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22/01/24 12:175 min read

Claves para una buena gestión de riesgos en el sector agrícola

El riesgo existe en buena parte de las actividades que realizamos y es prácticamente inevitable cuando entran en juego distintas variables externas, como por ejemplo las inclemencias climáticas en la industria agropecuaria. La incertidumbre vinculada al clima, los rendimientos, los precios, las políticas gubernamentales, los mercados globales y otros factores determinantes en el negocio agrícola pueden ocasionar un impacto significativo en los ingresos de las empresas del sector.

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La gestión de riesgos en el sector agrícola implica elegir entre alternativas que minimicen los efectos financieros resultantes de tales incertidumbres. Existen al menos 4 clases de riesgos ligados a la actividad agrícola: el riesgo de producción, que incluye todo lo referente a la presencia de plagas, la inestabilidad climática y las enfermedades de los cultivos; el riesgo de precio o de mercado, que hace referencia a la incertidumbre de los precios, ya sea por inflación o devaluación. 

El riesgo financiero surge cuando una empresa contrae una deuda y las tasas de interés aumentan perjudicando el negocio. Y finalmente, el riesgo institucional deviene de las incertidumbres que rodean las acciones del gobierno. Las leyes fiscales, las regulaciones para el uso de productos químicos, las reglas para la eliminación de desechos animales son algunos ejemplos de estos riesgos que pueden afectar el negocio agrícola. En este artículo, compartimos las principales claves para realizar una gestión de riesgos en el sector agrícola adecuada.

 

¿Cómo efectuar una gestión de riesgos en el sector agrícola que funcione?

La gestión de riesgos, ante todo, está hecha para reducir el impacto o las consecuencias de una amenaza a los intereses de tu negocio. En el caso del agro, uno de los mayores riesgos es la incertidumbre con respecto al comportamiento del clima y su impacto en la producción. Hemos señalado, en un artículo anterior, 3 estrategias de gestión de riesgos bien diferenciadas: diversificar la cartera, mitigar el riesgo y realizar un plan de contingencia. Ahora bien, ¿cómo ponemos en práctica esas estrategias de gestión de riesgos en el sector agrícola? Veamos algunas acciones clave para lograrlo.

1. Evaluar el riesgo y la vulnerabilidad.

Para una gestión de riesgos efectiva, el primer paso es evaluar el riesgo que puede generar una adversidad climática en la actividad agrícola que desempeñan los agricultores. Esto se realiza mediante un análisis minucioso del histórico de eventos meteorológicos de la región y los efectos que estos provocaron en los cultivos. En el mismo análisis deberás rastrear las acciones ejecutadas para contener los desastres naturales para comprobar su eficacia, cuáles resultaron más efectivas y por qué.

Este análisis permitirá comprender cómo fue variando el clima a lo largo del tiempo para saber qué esperar si se produjera un evento climático de gran magnitud y actuar en consecuencia con alguna medida preventiva orientada a mitigar el riesgo. Por otro lado, debes también analizar la propia vulnerabilidad de tu negocio frente a estas adversidades climáticas. ¿Está preparado tu negocio para afrontar los costos de un riesgo climático o de la índole que sea?

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2. Planificar las medidas preventivas ante una amenaza.

Una vez que ya comprendes el riesgo al que podría enfrentarse tu agronegocio, conoces el histórico y sus variaciones a través del tiempo, las medidas ejecutadas en su momento y las fortalezas y debilidades de tu empresa, es cuando debes planificar las medidas preventivas actualizadas para contener el riesgo o amenaza que se avecina. Una herramienta basada en inteligencia artificial puede ayudarte a recolectar los datos históricos que necesitas para confeccionar el plan de medidas para contrarrestar una amenaza inminente.

Una medida preventiva es asegurarse de que los cultivos estén bajo protección, ante un riesgo climático evidente. Por ejemplo, se puede instalar una malla en el área de cultivo al aire libre para reducir significativamente el peligro de pérdida de cosechas. Los invernaderos también son una solución efectiva para proteger la zona de cultivos. Además de la seguridad de los cultivos, considera diversificar la cartera para que la agricultura no sea el único sostén de tu negocio.

3. Analizar el impacto del fenómeno.

El fenómeno meteorológico finalmente se desata y es momento de evaluar el impacto tras su paso. Si aplicaste las medidas preventivas mencionadas frente a un temporal de lluvia y granizo o una helada invernal, probablemente no tengas un verdadero impacto que lamentar y las cosechas estén a salvo, pero si aun así el suceso te agarró desprevenido, tendrás que realizar un relevamiento de las pérdidas para identificar el costo a invertir para recuperar la producción lo antes posible. Conocer el ciclo de la siembra también te ayudará a reducir el impacto del clima.

4. Implementar medidas paliativas en función del impacto.

Una vez que el fenómeno pasó y analizaste lo que dejó el temporal en tu producción, el próximo paso será emplear medidas correctivas y paliativas para evitar que tu producción vuelva a correr el riesgo de destruirse tras una adversidad climática. Por ejemplo, si no incluiste la malla de protección para tus cultivos, la puedes incluir ahora. Sin duda, aplicar una medida paliativa exige un costo doloroso para recuperar algo que ya tenías y que debería haberte generado ganancias, no pérdidas. 

Sin embargo, cuando no pudiste evitar el impacto del temporal sobre tu cosecha, no hay otra alternativa que volver a sembrar y seguir el proceso de cultivo hasta que vuelvas a tener una producción alimentaria lista para comercializar y distribuir. En un escenario ideal, las medidas preventivas deberían proteger tus cultivos del daño provocado por una tormenta, preservando gran parte de tu producción. Al no haber una pérdida considerable, las medidas paliativas, de necesitarlas, serán mínimas en comparación con las que implementarán los negocios que no optaron por mitigar el riesgo con un plan preventivo.

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En conclusión, la gestión de riesgos en el sector agrícola se orienta a la reducción de la incertidumbre climática y puede llevarse a cabo a través de 4 acciones específicas: evaluar el riesgo y la vulnerabilidad, crear medidas preventivas, analizar el impacto de una amenaza e implementar medidas paliativas, en función del nivel de daño. Si bien es imposible controlar el clima, puedes impedir que su acción te genere pérdidas, conociendo sus fluctuaciones y poniendo en práctica medidas preventivas para mitigar el riesgo en todo momento.

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