Solo las personas que fundaron empresas familiares o trabajaron en ellas saben por propia experiencia lo que significa superar las dificultades o limitaciones que trae consigo establecer negocios familiares, y si bien no siempre se llega a buen término con estas alianzas, existen retos de las empresas familiares que, enfocados de la manera correcta, pueden superarse exitosamente.
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Lo cierto es que hay empresas familiares que crecieron y supieron separar la vida personal de la vida empresarial, pero otras no lo lograron y terminaron disolviéndose, y sus integrantes emprendiendo caminos diferentes.
El objetivo de este artículo es mostrarte cuáles son los principales retos de las empresas familiares para ser rentables y mantenerse en el mercado. Suele decirse que a la familia no se la elige, pero fundar una empresa familiar sí es una elección personal que merece llegar a buen puerto.
Es común que al tratarse de una empresa familiar existan conflictos familiares que no lleguen a filtrarse al momento de plantear problemáticas empresariales. Por eso es fundamental que se limen asperezas ante posibles enfrentamientos de intereses. Los conflictos deben quedar para discutirse en el ámbito de lo privado, nunca ventilarlos en el plano profesional.
La circunstancia ideal para que las empresas familiares se generen es que en lo cotidiano coexistan bajo un clima de armonía y cordialidad, conociéndose en profundidad entre los miembros del círculo familiar y sabiendo cuáles son las metas de cada uno cuando decide formar parte de este proyecto de vida, pero en especial que todos compartan las metas empresariales en algún punto para ir alineados.
Las empresas familiares empiezan normalmente como un pequeño negocio familiar, que con el paso del tiempo puede llegar a convertirse en una empresa más grande y rentable. Un momento muy delicado en la vida de estas empresas es la sucesión, es decir, cuando una generación cuyo papel en la empresa es de gran valor, le pasa el testigo a la siguiente.
Cuando una pequeña pyme familiar logra expandirse con los años, lo más normal es que el fundador comience a delegar y a nombrar sucesores cuando, por ejemplo, los hijos crezcan y estén en condiciones de asumir un liderazgo que exigirá de ellos mantener el mismo compromiso de sus progenitores cuando la empresa apenas era un negocio familiar.
También afrontan las empresas familiares el reto de la internacionalización del negocio y la apertura a nuevos mercados. En ocasiones vemos grandes empresas familiares con mucho éxito en un país, que no han dado todavía el salto a otros países. Por ejemplo en España gigantes como Mercadona o El Corte Inglés apenas se han internacionalizado.
La adaptación de las empresas familiares a las nuevas tecnologías, es otro de los retos más importantes que se les presentan en la actualidad. Hay que adaptarse a los nuevos tiempos, a la era digital. Más que una necesidad es una obligación. Ya lo decía el propio Darwin, la adaptación al medio es fundamental para la supervivencia y quien no se renueva al final acaba por morir.
La flexibilidad, la innovación y la capacidad de adaptación deben entrar también dentro de los rasgos definitorios para asegurar la supervivencia de las empresas familiares.
Las empresas familiares suelen estar constituidas por capital propio de las propias familias, por lo que la tolerancia al riesgo es menor que en otras empresas, ya que se están jugando su propio patrimonio. Este instinto conservador es positivo, y salvaguarda a estas empresas de aventuras temerarias, pero los excesos en este sentido puede provocar que se pierdan oportunidades o no se tomen las medidas necesarias.
Otro de los retos de las empresas familiares es poder y saber definir roles, responsabilidades y objetivos claros que marquen el rumbo que desea seguir la empresa. Si los roles están bien definidos, se formalizan procesos que de otra forma implicaría que varias personas asumieron responsabilidades que no les corresponden.
De esta forma, se evita la sobrecarga de trabajo para unos pocos y que se quejen por este motivo, que en este caso será justificado porque se suele dar por hecho en algunas empresas familiares que todos pueden hacer diversas actividades de varias personas a la vez, sobre todo las empresas más chicas de menos de 50 personas, que tienen relativamente pocos colaboradores ajenos a la familia.
En este sentido, es posible que las tareas sobren y los trabajadores falten. Y ciertamente que los dueños no estén dispuestos a contratar más personal porque eso implica destinar más salarios.
Sin embargo, también es posible que incluso los salarios de cada colaborador, en especial de los familiares, no sea acorde al cargo y responsabilidades, ya que es normal en algunas empresas pymes muy recientes invertir mucho y obtener pocas ganancias, al menos, en los primeros tiempos.
En esos casos, los líderes que integran el área directiva deberían establecer un consenso salarial entre los miembros para evitar malos entendidos, y que acepten o no según sus necesidades. Además, en las empresas familiares lo monetario no es lo más importante sino el producto / servicio que ofrecen y los clientes que atraen. La rentabilidad debería ser un resultado esperable si los procesos están formalizados, pero no siempre esto sucede.
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Estos fueron los principales retos de las empresas familiares que pudimos detectar típicamente en nuestra experiencia. De hecho, decidir fundar una empresa familiar puede considerarse como un gran desafío porque implica vencer un montón de prejuicios y tabúes sobre posibles conflictos familiares, que en realidad no necesariamente deben pasar del plano privado a lo laboral si se priorizan los objetivos en común.