Las empresas en su búsqueda de posicionarse en un mercado cada vez más competitivo están implementando metodologías de gestión de procesos dirigidas a mejorar su productividad. Entre estas se destaca la Rueda de Deming, un modelo de mejora continua de la calidad que consta de una secuencia lógica de cuatro etapas clave: Planificar, Hacer, Estudiar y Actuar.
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También conocida como la “espiral de mejora continua o PDCA”, la Rueda de Deming es básicamente un proceso de planificación y optimización diseñado para que las empresas que lo utilizan puedan incrementar constantemente sus estándares de calidad para lograr ser más productivas y eficientes.
De este modo, ponerla en funcionamiento puede resultar muy útil para que los equipos de una compañía mejore su rendimiento y aumente la productividad, ya que todo el trabajo y el esfuerzo están enfocados a conseguir una serie de objetivos determinados.
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Deming fue el principal impulsor del ciclo de mejora continua, pero fue el destacado estadístico Walter A. Shewhart, quien lo consideró como un proceso elemental en cualquier campo de la actividad, con el fin de asegurar la mejora continua de dichas actividades. En la década de 1920, Shewhart introdujo un modelo que constaba de Planificar, Hacer, Ver, que puede considerarse una de las perspectivas de mejora de procesos en las primeras etapas más importantes. Deming vio su propio ciclo como la continuación natural de este modelo.
El objetivo de Deming era volver a aplicar el método científico a los procesos de negocio, y nos ha dejado dos variantes principales de su pensamiento: PDSA y PDCA. Sin embargo, su propósito era no solo mejorar los procesos sino también los resultados de los negocios en general.
En este artículo te contamos de qué se trata la Rueda de Deming y cómo implementarla puede ayudarte en tu empresa.
¿En qué consiste la Rueda de Deming?
La Rueda o Círculo de Deming consiste en un sistema de cuatro pasos cuyo objetivo es mejorar la competitividad de la empresa. Su característica principal es que es cíclico, de modo que cada uno de los pasos alimenta al siguiente, este al siguiente y así sucesivamente. Las etapas que lo integran son las siguientes:
- Planificar (Plan): Durante la primera etapa tendrás que analizar el estado de la empresa y sus necesidades. Esto te permitirá definir una serie de objetivos, así como las acciones que te ayudarán a alcanzarlos. También tendrás que determinar cómo vas a evaluar si dichos objetivos se han obtenido o no.
- Hacer (Do): Una vez que ya tienes detalladas las actividades que deben llevarte a cumplir los objetivos, es cuando comienza el verdadero proceso de mejora continua. Aquí debes implementar un plan definido siguiendo los lineamientos que hayas establecido en la fase uno.
- Comprobar (Check): Después de haber puesto en marcha la maquinaria, debes ver si pudiste avanzar en la dirección correcta. Para hacer tus valoraciones tan solo tendrás que seguir el sistema de evaluación que tú mismo hayas definido en la primera fase. Lo primordial es determinar el grado de cumplimiento de los objetivos e identificar cuáles son las acciones más efectivas.
- Actuar (Act): En esta última fase, debes estudiar los resultados del control para elaborar informes y comparativas. Toda la documentación que generes durante esta fase te servirá para crear el siguiente plan, ya que el proceso vuelve a iniciarse tras realizar los ajustes correspondientes.
¿Cómo contribuye la Rueda de Deming en la mejora continua de tu empresa?
Si quieres aplicar la espiral de mejora continua a tus procesos necesitarás hacer un pequeño esfuerzo y concienciar a tus colaboradores acerca de su importancia y de su efectividad. Completar el primer ciclo resulta lo más costoso del proceso, pero, una vez hecho esto, tan solo tendrás que ir recorriendo el bucle.
De este modo, lo primero que tendrán que realizar tus trabajadores será trabajar minuciosamente en la planificación, lo cual exigirá que se desarrollen distintos tipos de acciones, ya sea un análisis de mercado, un brainstorming (lluvia de ideas) o diagramas, entre otros. Recuerda que la motivación es imprescindible y que, aunque esto pueda parecer abrumador a tu equipo, esta fase va a sentar las bases sobre los que se elaborarán los sistemas de calidad.
Del mismo modo, la tercera fase también será algo tediosa; por consiguiente, tendrás que animar a los miembros de tu plantilla, ya que deberán elaborar gran cantidad de documentación y analizarla mediante diagramas de Ishikawa y Pareto, listas de control y otras herramientas de evaluación.
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La última fase exigirá a tus colaboradores ser más creativos y trabajar en equipo. Por eso, las dinámicas de grupo serán imprescindibles. En este sentido, puedes organizar actividades de team building para garantizar el éxito de tus trabajadores. Asimismo, promover el Design Thinking es también una opción muy acertada.
La implementación de la Rueda de Deming en tu empresa puede ser de enorme utilidad. No obstante, dado que requiere un esfuerzo, debes impulsar y crear conciencia a tus empleados acerca de su importancia, y hacerles saber que su implantación tendrá consecuencias muy positivas para la empresa.
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