Las pastas están entre las comidas más ricas que podemos elegir en un menú, y, al igual que la pizza, tienen origen italiano. Quizá por esta razón no es casual que la marca Barilla ostente el liderazgo a nivel mundial en el mercado de la pasta, con una presencia mayoritaria en Italia y el 25% en Estados Unidos. Este reconocimiento le permitió a la empresa, a lo largo de más de un siglo, ampliar su segmento de consumidores e incorporar nuevas líneas de productos.
La marca se destaca por su excelencia en la fabricación y elección de los ingredientes, los cuales están supervisados bajo estrictos estándares de calidad. Además, ofrece una amplia variedad de pastas, salsas y productos horneados que han deleitado el paladar de millones de personas en el mundo desde 1877. Con el paso de los años, y para no quedarse estancada, decidió sumarse a la movida innovadora de la sostenibilidad, impulsando prácticas responsables con el medio ambiente.
En línea con este enfoque actual que muchas empresas ya han implementado, Barilla también promueve un estilo de vida saludable, ofreciendo alternativas de productos integrales y libres de gluten, respondiendo a las demandas y preferencias nutricionales de los consumidores de hoy. En este nuevo caso de estudio, te contamos la historia de la fábrica de pastas Barilla y cómo tuvo lugar su proceso de transformación digital. Descubre el caso Barilla.
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Historia de Barilla:
La historia de Barilla se remonta a su fundación en 1877 por Pietro Barilla en Parma, Italia, como una pequeña tienda de pan y pastas. En sus inicios, Pietro comenzó vendiendo productos básicos, como el pan y la pasta, utilizando ingredientes frescos y de alta calidad, lo que le permitió ganarse rápidamente una sólida reputación en la comunidad local. Con el paso de los años, la tienda comenzó a crecer, y su compromiso con la calidad de sus productos pronto convirtió a Barilla en una marca reconocida en Parma y sus alrededores.
El gran hito de la compañía llegó a principios del siglo XX, cuando los hijos de Pietro, Gualtiero y Riccardo Barilla, tomaron las riendas del negocio familiar. Los hermanos decidieron modernizar el proceso de producción, introduciendo maquinaria de última generación que permitía la producción en mayor escala sin comprometer la calidad de los productos.
En 1910, Barilla construyó su primera fábrica de pastas, lo que permitió a la empresa expandirse más allá de la región y comenzar a distribuir sus productos a nivel nacional. Durante la década de 1950, bajo el liderazgo de Pietro Barilla Jr., nieto del fundador, la empresa consolidó su expansión a nivel internacional, abriendo nuevas plantas de producción en Europa y en otros mercados clave.
A lo largo de las décadas, Barilla ha continuado evolucionando, manteniéndose fiel a su legado italiano pero adaptándose a los cambios del mercado y las exigencias de los consumidores. En los años recientes, la empresa ha apostado por la sostenibilidad y la innovación, promoviendo prácticas responsables en toda la cadena de producción.
Hoy, con presencia en más de 100 países, Barilla es un referente global en el sector alimenticio, reconocida por su compromiso con la calidad y su capacidad para fusionar tradición e innovación, al servicio de los eternos amantes de las pastas.
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La transformación digital de las pastas Barilla
Con el objetivo de mantenerse a la vanguardia, Barilla comenzó a implementar herramientas tecnológicas para mejorar el vínculo con los clientes y expandir su audiencia fuera de Italia y Europa. De esta manera, la empresa logra optimizar la cadena de suministro y agilizar los procesos de producción, permitiendo mejorar significativamente la experiencia del cliente. Estas tecnologías están orientadas a la sostenibilidad, y buscan calcular con precisión el impacto ambiental.
Una de las principales incorporaciones de la transformación digital en Barilla es el código QR en el envase de los productos Pesto Alla Genovese Barilla, mediante el uso de tecnología blockchain. Esto le permitirá al consumidor obtener información certificada sobre el cultivo de la albahaca, uno de los ingredientes principales de las recetas de la marca. XFarm Tecnologías es la empresa que se convirtió en aliada estratégica de Barilla para hacer posible la digitalización de toda la cadena de suministro.
El ecosistema tecnológico creado por XFarm Technologies ayuda al seguimiento de toda la información sobre las explotaciones de los terrenos de albahaca, a fin de obtener los registros dentro de la plataforma Barilla Farming. Esto permite calcular el impacto exacto de cada explotación, desde la huella de carbono hasta la huella hídrica y demás accidentes medioambientales.
Una playlist de Spotify en su punto justo
Además de asociarse con XFarm, Barilla formó una alianza con Spotify para lanzar una serie de playlists que duran exactamente lo que tarda en cocinarse una pasta. Esta curiosa manera de “cronometrar” la duración de la cocción evita tener que estar pendiente del tiempo o correr el riesgo de que la pasta se recocine. Solo basta hacer play y cuando finalice la última canción, significa que la pasta está lista y en su punto justo para servir.
Esta iniciativa surge de que tradicionalmente la música inspira a las personas a la hora de cocinar, por lo que convertir una playlist de Spotify en una suerte de cronómetro en la cocina representa una idea innovadora que busca reinventar nuestros hábitos o rituales para mejorar la experiencia de cocinar en el día a día. Así, la compañía no solo busca aumentar la eficiencia de sus procesos, sino que también incorpora el entretenimiento como elemento de consumo adicional.
Conclusión
En palabras finales, el caso Barilla nos demuestra que, a pesar del tiempo, es posible mantenerse vigente y sostener una ventaja competitiva, basada tanto en el valor de la tradición como en la apuesta tecnológica actual que nos mantiene conectados desde todas partes del mundo.
Desde consagrarse como la fábrica de pastas líder a nivel global hasta lograr que una playlist de Spotify pueda cronometrar el tiempo de cocción de una pasta, la compañía ha transitado un largo recorrido, no exento de dificultades, pero con la férrea voluntad de hacer que un buen plato de pastas nunca pase de moda.
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