Caso Audi: Procesos sostenibles en la fabricación de vehículos

Audi no es solo una marca reconocida de automóviles, es sinónimo de vehículos de alta gama que goza de gran prestigio entre las automotrices más populares del mercado, como Lamborghini, Ferrari, Rolls Royce, Mercedes Benz, entre otras. De origen alemán, Audi fabrica modelos elegantes y compactos para el deleite del consumidor que busca combinar la calidad con el diseño, y desde 1965 forma parte del Grupo Volkswagen.

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La compañía tiene su sede en Ingolstadt, Alemania, y su logo, compuesto por cuatro aros entrelazados, representa la fusión de cuatro fabricantes de automóviles: Audi, DKW, Horch y Wanderer, que formaron Auto Union en 1932. La marca es especialmente reconocida por su innovación tecnológica, diseño elegante y alto rendimiento. 

Audi ofrece una amplia gama de vehículos, que van desde automóviles compactos hasta SUV de lujo y vehículos deportivos de alto rendimiento. Algunos de sus modelos más populares incluyen el Audi A3, A4, A6, Q5 y el deportivo R8. En este nuevo caso de estudio, te contamos la historia de Audi y analizamos cómo la marca ha integrado prácticas ecológicas en la fabricación de sus vehículos. Descubre el caso Audi.

Historia de Audi: La unión hace la fuerza

Audi tiene su origen en Alemania, cuando August Horch fundó A. Horch & Cie. en 1899. Tras abandonar esta empresa en 1909 por diferencias internas, Horch fundó una nueva compañía. Sin embargo, no pudo utilizar su propio nombre por razones legales, por lo que tuvo que traducir su apellido al latín, dando lugar a Audi. En 1932, Audi se fusionó con DKW, Horch y Wanderer para formar Auto Union AG. 

El símbolo de los cuatro anillos entrelazados de Audi representa esta unión. Cada una de las marcas se dedicó a la fabricación de distintos tipos de vehículos: Audi en automóviles de lujo, DKW en coches pequeños, Horch en autos de alta gama y Wanderer en autos de tamaño medio. Después de la Segunda Guerra Mundial, Auto Union AG fue derribada y la sede se trasladó de Sajonia a Ingolstadt, en la zona ocupada por los Aliados. 

En 1949, se fundó Auto Union GmbH en Ingolstadt, iniciando la producción con vehículos pequeños y motocicletas. En 1965, Volkswagen adquirió una participación mayoritaria en Auto Union y reinventó la marca Audi con el modelo Audi F103. Esta jugada significó el resurgimiento de la marca tras la adquisición de Volkswagen.

Al llegar la década de los 70, Audi introdujo la tracción delantera en sus vehículos, reafirmando su firme interés en la innovación. En 1980, el Audi Quattro revolucionó el mundo del automovilismo con su tracción en las cuatro ruedas, llegando a ser un éxito tanto en el mercado como en el rally. De esta forma, Audi siguió expandiéndose en la década de 1990, al incorporar tecnologías como la carrocería de aluminio (Audi A8) y sistemas avanzados de asistencia al conductor.

En las últimas décadas, Audi ha mantenido su enfoque basado en la innovación tecnológica y la sostenibilidad. Modelos como el Audi A6 y el Audi A3 lograron una gran adhesión popular, mientras que la marca ha liderado en la adopción de tecnologías híbridas y eléctricas con modelos como el Audi e-tron. Asimismo, ha desarrollado tecnologías avanzadas en seguridad y conectividad, logrando ser precursora en el uso de sistemas de conducción autónoma y asistentes virtuales.

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Prácticas ecológicas en la fabricación de vehículos Audi

Sumándose a las iniciativas sostenibles de muchas otras organizaciones, Audi también se ha hecho eco de los criterios ESG para desarrollar vehículos y prácticas comerciales amigables con el medio ambiente. En este contexto, y al igual que otras automotrices como Nissan, Audi se ha sumado a la tendencia de la movilidad eléctrica con el objetivo de que su oferta cuente con 30 modelos electrificados para 2025, de los cuales 20 serán totalmente eléctricos. 

No obstante, la marca continúa fabricando motores tradicionales, utilizando sistemas de propulsión híbrida suave y una fuente de alimentación de 48 voltios. Ya en 2019, Audi había introducido el nuevo indicador clave de rentabilidad de la inversión para medir el impacto final de los nuevos vehículos sobre las emisiones medias de dióxido de carbono, lo que debería asegurar una disminución gradual de la huella de carbono de todos los modelos Audi en aproximadamente un 30% para 2025.

De esta manera, la empresa busca que todas sus plantas de fabricación sean neutras en emisiones de carbono el próximo año. Pero a esto se le suma un objetivo mucho más ambicioso a largo plazo, que es obtener un equilibrio neutro en emisiones de gases en toda la organización. Al incorporar progresivamente los modelos de vehículos eléctricos, es posible alcanzar este objetivo, que no solo está generando un cambio positivo a nivel medioambiental sino que está creando conciencia en las personas de la necesidad de consumir de manera más responsable para asegurar la habitabilidad de nuestro planeta por más tiempo.

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En palabras finales, el caso Audi es uno de los ejemplos más notables de empresas del sector automotriz que ha perdurado a través de los años manteniendo en alto la calidad y prestigio de marca que lo caracteriza. Sus modelos deportivos y de alto rendimiento encumbraron la marca durante décadas, y con la creación de vehículos eléctricos y prácticas sostenibles, forman parte de la tendencia de empresas sostenibles. 

Hoy en día, no hay en el mundo personas que no reconozcan la importancia de esta marca alemana, cuyo icónico logo de los anillos entrelazados se convirtió en un referente de automóvil de lujo que roba miradas. 

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