Un nombre que ha resonado desde los inicios dentro de la industria automotriz es Nissan, el fabricante japonés de automóviles que se ha convertido en una de las compañías automotrices más importantes a nivel mundial, en términos de producción anual de vehículos. Desde 1999, forma parte de la triple alianza Renault-Nissan-Mitsubishi, reduciendo la participación de la forma francesa de un 43% a solo un 15%. También se hizo con el 34% de las acciones de Mitsubishi.
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Uno de los aspectos clave de su notable permanencia en el mercado es haber adoptado la iniciativa sostenible de los vehículos eléctricos desde 2018, llegando a vender más de 320.000 unidades. Con sede central en Yokohama, Nissan tiene fábricas y centros de investigación en todo el mundo y comercializa sus vehículos en más de 160 países.
Parte de su vigencia se la debe a la adaptación constante a las últimas tendencias tecnológicas de la industria, razón por la cual hoy en día la empresa ha aumentado su fabricación en serie. En este nuevo caso de estudio, te contamos los orígenes de Nissan, principales aspectos de su negocio y la iniciativa tecnológica de incorporar robots a su línea de producción. Descubre el caso Nissan.
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Historia de Nissan: Una trayectoria fuerte en fusiones y alianzas estratégicas
La historia de Nissan se remonta a 1911 cuando Masujiro Hashimoto fundó Kwaishinsha Motor Car Works. En 1914, esta compañía fabricó su primer automóvil, el DAT, un acrónimo de los apellidos de sus inversores: Den, Aoyama y Takeuchi. En 1925, la empresa se renombró a DAT Jidosha Seizoy en 1931 lanzó el "Datson", que luego se cambió a "Datsun" por razones lingüísticas.
En 1933, fue fundada Jidosha-Seizo Co., Ltd., y un año después se renombró a Nissan Motor Co., Ltd. El nombre Nissan proviene de la combinación de "Nihon" y "Sangyo" (Industrias Japonesas). A partir de la guerra, Nissan reanudó la producción de automóviles de pasajeros y en la década de 1950, comenzó a exportar sus vehículos, especialmente los de la marca Datsun. En 1958, el Datsun Bluebird se convirtió en uno de los primeros modelos exportados a Estados Unidos, definiendo el inicio de su expansión global.
Durante las décadas del 60 y 70, Nissan incorporó nuevos modelos y tecnología, y su popularidad aumentó en mercados clave como Norteamérica y Europa. Sin embargo, en la década de 1990, Nissan enfrentó una crisis financiera producto de la recesión económica en Japón y una poco eficiente gestión. En 1999, Nissan forjó una alianza estratégica con el fabricante francés Renault, lo que reinventó la compañía bajo el liderazgo del entonces CEO, Carlos Ghosn. Esta alianza permitió unir tecnología, recursos y mejorar la eficiencia operativa.
A partir de los años 2000, Nissan continuó innovando con la incorporación de vehículos eléctricos, destacando el Nissan Leaf por ser uno de los primeros automóviles eléctricos de producción masiva. Asimismo, ha expandido su presencia en mercados emergentes y ha desarrollado tecnologías avanzadas de conducción autónoma.
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El uso de robots en las fábricas de Nissan
En un entorno dominado por la tecnología más avanzada, Nissan ha apostado por la robotización de determinadas tareas para optimizar los tiempos de producción y mejorar la seguridad en las plantas, no solamente en el circuito productivo sino también en lo que concierne a las tareas que realizan los operarios en la fabricación. Para alcanzar este nivel de eficiencia, la compañía incorporó robots que interactúan con las personas con el objetivo de elevar la capacidad productiva de los operarios.
Solo en las plantas de Córdoba (Argentina) y Río de Janeiro (Brasil), la empresa ha introducido 208 robots, 524 vehículos guiados de forma automatizada (AGV), tablets en los puestos de trabajo de los operarios y formaciones con realidad aumentada e impresoras 3D para producir más piezas, y que impulsan un desarrollo de vehículos mucho más robusto, preciso y competitivo.
Los robots pueden realizar diversas tareas que requieren un esfuerzo físico importante, como desmontar el techo sobre una plataforma, montar la pieza sobre la carrocería y luego aplicar 10 puntos de soldadura en apenas unos minutos. Esta pericia demostrada por el robot, lejos de representar una amenaza para el trabajo humano, permite a los operarios llevar un control más estricto de los procesos de producción en el área de carrocería de la fábrica.
Pero también pueden pintar las piezas de los vehículos ya impresas previamente por los operarios con formas bastante personalizadas y en secuencia, sin la necesidad de que dichas piezas se sequen entre aplicaciones, a partir de un sistema automatizado conocido como 3 húmedo, lo que garantiza que el proceso sea más sostenible, seguro y eficiente, reduciendo el consumo energético y el desperdicio.
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En palabras finales, el caso Nissan nos demuestra que, tras una larga trayectoria en el mercado, se puede mantener la vigencia y posicionamiento de marca, cuando el modelo de negocio se apega al enfoque orientado a la innovación tecnológica y sostenibilidad, que consagró a la compañía como líder mundial y un referente de calidad y vanguardia para sus clientes.
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