Para varias generaciones, los 80 fue una década memorable e irrepetible que alimentó la cultura pop que hoy conocemos y consumimos en gran medida. En los 80 surgieron las mejores bandas y canciones de rock, las películas más recordadas, los peinados afro, el brushing, los pantalones oxford, la música disco, las relaciones libres y el consumo masivo se intensificó como nunca antes.
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Esta expansión comercial propició el surgimiento de diversas franquicias que vieron la oportunidad de negocios que se les abría en un mercado cada vez más acaparado por el público juvenil. En Estados Unidos, ya hacía varias décadas que McDonalds era una de las franquicias más importantes en el rubro de comidas rápidas, pero a la competencia directa con esta se había sumado Burger King, que rápidamente comenzó a tener presencia internacional también.
Por aquella época, en Argentina, había surgido la empresa Pumper Nic, que intentó en vano emular a los gigantes del fast food antes mencionados cosechando un éxito arrollador a nivel local, pero pese al esfuerzo no pudo hacerles frente a sus potentes competidores cuando sus fundadores sintieron que la compañía estaba en condiciones de franquiciar y convertirse en una cadena de restaurantes importante.
En este nuevo caso de estudio, te contamos cómo nace Pumper Nic, su breve época de éxito y su posterior decadencia a finales de los 90. Conoce el caso Pumper Nic, el McDonalds argentino que no pudo con las franquicias estadounidenses de fast food.
La historia de Pumper Nic
Pumper Nic se fundó en 1974 por Alfredo Lowenstein, a través de la empresa Facilven, con la que desarrolló sus negocios en Argentina. Contaba con el apoyo de empresas distribuidoras como Paty. El nombre de la compañía se había inspirado en un tipo de pan originario de Alemania, llamado pumpernickel. El menú consistía en sandwiches de hamburguesas con papas fritas. Al igual que McDonalds, tenía su propia mascota, un hipopótamo de nombre Nic.
Desde 1975, comenzó a expandirse como franquicia, transformándose en la primera cadena argentina de fast food. En un primer momento, el logo de la empresa era muy similar al de Burger King, un detalle que se convertiría más adelante en uno de los motivos de su ruina.
El negocio de comida rápida de Pumper Nic se expandió rápidamente por todo el país, llegando a incluir más de 70 locales y facturar 60 millones de dólares al año. Pero su crecimiento fue tan acelerado que nunca logró mantener un control eficaz desde Buenos Aires sobre todos los franquiciados. Esto generó un bajo control de calidad de la mercadería entre las distintas sucursales.
Por otro lado, el arribo a Argentina de las grandes franquicias estadounidenses como McDonalds, en 1986, y Burger King, en 1989, perjudicó aún más la situación de Pumper Nic en los mercados de consumo de comida rápida. Además, como adelantamos párrafos más arriba, elegir un logo parecido al de Burger King le generó problemas legales con la firma estadounidense.
Bajo demanda de plagio, Burger King obligó a Pumper Nic a cambiar el clásico logo y acortar su nombre a simplemente “Pumper”. Mientras tanto, el fundador delegó la empresa a sus hijos en 1990, los cuales tuvieron que hacerse cargo de un negocio que venía en picada.
Desde 1993 a 1995, la cantidad de sucursales descendió de 56 a 35 y para 1996, el sistema de franquicias ya había colapsado totalmente. Uno de los hijos de Lowenstein decidió vender la cadena de restaurantes para asociarse con Wendy 's que ingresó ese mismo año. Aunque lo intentaron, los nuevos propietarios no pudieron reavivar el negocio, ya que les fue imposible competir contra las multinacionales. Finalmente, en 1999, y tras declararse en quiebra, Pumper cierra sus puertas definitivamente.
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¿Por qué fracasó Pumper Nic?
Diversas causas produjeron el declive y quiebra de Pumper Nic, como el crecimiento acelerado sin control, la falta de objetivos a largo plazo, una imitación mediocre de la imagen corporativa de un competidor, propuesta de valor deficiente en comparación con la competencia, pero las tres causas que podrían resumir su bancarrota fueron las siguientes.
