En la gestión de proyectos, tomar decisiones a tiempo puede marcar la diferencia entre una inversión bien aprovechada y una pérdida significativa de recursos. Sin embargo, muchas organizaciones siguen impulsando proyectos sin sentido claro de viabilidad, sólo por inercia, compromiso emocional o temor a reconocer errores. Frente a este escenario, surge una herramienta clave para la toma de decisión en proyectos: el kill check.
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¿Qué es un kill check?
Un kill check es un punto de evaluación estructurado que se introduce deliberadamente dentro del ciclo de vida de un proyecto para determinar, con criterios objetivos, si el mismo debe continuar, rediseñarse o finalizarse. No se trata de una auditoría ni de un control financiero, sino de una instancia de revisión estratégica.
Esta práctica, muy común en organizaciones con procesos maduros de innovación o portafolio de proyectos, permite alinear recursos con los objetivos reales del negocio, evitando la "trampa del costo hundido": seguir invirtiendo simplemente porque ya se invirtió.
Por qué es necesario implementar kill checks
Según un estudio de PMI (Project Management Institute), un 35% de los proyectos fracasan por falta de definición clara de objetivos y un 29% por cambios en las prioridades organizacionales. En estos casos, seguir con el proyecto representa una fuga de tiempo, dinero y energía.
Un kill check bien implementado:
- Evita decisiones impulsivas o basadas únicamente en percepción.
- Genera una cultura de evaluación continua y adaptabilidad.
- Mejora la asignación de recursos al permitir reinvertir en proyectos con mayor potencial.
- Fomenta la transparencia y la rendición de cuentas en los equipos.
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¿Cuándo aplicar un kill check?
Lo ideal es definir desde el inicio del proyecto uno o varios kill points, es decir, momentos clave donde se detendrá el avance para evaluar la viabilidad. Estos pueden situarse luego de una fase inicial, antes de una inversión mayor o tras pruebas piloto.
Sin embargo, también pueden aplicarse de forma reactiva, cuando:
- El proyecto pierde alineación con los objetivos estratégicos.
- Los costos exceden ampliamente los presupuestos sin justificación.
- Los resultados esperados no se materializan en los plazos definidos.
- Hay señales claras de desgaste en los equipos o stakeholders.
¿Cómo se hace un kill check?
Aplicar esta herramienta requiere un enfoque estructurado. A continuación, los pasos básicos para implementarlo:
Definir criterios de evaluación objetivos
Antes de iniciar, deben establecerse indicadores y metas que se utilizarán como referencia para el análisis. Por ejemplo: retorno esperado, cumplimiento de entregables, grado de alineación con la estrategia, percepción de los usuarios.
Conformar un comité de decisión transversal
El kill check debe ser liderado por un grupo que incluya al sponsor del proyecto, líderes funcionales y representantes estratégicos. Esto garantiza una visión integral y reduce sesgos.
Reunir datos y compararlos con los objetivos
Toda evaluación debe estar respaldada por datos: resultados medibles, feedback de usuarios, informes financieros y análisis de riesgos actualizados.
Determinar escenarios y opciones viables
Las decisiones no son binarias. Puede optarse por rediseñar el proyecto, modificar su alcance, integrarlo a otra iniciativa o, si corresponde, finalizarlo de forma ordenada.
Comunicar la decisión y planificar el siguiente paso
Ya sea que el proyecto siga adelante, se rediseñe o se cancele, es crucial comunicar la decisión de forma clara, con los argumentos detrás y los pasos que siguen para los involucrados.
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Qué tener en cuenta para que funcione
Un kill check no es solo un trámite más. Para que tenga impacto real, debe acompañarse de una cultura organizacional que valore la revisión crítica, no castigue el error y priorice el uso eficiente de los recursos.
Además, debe haber un compromiso explícito de los líderes para respetar los resultados del análisis, incluso si eso implica cerrar proyectos impulsados desde la propia dirección.
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Conclusión
No todos los proyectos merecen continuar. Aplicar un kill check en los momentos adecuados permite a las organizaciones tomar mejores decisiones en proyectos, actuar con agilidad y destinar recursos a lo que realmente genera valor.
Si estás en un punto de inflexión y no sabés si tu proyecto debe seguir, quizás sea momento de hacer una pausa y evaluar con criterio.
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