Sin duda, la pandemia significó un antes y un después en la manera de concebir la industria de la educación en el mundo, pero sobre todo, en LATAM, que es el territorio donde aún un número importante de personas no está escolarizada o no tiene acceso a la educación por diversas circunstancias.
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Mientras que en un alto porcentaje de países europeos están implementando tecnologías de la información y de la comunicación para llevar a cabo la formación académica, a propósito de las imposibilidades para mantener las clases presenciales de forma permanente, en Latinoamérica esa realidad de asimilación espontánea de la educación virtual todavía está muy endeble.
Frente a la crisis sanitaria surgida hace más de dos años, la industria de la educación aún presiona a sus organizaciones educativas para mantener el modelo educativo presencial a como dé lugar, bajo el justificativo de que hay muchos niños y jóvenes excluidos de la educación pública, debido a la imposibilidad de muchas familias en situación de pobreza para proveer de las herramientas digitales necesarias a sus hijos para recibir una educación y formación de calidad a través de la modalidad online.
Es por ello que en tanto las principales olas del Coronavirus decrecieron, desde los organismos gubernamentales educativos, instaron al personal docente a volver a las aulas para continuar las actividades presenciales, respetando los protocolos sanitarios para evitar o reducir la circulación del virus.
Esto no significa que las clases virtuales se hayan eliminado por completo, pero sí reducido significativamente en beneficio de las clases presenciales tradicionales, sin más herramientas tecnológicas que las diapositivas del Power Point.
Esta problemática plantea un gran desafío para este 2022 en la industria de la educación, puesto que la OMS estima que la pandemia puede llegar a prolongarse un tiempo más. Sobre el panorama actual educativo hablaremos en este artículo.
Problemática educativa en LATAM frente a la pandemia
La realidad de la pandemia produjo que muchas organizaciones académicas de la industria de la educación aprovecharan la oportunidad del aislamiento para desarrollar una modalidad remota, basada en la aplicación de tecnologías de la información para impartir clases online a los alumnos.
Pero estas tecnologías ya existían desde antes de la pandemia, solo que estaban viendo la luz de manera incipiente en pleno auge de la modalidad tradicional de formación, que mantenía su base hegemónica frente a los primeros intentos de digitalización de la industria de la educación.
Con la irrupción de la pandemia, los institutos de formación, universidades, academias, escuelas y demás organizaciones educativas se vieron obligadas a incorporar estas nuevas tecnologías y capacitar a sus docentes en el manejo de TI para brindar clases virtuales y no perder la interacción mínima con los estudiantes a pesar de la distancia.
El aspecto positivo de este cambio de paradigma en la industria de la educación es la adhesión de alumnos de distintos puntos geográficos que tenían la posibilidad de estudiar alguna carrera o curso para los cuales no había alternativas cercanas disponibles para las personas que viven en pueblos o localidades con baja urbanización.
El aspecto negativo fue la alta deserción estudiantil en los sectores más vulnerables de la sociedad, cuyas condiciones para implementar la modalidad remota y la provisión de herramientas digitales son escasas y hasta a veces inaccesibles debido a la carencia de recursos económicos suficientes de muchas familias.
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Panorama 2022 en la industria de la educación
En respuesta a esta problemática, los ministerios de educación presionan a las instituciones para que la educación no se convierta en una condición excluyente para algunos sectores desprovistos de los medios necesarios para la educación online. Por este motivo, a mediados de 2021 la mayoría de las escuelas secundarias reabrieron sus puertas en modalidades de burbujas para evitar la propagación de COVID.
De esta forma, se buscaba frenar el absentismo escolar originado por la práctica creciente de la educación online. Por otra parte, las instituciones del sector privado no corrían con esta desventaja de la deserción porque sus estudiantes contaban con los recursos necesarios para adaptarse sin dificultades a los cambios del entorno educativo en favor de la formación remota.
Esta situación generó una división cultural e ideológica dentro de la industria de la educación que situaba a la educación privada en la política tecnocrática mercantilista, mientras que a la educación pública en la política igualitaria.
Ahora, en vistas de que la emergencia sanitaria se extenderá un tiempo más debido a la expansión a nivel mundial de la variante Ómicron, se prevé un crecimiento de la educación online para los próximos meses de 2022 y un mayor desarrollo tecnológico de herramientas diseñadas para promover un entorno de realidad aumentada en el que los estudiantes no perciban la fría distancia de la transmisión de conocimientos desde una plataforma virtual.
El desafío le concierne ahora al sector público para no quedarse atrás en la implementación de entornos virtuales aptos para que todos los estudiantes de educación pública reciban la formación virtual que necesitan en situación de pandemia, sin tener que exponerse a la presencialidad, tan cuestionada por los mismos docentes.
En este contexto, las organizaciones gubernamentales tendrán que diseñar políticas sociales orientadas a contener a las familias marginadas del sistema educativo, brindando facilidades para adquirir dispositivos móviles y conectividad en todo momento, de modo tal que logren acceder a los contenidos online y aprender a la par de los demás estudiantes conectados.
Aún resta más de un mes para el comienzo de clases en la mayoría de los países de LATAM, pero podemos anticipar que este 2022 se perfila como un año en donde el trabajo y la educación seguirán siendo online, o híbridos, como resultado de la adaptación a esta nueva normalidad fuertemente tecnologizada.
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Entonces, ¿qué esperar de la industria de la educación para este 2022 que ya comenzó? Pues, las instituciones educativas deberán seguir apostando por las herramientas tecnológicas en entornos remotos a una escala cada vez mayor, cambio que permitirá reinventar la manera de educar a las personas en el futuro.
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