Falta de homogeneización de los productos
El crecimiento tan acelerado de la compañía motivó a su fundador a franquiciarse y expandir su negocio en 70 sucursales locales. El problema en estos casos ocurre cuando no se tienen claros los procesos y políticas de calidad del servicio, y Pumper Nic era una marca que en menos de una década había escalado mucho, por lo que, en el afán de expandir su negocio y llegar a todo el país, descuidó normas elementales de control de calidad de sus productos y el servicio que brindaba al público que iba a comer a los restaurantes.
Es un error frecuente cegarse en las ganancias en lugar de invertir en la mejora del servicio y la experiencia de los clientes. Evidentemente, abrir sucursales le valió importantes ganancias, pero le resultó muy difícil gestionar toda esa cadena de restaurantes desde Buenos Aires y comenzó a perder el control de todos esos locales desperdigados por el país.
Logotipo plagiado de una marca de la competencia
Una de las peores decisiones de la compañía fue crear un logo casi idéntico en colores y diseño al de Burger King, como si la empresa estadounidense no fuera a darse cuenta y demandarla por plagio. Fue justamente lo que sucedió años después, al iniciarle un juicio que ganaría y que derivó en la modificación del nombre original, pasando a llamarse Pumper.
La demanda, sin duda, significó un golpe duro para la franquicia, con pérdidas millonarias, de la que no volvió a recuperarse completamente. Probablemente, la nueva imagen perdió engagement entre sus clientes y consumidores de comidas rápidas, pero, ¿es que acaso la marca tenía una identidad si había tomado todo lo que pudo de otra identidad corporativa existente y ya consolidada?
Irrupción de competidores extranjeros
Finalmente, no conforme con haber equivocado el rumbo de sus objetivos creando más franquicias en lugar de brindar un servicio al cliente uniforme y de plagiar el logo de Burger King, las dos multinacionales más grandes de Estados Unidos, MacDonalds y Burger King, desembarcaron en Argentina y barrieron con los últimos vestigios de Pumper, echando por tierra sus esperanzas de expandirse fuera del país y desbancar la presencia extranjera.
Las preguntas que nos hacemos son, ¿podría haber permanecido la franquicia si las dos multinacionales no hubiesen ingresado al mercado argentino o era cuestión de tiempo para que se cavara su propia fosa,debido a sus malas estrategias, independientemente de las decisiones de sus competidores en el hemisferio norte?
¿Podrían haber evitado la quiebra tomando las decisiones correctas, como diseñar un logo diferente desde el principio o abrir menos sucursales, enfocándose en el servicio al cliente? Se habrían evitado la demanda por plagio, pero quizá su crecimiento hubiera sido más lento, habrían permanecido, pero quién sabe si hubiera destronado a McDonalds y Burger King con una propuesta de valor superior.
El fast food de la nostalgia para los millennials
El caso Pumper Nic representa mucho más que haber sido el primer negocio de comida rápida en Argentina: es hoy en día un ícono de la nostalgia para los argentinos mayores de 30, puesto que parte de su niñez y adolescencia estuvo atravesada por salidas a comer las ricas y calóricas hamburguesas con papas de Pumper.
Lamentablemente, demasiado rápido esta marca argentina fue reemplazada por las marcas de comida rápida estadounidense y en la actualidad los jóvenes argentinos no tienen ni idea que alguna vez su país tuvo su propia franquicia de fast food y fue muy exitosa mientras duró. Pero los más nostálgicos aún la recuerdan con cariño.
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En palabras finales, el caso Pumper Nic una vez más demuestra cómo las decisiones equivocadas al inicio de un negocio pueden jugar en contra en el futuro. La compañía argentina, quizá, confió en el crecimiento acelerado, y el éxito la impulsó a abrir más sucursales, a las que claramente no les pudo controlar la calidad del servicio que estaban brindando a los clientes.
Asimismo, se confió también en que podía atraer a los consumidores de comidas rápidas creando un logo casi idéntico al de Burger King, sin imaginar las consecuencias de esa licencia. Por último, no pudo resistir el desembarco de las dos multinacionales más grandes estadounidenses, que terminaron de sepultar los restos de su fallida unidad de negocio. Sin embargo, que el nombre de Pumper Nic aún perdure en la nostalgia de mucha gente, habla de lo que representó para la época dorada en que se gestó.
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