Las personas en el mundo actual no conciben la vida sin pasar gran parte del tiempo frente a una pantalla, ya sea de un monitor de computadora, de televisor o de tablet y celular. Esto es entendible ya que muchas actividades laborales son necesarias realizar desde una computadora, como por ejemplo, una reunión por Meet o Zoom, una clase online, redacción de contenidos, administración de páginas web, etc.
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Sin embargo, el tiempo en pantalla puede prolongarse más de la cuenta por otros motivos que los meramente laborales. Lo cierto es que La mayoría de las personas no interrumpe su conexión una vez que termina su rutina laboral, puesto que generalmente se conectan por horas a navegar por internet, chatear o consumir contenido multimedia y en las redes y cuando se dieron cuenta ya es momento de dormir, pero el tiempo en pantalla no facilita el sueño y el buen descanso.
Entonces, resulta que se manifiestan consecuencias del tiempo en pantalla, que pueden influir negativamente la vida y salud de las personas, haciendo que se encuentren más estresadas, irritables y sensibles ante la falta de un descanso reparador. Además, la ansiedad es la patología psicológica actual por antonomasia que se vio potenciada por la pandemia y el largo tiempo de aislamiento.
Aunque pasar muchas horas de exposición frente a la pantalla es lo normal en la sociedad actual, también son evidentes los problemas que se originan por no descansar lo suficiente y realizar otras actividades al aire libre que permitan esa desconexión digital tan necesaria para reactivar las energías.
En este artículo, te explicamos cuáles son las consecuencias del tiempo en pantalla, sobre todo para las generaciones más jóvenes que nacieron conectadas.
Las personas que tienen entre 30 y 40 años, denominados comúnmente como millennials, fueron creciendo junto con los avances tecnológicos pero no nacieron con la tecnología en sí. Estos son los que adoptaron los medios tecnológicos muchas veces como un sustituto de las relaciones sociales, sobre todo, la interacción en las redes sociales.
Una mayor exposición a la pantalla de los dispositivos electrónicos hizo a las personas más ermitañas e introvertidas. Incluso en plenas reuniones sociales cara a cara es común el uso de celulares que reducen el contacto entre los presentes.
Los más jóvenes son quizá los que mejor adaptados están porque ellos crecieron sabiendo lo que es un celular. Sin embargo, desde niños están expuestos a los problemas que genera estar mucho tiempo frente a la pantalla y esto se manifiesta en el organismo de diversas formas.
Una de las principales consecuencias del tiempo en pantalla es la dificultad para conciliar el sueño en las primeras horas. El problema es que cuando el sueño finalmente llega el tiempo destinado para el descanso llega a su fin porque faltan pocas horas para comenzar el día.
Esto puede generar cansancio generalizado, falta de concentración y sueño durante el día que provoca baja de productividad y estrés. La falta de horas de sueño reduce el rendimiento de la persona, haciéndola vacilante y distraída. Disminuir el tiempo nocturno en pantalla reduce las posibilidades de sufrir insomnio y cansancio.
La mala postura que las personas adoptan frente a una pantalla, sea de la computadora como de un dispositivo móvil, favorece la aparición de dolores en la zona cervical y lumbar, lo que puede dificultar la rutina laboral de oficina y la realización de otras actividades que impliquen un esfuerzo físico con esa parte del cuerpo.
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Cuando no dependíamos tanto de los aparatos tecnológicos, los niveles de ansiedad y depresión estaban más controlados y se manifestaban en situaciones puntuales de conflictos personales. Ahora, la ansiedad es una característica recurrente en las personas que ha llegado a normalizarse y a paliarse con ansiolíticos para reducir sus efectos.
Se tiene ansiedad de recibir mensajes, notificaciones, llamadas, etc. Como es casi imposible desconectarse digitalmente, la ansiedad sobrepasa el horario laboral y se traslada hacia otros ámbitos como la vida personal, lo cual puede repercutir negativamente en las relaciones con las personas.
Está comprobado científicamente que la falta de descanso genera un aumento de la hormona cortisol, una de las principales responsables del sobrepeso. Por eso, es necesario para mantener un buen estado físico, descansar las horas suficientes, ya que alimentarse sanamente cuando el cuerpo no duerme, produce un desequilibrio a nivel hormonal que ralentiza el metabolismo.
Como el tiempo en pantalla es mayor en donde tienen lugar las interacciones virtuales, inevitablemente se disminuye la interacción social física. En consecuencia, las personas se relacionan más de forma virtual y el trato de persona a persona se pierde.
Esto afecta no solo en la vida personal sino en la vida empresarial porque el excesivo uso de herramientas digitales de comunicación precariza el contacto personal de oficina. Se pretende que lo digital puede reemplazar a lo físico pero siempre habrá aspectos no transferibles mediante una plataforma tecnológica.
Si bien es difícil volver el tiempo atrás y explicarle a las personas fascinadas con los primeros ordenadores que deben tener cuidado de la sobreexposición en pantalla, todavía estamos a tiempo de reducir su impacto en el futuro si regulamos la cantidad de horas que mantenemos frente a una pantalla. A continuación, seleccionamos algunos tips que puedes considerar para comenzar el cambio.
Si trabajas, usa el dispositivo móvil y la computadora, pero cuando tu horario de oficina acabó y terminaste tus actividades, es recomendable realizar otra actividad que no involucre un aparato electrónico. Sal a correr, lee un libro físico, pasa tiempo con tu familia y amigos, etc.
Si no estás trabajando, desactiva el modo trabajo de tu celular, y también es recomendable depender lo menos posible del móvil y sobre todo de las redes sociales y todo lo que implique una tentación a la procrastinación. Verás que puedes descansar mejor durante la noche y en el día aumentarás tu productividad.
Aunque tengas hijos que prefieren una tablet en lugar que un juguete, no le niegues la posibilidad de jugar y aprender de otras experiencias que no sean las que proporciona un aparato. Haz que socialicen con otros niños, que jueguen y que aprendan actividades útiles para la vida fuera de la esfera virtual.
Limita la interacción virtual a lo meramente necesario. Por ejemplo, durante el tiempo de pandemia. Después se puede ir volviendo gradualmente a la normalidad en la interacción personal. Ninguna experiencia virtual superará al contacto físico.
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En pocas palabras, las consecuencias del tiempo en pantalla puede reducir la calidad de vida de las personas, pero si regulamos esa propensión a vivir conectados a personas lejanas en lugar de estar con nuestros seres queridos más próximos, evitaremos esa escisión moderna entre las expectativas y la realidad.