo de la economía chilena durante 2023 y anticipa un decrecimiento de 0,9%. Además, en un contexto de tasas elevadas, advierten que las condiciones financieras pueden golpear al comportamiento de la inversión.
El Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec), por su parte, arrojó como dato una contracción de la economía de un 2,5% en el mes de noviembre, en comparación con el mismo mes de 2021.
Desde el Banco Central, explican que la disminución de este indicador está marcada por el desempeño de la industria minera, como así también la industria manufacturera. Por lo pronto, se trata del tercer mes consecutivo en el cual Chile registra una caída económica, aunque en los últimos años, la causa era el impacto debido a la pandemia de Covid-19. Las restricciones que impuso la pandemia calaron hondo en la economía mundial, sin embargo, la mayoría de los países muestran signos de recuperación.
La cifra es menor al crecimiento de 7,4% del primer trimestre del año, y confirma, según analistas, la desaceleración del crecimiento de la economía chilena tras el récord de expansión de 2021.
Además, comparando trimestre a trimestre, el PBI se contrajo 0,6% aunque la actividad se mantuvo estable. Por lo tanto, desde agosto pasado, se considera que el país está en fase de desaceleración y en camino a una recesión técnica, tal como es considerada por los economistas: se trata de la contracción del crecimiento del PBI durante dos trimestres consecutivos en un determinado país.
La baja de consumo tiene su explicación en la elevada inflación y liquidez que afecta el poder adquisitivo de los ciudadanos y por ende, las decisiones de consumo, sobre todo en lo que respecta a productos de primera necesidad. Además, el nivel de confianza de los consumidores es bajo, registrando una caída abrupta que no marca una recuperación respecto a los tiempos pre-pandemia.
Por otra parte, la mayoría de los bienes de retail son importados, por lo que en su bajo consumo confluyen los precios del transporte, el valor del dólar y los problemas de abastecimiento.
En el periodo comprendido entre el 28 de noviembre y el 4 de diciembre del último año, la caída nominal fue de 8,8%, sin considerar los supermercados, por lo que en realidad el porcentaje ascendería a un 17%. Si bien el escenario era esperado, la contraparte fueron los numerosos descuentos y promociones que puso a disposición el retail. En líneas generales, todos los sectores han experimentado una baja pronunciada en el consumo, excepto vestuario e indumentaria.
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Qué se espera en 2023
La baja se prevé en un -1,75% y -0,75%, con una contracción en el consumo de los hogares de 5,9% y una caída de la inversión de un 5, según datos del Banco Central. El panorama es desafiante por lo que no hay números en alza. Si continúa la dinámica existente, las ventas podrían bajar en torno al 6% y 8%, sobre todo en la zona metropolitana.
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