Siempre que una empresa está por lanzar un producto tiene dudas sobre cómo será el recibimiento del público, cuál será la respuesta o aceptación que tendrá y si realmente funcionará como se espera. Para evacuar todos estos interrogantes y más, es que se pensó en hacer un prototipo de ese producto por lanzar, básico y con el mínimo de requerimientos necesarios. Esto es un MVP (en inglés, un minimun viable product). A continuación hablaremos sobre sus beneficios y qué pasos a seguir para implementarlos en nuestra empresa.
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Como decíamos en la introducción, un MVP o mínimo producto viable, si lo traducimos al español, es la forma más inteligente de crear un producto sin perder grandes inversiones por no haberlo testeado antes de su lanzamiento.
En 2011 Eric Ries propuso el término MVP en su libro Lean Startup. Se definía como “la versión más concisa y pequeña de un producto que desarrolla un equipo para obtener la mayor cantidad de feedback y validaciones con usuarios al menor esfuerzo.” Lo que venía a mostrar este concepto es la necesidad de desarrollar una versión básica de cualquier producto antes de lanzarlo al mercado, para que podamos medir su aceptación por parte del público sin arriesgarnos a perder la inversión que significa hacer al lanzar un nuevo producto.
El concepto llegó a ser norma en Silicon Valley, se hizo muy popular y es utilizado por muchas empresas que encuentran en él la manera de evitar lanzarse al mercado sin opiniones previas.
Según lo que dijimos anteriormente, un mvp es una buena herramienta para tener una idea general de cómo va a ser recibido el producto por los clientes, pero además tiene otras ventajas que mencionaremos a continuación:
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Los mvp tienen determinadas características que debemos conocer antes de implementarlos. Es necesario, al momento de crear el producto, que tengamos en cuenta estas 4 características clave que ayudarán a saber si el producto mínimo viable será rentable o no:
Existen dos tipos de mvp que podemos implementar: producto mínimo viable de baja fidelidad o producto mínimo viable de alta fidelidad.
Los productos mínimos viables de baja fidelidad son productos fáciles de desarrollar que nos permitirán conocer la idea del público sobre nuestro producto o servicio. El objetivo es conocer qué tipo de soluciones están buscando los clientes. Un ejemplo claro de esto son las entrevistas, nos permitirán obtener información sobre la opinión del cliente y probar que la idea es rentable y escalable.
Los productos mínimos viables de alta fidelidad son productos más complejos pero que también nos ofrecen información más relevante. El objetivo es conocer por qué producto el cliente está dispuesto a pagar y cuánto pagaría por ello. También permiten definir otras estrategias como la de marketing para poner valor a la campaña del mismo. Si bien requieren más tiempo y esfuerzo, también es un método más eficaz para comprobar la viabilidad o no, antes de construirlo.
El primer paso que debemos tener en cuenta es identificar las necesidades del mercado. Debemos observar el entorno donde presentaremos nuestro producto o servicio para ver si realmente llegará a satisfacer un requerimiento o necesidad. Analizar la competencia es una de las acciones a realizar en este paso también.
En el segundo momento, debemos definir nuestro cliente. A quién está destinado nuestro producto o servicio. Si no tenemos definido esto, no sabremos a quienes presentarlo ni qué necesidades debemos satisfacer. Conocer sus formas de consumir, sus preferencias y demás datos que den información sobre el cliente ideal, es un paso importante.
En tercer lugar debemos evaluar si nuestro producto o servicio cumplirá con los requerimientos de nuestro cliente ideal y será acorde al mercado en el que lo presentaremos. Si esto es así, debemos crearlo y tener en cuenta todas las cuestiones observadas para crearlo lo más funcional posible. No debemos caer en agregar acciones sólo para que haga más cosas, sino que nos debemos centrar en solucionar la necesidad principal de la manera más eficiente posible.
Para llegar a conocer la respuesta de los usuarios, podemos generar test de usabilidad, o proponer test con ideas para nuestros posibles clientes y que ellos den sus valoraciones en ese momento. Esto también podemos implementarlo con el prototipo lanzado, y nos permitirá conocer más a fondo lo que los usuarios encuentran útil y no en él.
Valorar los resultados que obtuvimos a partir de la experiencia de los usuarios con nuestro producto o servicio, conocer las respuestas a los test o encuestas y entrevistarlos, es una instancia que no debemos dejar de lado, ya que nos dará la respuesta que estamos buscando.
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Crear un producto hoy en día no es lo mismo que hace pocos años atrás. La evolución de la tecnología nos obliga a adaptarnos todo el tiempo y también nos hace adaptar nuestros procesos constantemente. Pero además nos da la posibilidad de probar sin arriesgar demasiado. La tecnología nos permite pre-lanzar un producto o servicio, nos permite conocer de antemano las necesidades o requerimientos de nuestros clientes y también sus opiniones. Esto es una ventaja que no debemos desaprovechar, ya que si la sabemos utilizar, nos hará ahorrar muchos recursos y tiempo.
Poder implementar MVP antes de lanzar nuestro producto o servicio nos ayudará, como hemos visto en este artículo, a mejorar nuestros servicio y además contribuirá a crear una buena imagen para nuestro negocio. Poder minimizar los riesgos al máximo en una empresa, es una tarea que a medida que la tecnología avanza se va convirtiendo cada vez en más simple de realizar, implementando nuevos procesos que nos lo permitan, podremos evaluar riesgos antes de tomar grandes decisiones.