Kiwibot es una empresa colombiana bastante reciente que ofrece entrega de alimentos y diversos productos en California utilizando robots autónomos a los que se conoce como kiwibots. Estos vehículos autónomos están diseñados para funcionar en entornos urbanos y campus universitarios, con el fin de entregar pedidos a clientes en zonas específicas. La empresa utiliza dos tipos de robots: uno para recibir los pedidos preparados en el restaurante y un pequeño kiwibot de cuatro ruedas que pueden transportar hasta 5 pedidos.
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Según la misma compañía, los tiempos de entrega se reducen a solo 27 minutos. Por supuesto que existen operadores humanos en el centro de distribución de Bogotá donde monitorean el progreso en los puntos de referencia tomando el control, de ser necesario. Estos robots autónomos están generados con inteligencia artificial, aprendizaje automático y aprendizaje profundo, de tal forma que pueden modificar su velocidad en función de la proximidad en que se encuentran de las personas a las que debe entregarles sus pedidos.
Además de entregar pedidos en California, también realiza entregas a algunas partes de la ciudad de Berkeley, al campus de la Universidad de Stanford en Palo Alto y en San José. En este nuevo caso de estudio, te contamos la historia de la empresa Kiwibot, su modelo de negocio y sus principales acciones para mantenerse competitiva utilizando la inteligencia artificial. Descubre el caso Kiwibot.
Historia de Kiwibot: Robots logísticos
La historia de Kiwibot surgió en 2015, a partir de un servicio de mensajería iniciado por Felipe Chávez, el director ejecutivo, en Bogotá. En 2016, fundó la empresa actual con el CTO Jason Oviedo y el COO Sergio Pachón en la incubadora de empresas Skydeck de la Universidad de California, Berkeley. En poco tiempo, suprimió los mensajeros humanos por robots después de descubrir el costo en los Estados Unidos.
Tanta fue su sorpresa al descubrir que cuando encargó una pizza online, el costo de la entrega era casi tan elevado como el precio de la pizza. Esa inconformidad lo alentó a hacer las cosas de manera diferente, y que otros lo notaran y se beneficiaran de ello. Primero intentaron utilizar un solo robot para toda la distancia entre el restaurante y la entrega, pero descubrieron que era ineficiente.
Los prototipos de Kiwibots se implementaron en el campus de Berkeley, desde marzo de 2017 al 23 de mayo del mismo año; 20 robots estaban operando en el campus y en las zonas circundantes de la ciudad. A principios de 2018 también estaban funcionando en el campus de la Universidad de Stanford, y a fines de mayo de 2018 habían completado más de 10000 pedidos, y estaban activos en toda el área delimitada por las calles Cedar y Sacramento, y Ashby y Piedmont.
Ese mismo mes, la compañía estaba planeando expandirse a la ciudad de Palo Alto y a San José, y a Los Ángeles en el resto de 2018. También contemplaron la posibilidad de expandirse al rubro B2B. Por estas iniciativas de negocios, Chávez ganó un premio al emprendimiento del MIT en noviembre de 2018.
Sin embargo, la empresa no estuvo exenta de fallas con sus robots autónomos. En diciembre de 2018, un robot de reparto Kiwi se incendió cerca del sindicato de estudiantes de Berkeley, debido a una batería defectuosa. Entonces, un transeúnte utilizó un extintor para apagar el fuego y la empresa cambió temporalmente a entregas por mensajería humana.
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Modelo de negocio de Kiwibot
Las principales claves de su modelo de negocio se orientan a la entrega de productos a otras empresas o al consumidor final, a través de los robots autónomos. KiwiBot utiliza estos robots autónomos para realizar entregas de alimentos y otros productos directamente a los clientes. Colabora con restaurantes, tiendas de comestibles u otras empresas para ofrecer servicios de entrega utilizando sus robots.
A menudo, KiwiBot se integra con plataformas de pedidos online para recibir solicitudes de entrega y coordinar eficientemente la entrega de sus productos a los clientes. Asimismo, la compañía ha enfocado sus operaciones en entornos urbanos y campus universitarios, donde la demanda de entregas puede ser alta y la movilidad de los robots es más viable. Por cada entrega realizada a través de su servicio, KiwiBot puede cobrar tarifas, ya sea directamente al cliente o a los restaurantes y empresas asociadas.
Además de las tarifas de entrega, KiwiBot también puede generar ingresos a través de la venta o licencia de su tecnología a otras empresas interesadas en implementar sistemas de entrega autónoma para eficientizar sus servicios logísticos. En definitiva, apunta a dos segmentos de clientes: empresas y clientes particulares, que pueden beneficiarse de la tecnología basada en IA al servicio de las personas.
A principios de 2023, Kiwibot anunció el primer campus con High Driving Automation, un nivel avanzado de automatización, donde los robots pueden intervenir si se produce algún inconveniente en el sistema, evitando la intervención humana la mayoría de las veces. De esta forma, Loyola Marymount University (LMU) se beneficia de 25 robots autónomos en su campus universitario. Estos robots utilizan la tecnología GPS dentro de una plataforma autónoma con solución satelital avanzada que genera localizaciones de alta precisión.
A esto hay que agregar que utilizan datos de sensores de cámaras integrados a técnicas de inteligencia artificial para evitar obstáculos durante su recorrido. Finalmente, inició una alianza estratégica con Grubhub, una plataforma estadounidense de casi 20 años de trayectoria, líder en la entrega de alimentos preparados. La iniciativa tiene como objetivo llevar las entregas a los campus universitarios de todo Estados Unidos, directamente desde la aplicación Grubhub, en donde los estudiantes pueden encargar su comida.
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En palabras finales, el caso Kiwibot es un ejemplo de innovación tecnológica y agilidad del proceso logístico al servicio de los clientes. A través de la creación de robots autónomos están logrando reinventar el delivery aprovechando la eficiencia de la Inteligencia artificial para recorrer largas distancias en poco tiempo y sin emplear humanos. En cambio, son los humanos quienes comandan estas máquinas con las instrucciones de envío para que un producto llegue a destino y el cliente quede satisfecho y con intenciones de volver a contratar el servicio.
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