En el mundo empresarial existen diversas denominaciones y definiciones que últimamente están rompiendo paradigmas tradicionales y es necesario delimitar para obtener un panorama un poco más amplio de estos nuevos conceptos, que a la vez se inscriben en una nueva era de modelos de negocios disruptivos que arriesgan más, y asimismo su crecimiento es más acelerado empleando menos tiempo. Básicamente, lo que diferencia a una empresa tradicional de una startup es la permanencia en el tiempo de la primera y la notable rentabilidad en una breve temporalidad de la segunda.
Además del concepto de empresa tradicional, existen dos conceptos relativamente recientes que se van a desarrollar en este informe: startup y scale up, dos términos que suelen confundirse. Por este motivo, además de definir cada uno, se establecerán las principales diferencias.
Una startup es una organización temporal diseñada para promover un modelo de negocio repetible y escalable. En la búsqueda de ese modelo de negocio escalable y repetible, se debe seguir las directrices del método científico:
Siguiendo esta metodología, las startups se destacan por apuntar hacia el crecimiento, la innovación de los negocios, por lo que tienen una visión más clara de la gestión del cambio que las empresas tradicionales con una vasta trayectoria. Entre sus principales características se destacan:
Ejemplos de empresas startups han sido en su momento corporaciones reconocidas como Facebook, Google y Apple, que si bien al día de hoy son multinacionales gigantescas, al principio no eran otra cosa que pioneras de un modelo de negocio nunca antes probado.
En la actualidad, encontramos startups muy jóvenes como la fintech argentina Pomelo y Mamotest, del mismo país. En México, Clip, Kichink y WePow están entre las más destacadas por su crecimiento y popularidad.
Una scale up es una startup que ha avanzado en la ejecución de su modelo de negocio y ha conseguido la trayectoria suficiente para consolidar un crecimiento exponencial tanto en cantidad de colaboradores como en ingresos. Entonces, la transición de la startup a una scale up tiene lugar cuando la organización ha crecido de una manera sostenida durante los 3 últimos años a un ritmo superior al 20% anual en número de colaboradores y en facturación.
Una empresa puede tener un crecimiento acelerado y ser muy rentable hasta el punto de que le quepa la denominación de startup, pero no todas las startup logran alcanzar la evolución necesaria para merecer ser reconocidas como scale ups, si no superan la fase de riesgo impactando positivamente en el mercado local y, además, incursionando en el mercado internacional.
Algunos ejemplos de scaleups famosas son: Mosabi, fintech estadounidense que proporciona educación a las poblaciones de bajos recursos a través de una plataforma móvil; y Ualet, robo-advisor colombiano que permite invertir en el mercado de valores sin tener experiencia.
En términos generales, una scale up es la fase de evolución de una startup que continúa su crecimiento incrementando sus ingresos y su cantidad de personal contratado. Ahora bien, a continuación, se detallan las diferencias clave entre estos dos tipos de organizaciones.
Mientras las empresas tradicionales lanzan al mercado productos y servicios ya consolidados previamente por otras organizaciones, las startups y scale ups desarrollan soluciones innovadoras y disruptivas que marcan un nuevo precedente en el mundo de los negocios. La diferencia entre una startup y la scale up es que esta última se encuentra en un estadío más avanzado de desarrollo y, por consiguiente, se enfrenta a menos riesgos. En cambio, la startup se mantiene aún en periodo de prueba y búsqueda de nuevos segmentos de mercado, que estabilicen la oferta y la demanda. En otras palabras, es rentable pero una mala decisión podría dejarla fuera de la competencia entre las marcas líderes de una industria.
Aunque las startup alcanzan un gran capital financiero en relativamente poco tiempo, sus inicios son con un capital mínimo, por lo que necesitan vincularse a socios estratégicos para ejecutar y convalidar su tecnología. Implica un gran impulso para estas empresas emergentes de gran crecimiento, ya que este tipo de decisiones permite la aceleración necesaria del negocio, plasmada en la obtención de más clientes interesados en la propuesta comercial y con fuertes intenciones de comprar.
Las scale ups ya poseen un panorama de oportunidades más amplio, por lo que no tendrían que buscan constantemente ayuda o financiamiento externo para sobrevivir, ya que si bien no son tan rentables como una empresa grande de mucha trayectoria, superan a las startups.
Tanto las startups como las scale ups son empresas que requieren de un crecimiento más acelerado que cualquier empresa tradicional. Las startups necesitan crecer un porcentaje por semana equiparable a lo que aspiran las empresas tradicionales en un año. Algo similar ocurre con las scale ups, pero, al haber alcanzado cierta estabilidad, quizá deban frenar sus aspiraciones, una vez que obtuvieron un nivel elevado de ingresos y expansión, y situarse en el medio.
Partiendo de la base de que los roles en las empresas tradicionales están bien definidos, tanto en las startups como en las scaleups, los roles no siempre se encuentran definidos, sobre todo en las primeras, porque, al tener la mayoría pocos colaboradores en un comienzo, generalmente sus fundadores y equipo de colaboradores suelen tener diversas funciones, además de procesos no formalizados, aunque, en esencia, se logren los objetivos principales. En las scaleups, como ya tienen una mayor capacidad de inversión y estabilidad, están en condiciones de agrandar el equipo, por lo que las funciones y roles pueden distribuirse con mayor criterio.
Las startups incorporan modelos de negocio que no existen hasta la fecha. Son innovadoras, arriesgadas y disruptivas. Se encargan de desarrollar un modelo de negocio nuevo sobre la base de una necesidad que ninguna otra empresa ha logrado satisfacer. Generalmente, trabajan con soluciones pensadas en la demanda actual. Las scaleups siguen por esta línea, puesto que alguna vez se iniciaron como startup, pero en algún punto han logrado cierto equilibrio financiero que les permite explorar, dentro del mismo modelo de negocio, alguna unidad por la cual puedan lanzar un producto que sirva de trampolín para ingresar en otros mercados.
Las startups y scaleups, al tratarse de modelos de negocios arriesgados o apuestas ambiciosas, así como pueden crecer muy rápidamente también se pueden desmoronarse y fracasar en menos de 5 años. Particularmente, las startups tienen una mayor propensión a una baja tasa de supervivencia, por lo que no todas llegan a consolidarse como scaleups y muy pocas se convierten en grandes empresas que logran perdurar con el mismo modelo de negocio.
Básicamente, las principales diferencias entre startup vs. scale up son la estabilidad económica y el tiempo de supervivencia de cada una. Mientras que una startup es una empresa de unos pocos años, que ha revolucionado el mercado con un nuevo modelo de negocio arriesgando capital financiero, una scale up es la evolución de una startup, que ha sobrevivido a los cambios del mercado en un cierto periodo de tiempo y sigue siendo rentable, incluso con más capital, más colaboradores y metas más enfocadas en objetivos alcanzables.