El avance acelerado de la inteligencia artificial, la automatización y las herramientas no-code está transformando la forma en que trabajamos. Lo que hace apenas una década parecía ciencia ficción, hoy es parte del día a día de las empresas. En este contexto, no solo cambian los procesos, sino que también surgen profesiones inéditas, creadas para responder a nuevas necesidades organizacionales.
Este artículo presenta cinco de estas profesiones emergentes, analiza por qué están surgiendo y qué deben hacer las compañías para atraer y retener al talento que las encarne.
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1. AI Trainer: entrenadores de inteligencia artificial
La inteligencia artificial generativa y los modelos de machine learning necesitan más que datos: requieren de entrenamiento humano para aprender a interactuar con usuarios de manera coherente, ética y contextualizada. Aquí aparece la figura del AI Trainer.
Este rol se encarga de diseñar y alimentar los sistemas de IA con ejemplos, validaciones y ajustes. Su trabajo no es únicamente técnico, sino también lingüístico y cultural. Debe entender cómo se expresan distintos segmentos de usuarios, identificar sesgos en los resultados y proponer mejoras continuas para que la IA “aprenda” de forma correcta.
¿Por qué surge?
Porque las empresas ya no solo compran tecnología, sino que la personalizan para su propio contexto. Un chatbot de atención en una aseguradora debe comunicarse de forma distinta al de un e-commerce, y eso requiere supervisión humana especializada.
Cómo prepararse: las organizaciones deben fomentar equipos híbridos que combinen conocimiento técnico con habilidades en comunicación, psicología del lenguaje y ética digital.
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2. Automation Architect: arquitectos de la automatización
La automatización ya no es un complemento: se ha convertido en un pilar de la eficiencia empresarial. Sin embargo, implementar automatizaciones sin una visión global puede generar caos en lugar de orden. Ahí aparece el Automation Architect.
Este profesional diseña la arquitectura integral de automatizaciones en una empresa. Define qué procesos deben automatizarse, cómo se conectan las distintas plataformas y qué gobernanza se necesita para escalar sin riesgos. Su enfoque es tanto estratégico como técnico: traduce los objetivos de negocio en flujos digitales claros y sostenibles.
¿Por qué surge?
Porque el no-code y las herramientas de integración (como Make o Zapier) han democratizado la automatización, pero sin una estrategia, las organizaciones corren el riesgo de crear “islas digitales” desconectadas.
Cómo prepararse: invertir en programas de capacitación continua y en la creación de un “centro de excelencia en automatización” que asegure que el trabajo de estos arquitectos tenga respaldo y alineación con la estrategia corporativa.
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3. Knowledge Manager: gestores del conocimiento digital
El crecimiento de la información dentro de las empresas es exponencial. Manuales, políticas, documentos técnicos, bases de datos y FAQs se acumulan a tal ritmo que el conocimiento interno corre el riesgo de perderse o duplicarse. Aquí nace el Knowledge Manager.
Este rol tiene la misión de organizar, mantener y optimizar la información corporativa. No se limita a almacenar, sino que diseña estructuras de acceso fáciles, intuitivas y actualizadas, apoyándose en plataformas de knowledge base e IA semántica.
¿Por qué surge?
Porque la eficiencia ya no depende solo de procesos, sino también de cómo fluye la información. Un empleado que tarda 40 minutos en buscar un procedimiento está desperdiciando tiempo valioso.
Cómo prepararse: las empresas deben priorizar la creación de políticas de gestión documental, invertir en software especializado y dar a los gestores del conocimiento la autoridad necesaria para garantizar que la información sea confiable y accesible.
4. Ethical Technologist: especialistas en ética tecnológica
La adopción masiva de IA, automatización y análisis de datos trae consigo dilemas éticos: ¿cómo se usan los datos? ¿cómo se evitan sesgos? ¿qué impacto tienen los algoritmos en la sociedad? De estas preguntas nace el Ethical Technologist.
Este rol combina conocimientos en tecnología con fundamentos legales, filosóficos y de responsabilidad social. Su tarea es diseñar y aplicar marcos de referencia que aseguren que la innovación tecnológica se alinee con valores humanos y normativas vigentes.
¿Por qué surge?
Porque cada vez más gobiernos, organismos y consumidores exigen transparencia. Las empresas que no contemplen la ética en su transformación digital arriesgan su reputación y su sostenibilidad a largo plazo.
Cómo prepararse: incorporar políticas de ética en el uso de IA, formar comités interdisciplinarios y dar lugar a profesionales que puedan tender puentes entre lo técnico, lo legal y lo social.
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5. Customer Experience Orchestrator: orquestadores de experiencias digitales
La experiencia del cliente dejó de ser un tema exclusivo de marketing. Hoy atraviesa todas las áreas: ventas, soporte, logística, desarrollo de producto. En este contexto surge el Customer Experience Orchestrator (CXO).
Este perfil se encarga de integrar datos, herramientas y procesos para garantizar una experiencia fluida y consistente en todos los puntos de contacto. A diferencia de un gestor tradicional, el CXO utiliza analítica avanzada, IA predictiva y plataformas omnicanal para anticipar necesidades y personalizar interacciones.
¿Por qué surge?
Porque los clientes esperan inmediatez y coherencia. Si un usuario inicia un contacto por WhatsApp y luego continúa por email, no quiere repetir información ni sufrir fricciones.
Cómo prepararse: invertir en plataformas CRM avanzadas, unificar fuentes de datos y, sobre todo, empoderar a este nuevo perfil con autonomía para tomar decisiones sobre procesos y herramientas.
El denominador común: talento híbrido
Aunque estas cinco profesiones tienen características distintas, todas comparten un rasgo esencial: son híbridas. Combinan lo técnico con lo humano, lo analítico con lo creativo, lo estratégico con lo operativo.
Las empresas que pretendan atraer este talento deben comprender que no se trata solo de ofrecer un buen salario. Es clave crear ambientes que favorezcan la innovación, la capacitación continua y la experimentación. Quienes ocupan estos roles suelen buscar organizaciones flexibles, abiertas al cambio y dispuestas a escuchar nuevas perspectivas.
Conclusión
Las tendencias tecnológicas están moldeando el futuro del trabajo a una velocidad sin precedentes. Roles como el AI Trainer, Automation Architect, Knowledge Manager, Ethical Technologist y Customer Experience Orchestrator son apenas la punta del iceberg de un mercado laboral en constante evolución.
Para las empresas, la pregunta ya no es si estos perfiles llegarán, sino cuándo y cómo integrarlos a su estructura. Quienes se adelanten en la atracción y retención de este talento no solo estarán mejor preparados para los desafíos digitales, sino que también construirán una ventaja competitiva difícil de replicar.
En definitiva, el trabajo del futuro no está a la vuelta de la esquina: ya está aquí, y es responsabilidad de cada organización aprender a reconocerlo y potenciarlo.
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