Una efectiva gestión de mantenimiento se caracteriza por hacer que las operaciones sean lo más eficientes posibles asegurando el máximo rendimiento de los activos, disminuyendo las fallas y reduciendo los costos totales de mantenimiento. Esto se logra a través de procesos y el desarrollo de un plan de mantenimiento, como ya apuntamos en artículos anteriores. No obstante, además, es preciso hablar en términos de optimizaciones de mantenimiento para garantizar un crecimiento real de la actividad comercial, que sea directamente proporcional al ahorro de recursos.
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Las optimizaciones de mantenimiento son instancias que incluyen tareas que permiten reducir el tiempo de inactividad de los equipos y proporcionar un uso mucho más eficaz de los recursos y sistemas para alcanzar los resultados esperados con el menor costo posible, teniendo en cuenta las limitaciones y riesgos que puedan surgir en el marco de una economía inestable o de cualquier otra crisis desestabilizante interna.
Sin embargo, aunque aumentar la eficiencia del mantenimiento puede parecer sencillo, no siempre lo es, porque generalmente las empresas consideran al mantenimiento en último lugar, cuando es imprescindible recurrir a su asistencia técnica. Entonces, el desafío aquí es transformar una gestión esencialmente reactiva en proactiva para impulsar la mejora continua de los demás procesos organizacionales y los activos involucrados en las operaciones diarias. En este artículo, sugerimos algunas acciones que puedes llevar a cabo para implementar optimizaciones de mantenimiento de manera segura y consistente.
La gestión de mantenimiento posee dos campos de acción estrictamente identificados: la planificación y programación de actividades para una educación de mantenimiento a corto plazo y la ingeniería de mantenimiento para la optimización del área a medio y largo plazo. La optimización de mantenimiento planificado (PMO) es un método para mejorar las estrategias de mantenimiento preventivo y el historial de fallas disponibles.
A veces, es muy difícil integrar las acciones de mantenimiento preventivo cuando existe un acostumbramiento al mantenimiento correctivo, pero basarse en un método de optimización no solo ayuda a mejorar la eficiencia operativa sino que proporciona visibilidad a las tareas generales de mantenimiento generando datos importantes sobre las tareas existentes, las modificaciones en la programación y la frecuencia de las rutinas, a fin de trabajar en función del historial de fallas de un equipo y aplicar la mejora adecuada.
Las optimizaciones de mantenimiento son necesarias principalmente para reducir los costos de mantenimiento en aproximadamente un 25%. Además, aportar una metodología al mantenimiento proporciona ahorro de tiempo y una rápida implementación de las mejoras. Asimismo, los periodos de recuperación comienzan alrededor de los 12 y 24 meses después de incorporar una metodología de optimización. Esto se traduce en funcionamiento general de los activos más optimizado, acompañado de procesos y planes de mantenimiento preventivo y correctivo alineados con los objetivos organizacionales.
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El paso previo para iniciar una optimización de mantenimiento es analizar las fortalezas y debilidades de tu empresa para saber en dónde poner el foco de atención de las acciones. Esto significa, por ejemplo, identificar qué máquinas sufren mayor deterioro y centrar los esfuerzos en reducir el riesgo de mal funcionamiento o su interrupción por avería. Ahora bien, ¿qué plan podemos trazar para mejorar la gestión de mantenimiento?
Este paso debería incluirse cuando recién comienzas con el proceso de optimización de mantenimiento porque te aporta información de valor sobre las tareas, actividades, reparaciones, etc. Tener una documentación con el estado de tus activos y las tareas de mantenimiento te permitirá identificar oportunidades de mejora que aumenten la eficiencia significativamente.
Los activos que presentan grandes posibilidades de generar fallas se consideran activos críticos. Aplicar mantenimiento predictivo para realizar un monitoreo constante ayudará a evitar la incidencia de estas fallas. Los activos con un nivel de criticidad reducido son los que ameritan un monitoreo preventivo porque es necesario predecir las fallas en etapas tempranas. En cambio, los activos no críticos pueden ser gestionados con un mantenimiento correctivo.
La planificación es esencial para una gestión de mantenimiento optimizada, pero además debe incluir la programación, la dotación de personal, la adquisición y eliminación de activos, todo dentro de un plan de mantenimiento. Si no planificas, de nada te servirá incorporar el mantenimiento preventivo, ya que este es efectivo cuando tiene una dirección en función de las necesidades reales de los activos y no cuando se aplica por decisiones aleatorias.
Imagina tener muchos activos. ¿Cómo adquieres un registro de todos los equipos y máquinas en actividad? Puedes realizar un relevamiento del mantenimiento adoptando un software. Los datos recopilados en una herramienta de mantenimiento te permitirán obtener un control y seguimiento del estado de cada activo, como así también separar los activos que puedan presentar anomalías en el futuro para vigilarlos más de cerca.
Una vez que adquieres cierto control de tus activos mediante un proceso de registro de mantenimiento, ya puedes identificar puntos de riesgos actuales y potenciales haciendo revisiones y ajustando los planes de mantenimiento a las necesidades de tu empresa. Esto te ayudará a reducir la probabilidad de riesgos en el futuro, porque todo lo que se mide se puede mejorar.
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En síntesis, las optimizaciones de mantenimiento implican ir más allá de la planificación y de la incorporación de procesos al área, ya que es necesaria una ingeniería de mantenimiento integral para optimizar la eficiencia operativa a mediano y largo plazo. Tiene como principales ventajas la reducción de costos, el ahorro de tiempo y la mejora de los resultados generados con los activos monitoreados.