En una obra, existen una gran cantidad de tareas que se deben tercerizar y esto necesariamente necesita de coordinación. Mientras más sean los elementos, o cuadrillas de trabajo especializadas a coordinar, más complejo resulta el trabajo.
Siendo que la coordinación es complicada, difícil y desafiante, es muy importante gestionar adecuada y eficientemente una obra y sus actores, teniendo siempre presentes los plazos asociados.
Cualquiera que haya abordado una lista enorme de cosas por hacer sabe que un enfoque disperso no funciona muy bien. Es por eso que limpias la casa sistemáticamente de una habitación a otra o que planificas las tareas por hacer con anticipación, para tomar la ruta más eficiente y evitar el tráfico. Y es por eso que priorizamos las tareas que se complementan entre sí, para minimizar la espera y el desperdicio de recursos.
Ahora, una obra debe tener un cronograma de trabajo y por lo tanto tendrá plazos determinados que necesitan cumplirse, que de no hacerlo puede devenir en:
Si el trabajo no se puede continuar, puedes encontrarte con que los colaboradores no logran avanzar con su trabajo, teniendo mano de obra improductiva, es decir, tendrás que pagar a tus trabajadores sin que estos puedan realizar sus labores.
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Si te encuentras en esta situación y no cuentas con un espacio físico adecuado para almacenar los materiales, estos quedan a la intemperie y corres el riesgo de que puedan deteriorarse, costándote potencialmente mucho dinero.
Por otro lado, las cuadrillas de trabajo especializadas no suelen estar a nuestra entera disposición, por lo que no puedes asegurarte de su disponibilidad a futuro. Queda claro que si fijas plazos y no se cumplen, los costos totales de la obra se pueden disparar.
Entonces, no tener una visibilidad clara de los plazos del proyecto hace difícil esta coordinación. Y hace difícil reprogramar si nos vamos a atrasar en una etapa, para continuar con otras tareas. En este sentido es importante conocer el riesgo de incumplimiento de una obra, poder analizarlo, y tomar medidas al respecto. Tener un cronograma claro de la obra resulta crucial para poder así mover las actividades, ver las dependencias y así marcar qué tareas dependen de la otra para poder reprogramar.