En la economía global impulsada por la tecnología, el éxito de las empresas depende no solo de la velocidad a la que innovan, sino de la velocidad a la que pueden escalar sus modelos de negocio llegando a más personas. Por este motivo, llega un momento crucial en que todo directivo debe enfrentarse al desafío de internacionalizar la empresa.
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A medida que el mundo se vuelve más conectado, y las herramientas tecnológicas disponibles permiten que las empresas lleguen a los mercados internacionales más rápido que nunca, la expansión más allá de las fronteras está en la mira de muchos líderes empresariales que aspiran al crecimiento acelerado.
Sin duda, internacionalizar mi empresa desde el principio no es fácil. Es complicado y viene con obstáculos, especialmente cuando se navega junto con los dolores normales de crecimiento de escalar. Crear productos para una base de clientes internacional y crear conciencia de marca multicultural y multilingüe a través de las fronteras agrega un nivel de complejidad a la mayoría de las facetas del negocio.
Pero, por otro lado, esos problemas iniciales pueden permitir ganancias más tempranas, lo que potencialmente brinda una ventaja sobre los competidores que no están optimizados para lidiar con la compleja fragmentación de un mercado global.
Pero, ¿cómo sabes cuándo estarás listo para internacionalizar tu empresa? Esta respuesta variará de una empresa a otra. En este artículo encontrarás algunos aspectos clave en los que pensar al determinar si expandes o no tu negocio y las ventajas de impulsar tu marca fuera de tu país.
Si bien depende de las circunstancias de cada empresa y de la economía del país a la que pertenecen (no es lo mismo un mercado latinoamericano que el norteamericano o el europeo), puesto que los países desarrollados suelen tener empresas más escalables y bien posicionadas, esto no es un impedimento para internacionalizar tu empresa, si esta cuenta con los recursos necesarios.
Estos recursos no se reducen a lo económico, sino a cierta solvencia y estabilidad a nivel estructural que te permitan dar el gran salto. Por ejemplo, puede ser momento de internacionalizar tu empresa si:
Cada proceso tiene sus etapas formales para cumplir una serie de tareas que los colaboradores cumplen y han demostrado ser efectivos para el logro de los objetivos. Asimismo, cada trabajador sabe las funciones que le corresponden, a quiénes responden o a quiénes tienen a su cargo.
Si tienes los procesos formalizados, probablemente haya aumentado la eficiencia y productividad en tu empresa. En consecuencia, tu personal puede lograr mejores resultados cuando trabajan en equipo, pero también pueden manejarse con facilidad en sus tareas individuales sin que un supervisor los esté controlando todo el tiempo.
Tienes colaboradores que saben trabajar bien en equipo y también de forma individual. Entonces, es muy probable que se sientan motivados y por eso los resultados son óptimos. La motivación ayuda a que las obligaciones se conviertan en elecciones creativas y que siempre se esté buscando la perfección.
Fomentar un clima laboral ameno es importante para que nadie se sienta agobiado o menospreciado. Para esto, la confianza debe ser el pilar fundamental para unir a las personas en el logro de objetivos comunes que beneficien el crecimiento de la empresa.
Una buena señal de que la internacionalización es un hecho es que no se manifieste resistencia al cambio entre las personas que forman parte de tu empresa. Por el contrario, sienten que se estancan si no adquieren nuevas competencias profesionales y nuevos horizontes a los que apuntar.
Si confluyen todos esos elementos dentro de tu empresa, posiblemente se cumplan los objetivos y tengas una importante cartera de clientes que reconozcan el esfuerzo que hace tu empresa para desarrollar un producto o servicio a la medida de sus necesidades.
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Si finalmente sientes que tu empresa se está consolidando, debes hacer que crezca fuera del mercado local. En este sentido, los beneficios que puedes lograr con la internacionalización son los siguientes:
Por último, enumeramos algunos pasos que puedes considerar para hacer más fácil la transición de un negocio local a uno que apunte a un mercado internacional.
Cuando despegas tu negocio por primera vez, tu instinto es a menudo todo lo que tienes hasta que creas una base de clientes e implementas un ciclo de retroalimentación. Pero, antes de decidir internacionalizar tu empresa, ya no puedes seguir solo tu instinto. Tienes que ir más allá.
La decisión de extenderse más allá de las fronteras significa un cambio desde el desarrollo impulsado por los datos. En lugar de ingresar a un nuevo mercado, asegúrate de que la demanda de los clientes te lleve allí. Haz lo posible para que tu equipo acompañe tu iniciativa y comprueba tener los números que respaldan la necesidad de expansión.
Las características llamativas generan mucho entusiasmo, especialmente cuando deseas hacer una entrada triunfal a un nuevo mercado. Pero, al final del día, se trata de función. No subestimes la importancia de la infraestructura cuando estés planificando una expansión internacional. Las regulaciones comerciales, los códigos fiscales, los estándares legales y otros requisitos difieren de una región a otra.
Necesitas que el producto se adapte al mercado para tener éxito en un nuevo país o región. Pero esa no es la única forma de garantizar el éxito. En nuestra experiencia, conquistar un nuevo mercado a menudo depende de tu capacidad para localizar tu estrategia para que se adapte al clima empresarial y la cultura de cada país al que ingreses. Ahí es donde una mentalidad empresarial ambiciosa es útil.
Parafraseando a Darwin, no siempre son las especies más fuertes o inteligentes las que sobreviven; es el que se adapta mejor al cambio. No asumas que, solo porque algo funciona bien en tu propio terreno, funcionará bien en cualquier lugar.
Conoce a los clientes potenciales donde están, en el idioma que hablan, en lugar de pedirles que se adapten a tu forma habitual de hacer negocios. Infórmate sobre las costumbres locales y solicita el apoyo local para ayudarte mientras te preparas para salir al mercado. Es una inversión que dará sus frutos una y otra vez, sin importar a cuántos mercados llegues.
No dejes que tu geografía limite lo grande que piensas o lo lejos que puedes expandir tu alcance.
Internacionalizar tu empresa desde el principio es un desafío, pero cuando se toma el tiempo para invertir en infraestructura y localizar tu enfoque, podrás reconocer y adaptarte a las complejidades globales gradualmente, lo que te permitirá acceder a negocios vastos y variados, así como nuevas oportunidades de mejora a medida que pasa el tiempo.
Y eso te coloca en una gran posición, no solo para ganar a nivel local, sino para expandir tu negocio fuera de los límites nacionales a mercados más exigentes y rentables.
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En resumen, a lo largo de este artículo hemos analizado que, si bien representa todo un desafío internacionalizar tu empresa, se puede llegar lejos si están dadas las condiciones. ¿Cuáles son estas? Tienes una empresa sólida y has logrado cierta estabilidad estructural y financiera como para propiciar el cambio que impulsará tu crecimiento hacia nuevos mercados globales.