El outsourcing o tercerización es un proceso a través del cual una empresa delega los procesos administrativos de personal a un tercero especialista en la materia. Este vínculo incluye desde la contratación, cálculo y pago de sueldos, entero de cuotas obligatorias a las diferentes instancias gubernamentales, inclusive el cálculo y finiquito para terminar la relación laboral.
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Permite que empresas erradicadas en cualquier país o zona de LATAM puedan contratar colaboradores desde cualquier otro lugar. Está vinculado al trabajo remoto y cómo las empresas del primer mundo contratan el outsourcing de servicios con LATAM. México impuso una ley sobre el outsourcing para que no puedan realizar sus contrataciones desde países del primer mundo a la mano de obra precaria proveniente de México.
En este artículo, profundizamos sobre el impacto del outsourcing de servicios en LATAM y cómo México decidió desafiar esta tendencia en aumento a través de su ley para frenar la subcontratación y precarización laboral de trabajadores
¿Cómo el outsourcing de servicios impacta en LATAM?
Por un lado, el outsourcing es una práctica que beneficia a muchas empresas porque les habilita a subcontratar servicios de terceros para hacer esas tareas que les generarían demasiados gastos. En tanto que se ahorran costos en contratar personal permanente para esas tareas que podrían no ser cubiertas en un futuro mientras que seguirían pagando salarios. La subcontratación permite pagar a terceros por el trabajo concreto que realizan.
Cuando se finaliza el acuerdo de trabajo, se terminan las relaciones laborales entre empresa contratante y empresa contratada o trabajador freelance. El principal problema para algunas organizaciones de los derechos laborales es que la tercerización es muchas veces considerada como una forma de precarización laboral en detrimento de los trabajadores.
Dado que últimamente la globalización y expansión de las grandes empresas les ha permitido ingresar a nuevos mercados, están aprovechando la mano de obra latinoamericana para reducir sus costos de contratación tercerizando.
Como solo realizan servicios determinados durante un tiempo limitado, estas personas, una vez concluido el vínculo laboral de servicio, no vuelven a ser convocadas a menos que se las necesite. Esto es lo que básicamente plantea el gobierno mexicano de Obrador con la polémica ley de outsourcing, sobre la cual vamos a ampliar en el siguiente apartado.
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Ley de outsourcing en México
El 24 de abril de 2021 entra en vigor una reforma en México que prohíbe la subcontratación de personal pero permite la subcontratación de servicios especializados. Dicha reforma, emitida por decreto por el gobierno mexicano regula el outsourcing para evitar que las empresas subcontraten a trabajadores. En cambio, está permitido subcontratar servicios especializados que no formen parte del objeto social ni de la actividad económica principal de la empresa.
Las empresas que decididamente presten estos servicios deben registrarse obligatoriamente en un patrón a cargo de la Secretaría de Trabajo, pero antes deberán acreditar el cumplimiento de sus obligaciones laborales de seguridad social. De lo contrario, corren el riesgo de ser sancionadas pagando elevadas multas.
El problema principal que se plantea con la ley de outsourcing, no solo para México, sino para Latinoamérica, es que abre un debate acerca de lo permitido y no permitido por las grandes empresas sobre la subcontratación a trabajadores. La ley está destinada a regular esta actividad, no a prohibir la subcontratación en sí, puesto que pueden subcontratar servicios específicos proveniente de otras empresas.
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En definitiva, el outsourcing de servicios en LATAM no implica un problema en sí para las empresas, ya que la ley mexicana no prohíbe esta actividad, lo que sí prohíbe y no aprueba es la subcontratación de trabajadores, porque es considerada, para el gobierno de AMLO, una suerte de precarización laboral, que se puede convertir en tendencia y conveniencia por el ahorro de costos en contratación que representa. Esto no sería necesariamente malo, mientras exista un consenso entre las partes involucradas, es decir, empresa que subcontrata y el subcontratado, ya sea empresa de servicio o trabajador freelance.
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