Dentro del mundo de la gestión empresarial, identificamos dos tipos de competencias: las habilidades blandas y las habilidades duras. Estas competencias definen ciertas habilidades, fortalezas y virtudes que permiten a los profesionales de un determinado puesto desempeñar sus funciones y actividades de la mejor manera posible. En el caso de las competencias blandas, se trata de habilidades personales que desarrollamos todas las personas en cualquier campo en el que nos desempeñemos para lograr una relación más colaborativa con el entorno.
Las habilidades blandas son habilidades subjetivas que, a diferencia de las habilidades duras, son difíciles de cuantificar, ya que no se mide en eficiencia operativa sino en cómo estas personas interactúan con otros de la misma empresa. Por esta razón, las habilidades blandas son las más difíciles de medir, y no se ponen en evidencia en un profesional hasta que se ve cómo es su trato con los demás.
Para demostrar que un profesional tiene habilidades duras relacionadas a su puesto, bastará con que se observe trabajando y se evalúen los resultados de su performance. Pero para comprobar las habilidades blandas, se necesitará más tiempo de seguimiento, ver el trato que tiene con el resto de los compañeros, subordinados y superiores, a fin de esbozar una idea de su comportamiento humano dentro de la oficina.
Hoy en la actualidad, no alcanza con demostrar una alta calificación de parte de los talentos, sino que es necesario demostrar que además las personas aspirantes a un puesto manifiestan ciertas cualidades emocionales importantes para una sana interacción social, como la empatía, la resiliencia, la cooperación, el control sobre las emociones, la tolerancia, entre otras, que dan cuenta de altas habilidades para las relaciones humanas.
¿Cuáles son las habilidades blandas más valoradas hoy en día?
Las habilidades blandas más requeridas en la actualidad son diversas. A continuación, seleccionamos las competencias preferidas por los reclutadores de recursos humanos.
1. Comunicación y escucha activa.
Un buen líder es aquel que desarrolla competencias comunicativas adecuadas con el resto de sus compañeros. Adquirir una comunicación efectiva con el equipo de trabajo es fundamental para transmitir las ideas de forma clara y ordenada, hacerse entender y ser receptivo y tolerante con las ideas de los demás.
2. Liderazgo.
Liderar va más allá de tener habilidades sociales, el carisma y una oratoria apabullante. Implica saber escuchar y motivar al equipo, y lograr potenciar sus habilidades al máximo para inspirar a las personas y ayudarlas a superarse constantemente, asumiendo nuevos desafíos. El mejor liderazgo es el que se lleva a cabo con el objetivo de desarrollar las mismas competencias en los demás, a fin de que los colaboradores a cargo de un líder ganen mayor autonomía.
3. Planificación y gestión del tiempo.
Una planificación efectiva de las tareas diarias y una correcta organización permitirá que el tiempo del equipo sea mucho más productivo y se aproveche mejor este recurso para realizar actividades de más valor. El objetivo de una buena gestión y planificación es aumentar la eficiencia de las personas para que sientan mayor grado de satisfacción con sus logros.
4. Trabajo en equipo.
Saber trabajar en equipo es una habilidad muy requerida por todas las empresas, ya que permite administrar mejor el trabajo entre las personas del equipo para que los procesos sean más eficientes y los resultados más efectivos. Aun cuando los integrantes de un equipo sean con tendencia individualista, cultivar habilidades blandas ayudará a los líderes a fomentar el trabajo en equipo en aquellas personas de una forma progresiva y no invasiva.
5. Flexibilidad.
Otra característica de las habilidades blandas es la flexibilidad, que permite a las personas adaptarse a los cambios, innovar cuando sea preciso y mantener actualizada la organización.
6. Toma de decisiones.
Una habilidad sumamente valorada por los reclutadores es que las personas que ocupan un puesto de liderazgo tengan la capacidad de tomar decisiones y resolver problemas de forma rápida y efectiva frente a circunstancias complejas.
7. Orientación a los resultados.
Significa enfocar estratégicamente las acciones empresariales hacia el logro de objetivos. El líder debe ser capaz de transmitir la visión a todos los colaboradores de su equipo para que trabajen en pos del alcance de los objetivos. Esto también ayudará a encaminar la empresa hacia un norte y aumentar el compromiso para potenciar los resultados.
8. Negociación.
Un líder que cultiva correctamente las habilidades blandas va a tener mayor poder de negociación que una persona que solo se preocupa por obtener sus propios beneficios. Será buen negociador quien logre proponer ideas o acciones que beneficien a las dos partes involucradas, aun cuando ello represente ceder al principio para conseguir un buen negocio después.
Conclusión
Las habilidades blandas son capacidades de las personas que están más allá de las habilidades técnicas para el puesto o duras. Están vinculadas con la gestión de habilidades emocionales y humanas como la empatía, la escucha activa, la negociación, el liderazgo, la toma de decisiones, el trabajo en equipo, entre otras, que permiten una mejor comunicación e interacción con las personas del entorno, con el fin de encaminar los objetivos desde una perspectiva holística de toda la organización para su logro exitoso.
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