Si has tenido la oportunidad de estar al frente de un equipo de trabajo, seguramente te has topado con una preocupación persistente: ¿Mi equipo está dando todo su potencial? En este artículo vamos a señalarte seis alarmas para identificar que algo no está marchando de manera óptima.
1. No se cumplen los plazos de finalización previstos.
Una de las señales más evidentes de necesidades de mejora, se refiere al incumplimiento de los plazos previstos de trabajo. Siempre y cuando estos plazos hayan sido convenidos de manera colectiva y sean realistas, un incumplimiento recurrente es sin lugar a dudas una primera alerta.
2. Reclamos por defectos de calidad en aumento.
¿De qué nos sirve la cantidad, si no entregamos resultados de calidad? Ya sea que el cliente de tu unidad sea interno o externo, la existencia de reclamos persistentes referidos a errores, omisiones y/o reprocesos de trabajo constantes, señalan que las formas de trabajo actuales son ineficientes.
Enfocarnos en la necesidad de nuestro cliente, y recibir feedback continuo nos pondrá nuevamente en la vía para impulsar nuestro rendimiento.
3. La motivación de tus compañeros y colaboradores es baja.
Si bien la motivación humana es una variable psicológica sumamente compleja (y por supuesto subjetiva), una de las explicaciones para una motivación insuficiente, es la de estar haciendo un esfuerzo muy por debajo del propio potencial percibido.
Es sencillo: a las personas les agrada saber que su aporte es valioso. Por el contrario, si perciben que su trabajo es poco importante para la organización, la motivación caerá al instante, y con ella cualquier noción de productividad posible.
4. Ausencia de prioridades de trabajo claras.
¿Todos en tu equipo de trabajo entienden cuáles tareas son prioritarias y por qué? Si la respuesta es no, deberías preguntarte cómo afecta esto a los resultados que están obteniendo.
Una guía clara de trabajo ayuda a las personas a enfocarse en lo importante, y centrar allí su mejor esfuerzo. Si deseamos colaboradores productivos, debemos asegurarnos que cada uno sea parte del proceso, lo comprenda, y asuma su rol en el mismo.
5. Caída en la rentabilidad de tus operaciones.
¿Podemos hacer lo mismo con menos? Llegado este punto, la necesidad de mejora en la productividad se vuelve tan evidente como necesaria.
Consideremos que rentabilidad y productividad son nociones similares, a la vez que relacionadas: ambas comparan resultados, con los medios empleados para obtenerlos. Por consiguiente, si nuestra rentabilidad está disminuyendo, podemos encontrarnos ante un escenario de exceso de recursos invertidos, o de una asignación subóptima de los mismos.
Cualquiera fuere de estos escenarios, una adecuada gestión nos permitirá revertir estos desvíos, para no perjudicar nuestras finanzas.
6. Atraso tecnológico y de formas de trabajo.
Por supuesto, no estamos refiriéndonos a una continua obsesión por adquirir cada gadget que es lanzado al mercado, ni tampoco a rechazar toda metodología de trabajo por la simple razón de ser tradicional.
Lo importante aquí, es tener claro si nuestras estructuras de trabajo actuales nos permiten obtener resultados excelentes, o bien si nos sitúan en desventaja competitiva.
Si existen alternativas, ya sean tecnológicas o no, que pueden potenciar nuestro desempeño, nuestra verdadera línea de productividad puede situarse aún por encima de lo que imaginamos.
¿Ves alguna de estas señales en tu equipo de trabajo? En caso de que si y necesités asesoría para mejorar la productividad en tu empresa, contáctanos para que te ayudemos a diseñar un plan de acción acorde a las necesidades de tu equipo de trabajo y de tu empresa.
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