La industria de las fragancias en el mundo es una de las que más adeptos posee, porque quién no quiere tener un buen perfume en su toilette, ya sea para todos los días o para ocasiones especiales. Por este motivo, no es casual que muchas empresas aprovechen la gran diversidad de este mercado para impulsar su modelo de negocio basado en la promoción y comercialización de fragancias nacionales e importadas. Este es el caso de la empresa española Puig, que desde 1914 opera en los sectores de la moda y los perfumes.
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Puig trabaja con marcas reconocidas a nivel internacional, como Nina Ricci, Carolina Herrera y Paco Rabanne. En el sector de la moda, es accionista mayoritario de Jean Paul Gaultier. Asimismo, en perfumería opera bajo la licencia de Comme des Garçons. Comercializa sus productos en 150 países y tiene presencia directa en 26 de estos, habiendo conformado una plantilla de 4472 trabajadores en todo el mundo.
En 2018, su facturación alcanzó los 1933 millones de euros en ingresos netos y 243 millones de euros de beneficios netos. Actualmente, la empresa cuenta con cinco plantas de producción, cuatro de ellas situadas en Europa y la última en México, en donde se producen 331 millones de unidades de perfumes al año. En este nuevo caso de estudio, te contamos la historia de Puig, su modelo de negocio y sus planes para ingresar a la Bolsa, con los desafíos que implica dar este paso. Descubre el caso Puig.
Historia de Puig: La empresa familiar que perdura en el tiempo
La historia de Puig se remonta a principios del siglo XX, allá por 1914, el mismo año de la Primera Guerra Mundial, cuando Antonio Puig Castelló, un joven emprendedor fascinado por el mundo de la perfumería, decidió fundar una empresa en Barcelona, a la que llamó Puig. Comenzó siendo un negocio familiar orientado a la importación y distribución de productos de perfumería y cosméticos que fue adquiriendo cada vez más reconocimiento en España por ofrecer productos de calidad.
Tras la Guerra Civil Española, Puig continuó creciendo y expandiéndose a pesar de las dificultades económicas de la época. En 1940, Antonio Puig se lanzó a la creación de sus propias fragancias, enfoque estratégico que le permitió alcanzar un lugar destacado dentro de la industria de los perfumes. Su fragancia Agua Lavanda Puig se convirtió en uno de los principales productos insignia de la compañía. Fue durante las décadas de 1950 y 1960 que Puig dio un gran salto hacia la internacionalización, llegando a exportar sus productos fuera de España.
De esta manera, logró tener presencia internacional en Latinoamérica y otros mercados europeos, lo que significó un hito muy importante en la trayectoria de la compañía que sentó las bases de su crecimiento global posterior. A partir de ese momento, Puig estableció alianzas estratégicas con diferentes marcas de renombre. En la década de los 60, firmó acuerdos con marcas como Carolina Herrera y Paco Rabanne, lo que le posibilitó ampliar su mercado llegando a un público más diversificado.
En las décadas posteriores, Puig también se convirtió en un jugador importante en la industria de la moda, al adquirir marcas reconocidas como Nina Ricci y Jean Paul Gaultier. Por otra parte, la empresa ha demostrado un fuerte compromiso con la sostenibilidad y la responsabilidad corporativa al implementar iniciativas para reducir la huella de carbono y apoyar a las comunidades locales de todo el mundo.
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Modelo de negocio de Puig: Fragancias propias, productos importados y sostenibilidad
El modelo de negocio de Puig se destaca por la creación de fragancias y productos de belleza. Se caracteriza por comercializar dos tipos de productos. Por un lado, trabajan con perfumistas y diseñadores profesionales para desarrollar productos originales y que atraigan el interés de su público. Por otro lado, tiene un portfolio de marcas de renombre, como Paco Rabanne, Carolina Herrera, Nina Ricci y Jean Paul Gaultier.
Al mismo tiempo, la empresa está posicionada en el mercado internacional distribuyendo sus líneas de productos a 150 países, a la vez que ha consolidado alianzas estratégicas con diseñadores y perfumistas famosos, lo que le permitió una expansión global más rápida hacia Latinoamérica y el resto de Europa. Por último, es de destacar su conciencia ambiental al apoyar la sostenibilidad en sus campañas orientadas a la reducción de la huella de carbono, como así también el compromiso con la satisfacción de los clientes.
La apuesta de Puig de ingresar a la Bolsa en 2024
Según fuentes del mercado, Puig planea entrar a la Bolsa en 2024 con una valoración estimada de 8000 millones de euros. Si bien la decisión está sujeta a la situación de los mercados llegado el momento, ya es un hecho que implementará medidas para llevarlo a cabo. Para lograrlo, ha contratado los servicios de Goldman Sach y JP Morgan como coordinadores globales para incursionar en el mercado bursátil.
Recientemente, la compañía ha realizado una reorganización de su estructura societaria, al crear una sociedad anónima llamada Puig Brands SA, en donde se integraron todos los negocios de la marca. De esta forma logra cumplir con todos los requisitos legales y regulatorios que incluye entrar en la Bolsa. Además, la compañía pretende utilizar del 25% al 49% de su capital en el parqué de operaciones bursátiles.
Este es el rango mínimo y máximo que exige la Comisión Nacional del Mercado de Valores CNMV para las empresas que buscan cotizar en la Bolsa. Ya en 2022, la empresa registró un beneficio neto de 400 millones de euros, lo que constituye un incremento del 71% con respecto al año anterior. A través de esta iniciativa, Puig lograría consolidar aún más su posición de liderazgo en el mercado de la perfumería manteniendo su status quo de empresa familiar. Veremos cómo le va el año que viene en su intento por ingresar en la Bolsa de Valores y qué beneficios y nuevos desafíos se le presentan en el futuro.
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En palabras finales, el caso Puig es otro ejemplo de empresa española que ha alcanzado el éxito tanto a nivel local como internacional comercializando productos sumamente atractivos como es el mercado de los perfumes y otros productos de belleza. Su estrategia ha buscado combinar el sello distintivo de la compañía a través de una línea de perfumes originales con la alianza con marcas extranjeras reconocidas.
Esto le ha permitido llegar a un público mucho más amplio y hacerse de una reputación en el resto del mundo. Con una trayectoria de más de un siglo, Puig ha demostrado que una empresa familiar puede sobrevivir tras los cambios generacionales y continuar creciendo con más fuerza.
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