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La realidad detrás de la semana de 4 días en el trabajo

Escrito por Equipo de redacción de Drew | 27/08/22 14:00

Mucho se está hablando de la semana laboral de 4 días en el mundo, como una alternativa post pandemia para aumentar la motivación de los trabajadores, reducir el tiempo de permanencia en las oficinas, así como el de trabajo propiamente dicho. Diversos estudios han confirmado que la reducción del horario o de días laborales ha mejorado el compromiso y la productividad del personal en varios de los países donde se ha implementado esta modalidad. 

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Recientemente, Reino Unido se sumó a la experiencia incorporada por Microsoft para probar la efectividad de trabajar menos tiempo y los resultados te sorprenderán. Los datos arrojaron que un 80% de los trabajadores pierde el tiempo en tareas no esenciales para cumplir con el horario de trabajo establecido. Al respecto, la OIT asegura que trabajar más de 55 horas por semana aumenta el riesgo de muerte

Otros reportes sostienen que el tiempo máximo de productividad diaria es de 2 horas y 23 minutos, mientras que las redes sociales y noticias están entre los principales distractores. Ahora bien, ¿cómo estos reportes podrían asegurar el éxito de aplicar la semana de 4 días en el trabajo manteniendo el mismo salario a los trabajadores? ¿Es posible incrementar la productividad con menos días de trabajo o es solo una entelequia? En este artículo te revelamos todas las voces y posturas implicadas en este polémico asunto.

 

Una mirada apologética de la semana de 4 días en el trabajo

Los experimentos realizados por Microsoft y Perpetual Garden evidenciaron que estipular una semana laboral de 4 días aumentó un 40% la productividad y redujo un 7% el estrés de los trabajadores. También se estima que una presencia física más reducida en los espacios de trabajo podría disminuir las emisiones de CO2 en un 4% al evitar los traslados y utilizar menos energía en los lugares de trabajo. 

Aunque se trata de una tendencia en crecimiento, la idea de reducir la semana laboral a 4 días se concibió mucho antes, durante los meses más azarosos de la pandemia, cuando la vuelta a la presencialidad todavía era una promesa lejana. Fue precisamente Bolt, la empresa tecnológica estadounidense con base en San Francisco, la que decidió reducir su semana laboral a partir de la exitosa experiencia de sus 700 colaboradores con el teletrabajo.

El mundo está tan estructurado a la semana habitual de 5 días laborales que cuesta imaginar un escenario posible donde esta estructura tan finamente moldeada a través de la historia se desmorone. Pero una vez más, una idea disruptiva logra cambiar el chip de lo socialmente aceptado para repensar la forma en que gestionamos el trabajo. En este sentido, Bolt fue inteligente en introducir el cambio de la manera más solapada posible.

Luego de que la empresa notara que su personal casi había tocado fondo en el nivel de estrés por las últimas jornadas laborales extralargas e insomnes, decidió decretar una semana corta con un viernes no laborable. Como la productividad no decayó esa semana reducida, redobló la apuesta instaurando la semana laboral de 4 días por tres meses. A todo esto, los colaboradores trabajaban en remoto y vislumbraron una gran oportunidad de libertad en esa experiencia de 3 meses trabajando 4 días a la semana.

La promesa de un día más de fin de semana no solo entusiasmó a los trabajadores sino que los motivó a concentrarse más durante ese tiempo para obtener mejores resultados, porque las personas dejaron de realizar tareas poco importantes para cubrir todas las horas. Entonces, si la gente solo hace lo que tiene que hacer, la actividad cobra mayor valor.

Finalmente, la experiencia demostró a la empresa que no solo la semana de 4 días laborales aumentó la productividad de los colaboradores sino que además mejoró el equilibrio entre la vida laboral y personal. Incluso, los directivos, que al principio eran escépticos al cambio, admitieron que el personal redujo su estrés y cansancio, y se siente más contento con la nueva política del trabajo.

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Una mirada sombría de la semana de 4 días en el trabajo

Sin embargo, pese a los buenos resultados de tales experimentos, la realidad manifiesta otro panorama muy diferente, con el que, posiblemente, las estadísticas del Reino Unido y los de Microsoft no han contado al momento de iniciar las investigaciones. No todas las empresas están preparadas para implementar una jornada laboral de 4 días por más que lo desearan, ya que hay actividades y funciones que difícilmente sean adaptables a este cambio, como, según el experto en mercado laboral Matías Ghidini, las empresas que trabajan por objetivos y resultados.

Según el estadista, en países como Argentina, que tiene en la actualidad una de las tasas de desempleo más altas de los últimos años, sería inviable implementar una semana de 4 días laborables cuando las personas apenas si logran conseguir un trabajo estable, ya que la mayoría de las ofertas apuntan a la informalidad. 

“Antes de hablar de reducción de la jornada laboral, se deberían solucionar otros problemas de fondo del mercado laboral”, asegura el general manager de la consultora Ghidini Rodil. Para Ghidini, la reducción de la jornada laboral se apoya en un concepto arcaico del mundo del trabajo en el cual trabajo y vida personal se encuentran separados. 

Según su punto de vista, la vida personal y el trabajo se fusionan e integran porque una persona puede recibir una llamada urgente de su entorno personal y salir del trabajo a atender esa urgencia, mientras que estando la misma persona en su tiempo libre fuera de la oficina podría recibir una llamada de uno de sus colegas para atender una urgencia laboral.

 

Semana laboral de 4 días: ¿sí o no?

Esta opinión polémica podría congeniar con la de muchos líderes empresariales que defienden la vuelta permanente a la presencialidad. En una época donde el valor humano cobra relevancia, ya no podemos hablar de imposiciones sino de elecciones. Ahora las personas pueden elegir cómo y dónde trabajar, y exigir a sus superiores el derecho a la flexibilidad de su rutina laboral. 

Seguramente, habrá personas que piensen, como Ghidini, que el trabajo se fusiona con la vida personal, pero la gran mayoría mantiene la idea de que trabajo y vida personal no se deben mezclar. Es allí donde implementar la semana de 4 días en el trabajo puede brindar más libertad para que las personas se desarrollen y vivan experiencias diferentes al trabajo, siempre y cuando sus horas productivas sean realmente productivas. 

No obstante, antes de tomar una medida tan importante en el entorno empresarial, debemos analizar el contexto en el que se busca generar el cambio. Si están dadas las condiciones de desarrollo tecnológico, actualizaciones de software, habilidades técnicas, capacidad de aprendizaje y compromiso de los trabajadores, la reducción de la jornada laboral puede ser favorecedora. 

Pero si esto no es así, y además, existen variables externas (inflación, devaluación, trabajo informal) que podrían perjudicar la rentabilidad de las empresas, lo más recomendable será, como apunta Ghidini, resolver primero estas cuestiones propias de la economía de un país, y luego sí ponerse a pensar cómo pasar al próximo nivel.

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Conclusión

La semana de 4 días en el trabajo todavía está en suspenso. Hay quienes la apoyan pero también tiene sus detractores en el mundo. En función de los experimentado durante la pandemia con el trabajo remoto, una reducción de la jornada laboral puede ser beneficiosa tanto para el trabajador como para la empresa, si pensamos en el ahorro en mantenimiento de la oficina. Pero puede ser contraproducente si la empresa no está preparada para soportar el cambio.

Trabajar 4 días no es una medida obligatoria en estos momentos, pero las organizaciones deberán comenzar a adaptarse a esta realidad aunque aún esté muy lejos de materializarse.