Durante años, se está imponiendo la tendencia de que las metodologías ágiles son la mejor alternativa para ejecutar proyectos exitosos de manera mucho más rápida. Pero lo cierto es que, por mucho que se venda esta metodología como la más efectiva y ágil, no siempre es la mejor elección para la gestión de proyectos una empresa porque hay distintas variables implicadas que no tenerlas en cuenta puede determinar para bien o para mal el destino de un proyecto.
<<<Metodologías ágiles: ¿Tendencia o necesidad?>>>
Estas metodologías derivan del movimiento “Agile”, que se origina en la industria del software. Su fundamento reside en que todas las organizaciones deberían migrar hacia una estructura horizontal, en donde todos los componentes de una empresa promuevan lazos de confianza y colaboración para llevar adelante proyectos colosales y rentables en el mercado.
Sin duda, estas metodologías basadas en Agile ofrecen numerosas ventajas que aportan un aire renovado a la tradicional manera de trabajar en los proyectos. Sin embargo, se necesita una importante disciplina para implementar una metodología ágil con éxito, y además no depende solo de esto, sino de otros factores como el modelo de negocio y la industria a la que pertenece la empresa aspirante al modelo ágil.
El objetivo de este artículo es analizar cuándo es recomendable y cuándo no aplicar metodologías ágiles en distintos escenarios empresariales.
Dependiendo de factores tales como la economía de costos y la economía variable, veremos a continuación qué escenarios de aplicación son favorecedores para implementar las metodologías ágiles en cuáles no.
Al ofrecer un enfoque flexible y reiterativo para el desarrollo de software, los métodos Agile se adaptan bien a proyectos complejos que cambian rápidamente durante el proceso de desarrollo.Teniendo un conocimiento óptimo de las actividades previas para lograr el objetivo lo recomendable es utilizar metodologías ágiles.
Si en función de conocimientos previos puedes llegar hasta la mitad del proyecto, quizá deberías aplicar a esta mitad una metodología tradicional y a la otra mitad implementar agile. La metodología tradicional permite ver el panorama completo y cuando esto sucede se reduce la incertidumbre. De esta forma, se puede planificar de mejor manera la problemática de los costos.
Donde sí vale la pena aplicar metodología ágil es principalmente en etapas de creatividad o de incertidumbre. Por ejemplo, si tienes que elaborar una campaña de marketing al diseñar el macro el proceso creativo se vuelve ágil, y una vez que se define esta primera etapa, luego la ejecución del proyecto debería realizarse en la metodología tradicional.
Asimismo, se puede trabajar de manera tradicional en la construcción de un laboratorio para luego trabajar de manera ágil. Generalmente, se debe utilizar el esquema ágil cuando el proyecto presenta una elevada incertidumbre porque planificar a corto plazo con este modelo no vale la pena, pero fundamentalmente cuando se desconoce cómo utilizar los recursos para alcanzar el objetivo.
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En cuanto tenemos una certidumbre de cuáles son los recursos y la concatenación de tareas para cumplir con ese objetivo, es conveniente entonces aplicar la metodología tradicional. Esto sucede porque la metodología ágil quita la posibilidad de diagnosticar el presupuesto que vamos a necesitar para financiar el proyecto.
Como sostenemos en un principio, las metodologías ágiles están asociadas a las empresas tecnológicas porque no son modelos de economía de costos sino de economía de escalas. Desde esta perspectiva, las empresas no se preocupan por cuánto dinero les va a ingresar porque tienen inversionistas que apuestan y arriesgan de que van a generar un producto exitoso. Pero la mayoría de los modelos de negocios no son así puesto que la mayoría de los modelos de negocio se inscriben dentro de la economía de costos.
El precio lo descuenta el mercado y las empresas deben tener un costo por debajo de ese precio para obtener rentabilidad. Cuando viven esa situación la incertidumbre no es muy positiva. Entonces, se ejecuta siguiendo modelos tradicionales conocidos. Existe un punto fundamental a destacar en la aplicabilidad de Agile: no es lo mismo ser ágil que ser rápido. No es lo mismo gestionar proyectos de manera ágil que gestionar proyectos con metodología ágil.
Se puede utilizar un esquema de metodología tradicional pero igualmente tener un equipo muy eficiente que terminará siendo más ágil que cualquier equipo de agilismo. Esto ocurre porque hablamos de personas comprometidas con los cronogramas, que saben cómo planificar y cómo realizar las actividades, por lo que la ejecución correcta de los procesos está asegurada.
Si a estos integrantes de proyecto se les cambia alguna tarea o actividad, se adaptan y continúan con aquello que se les asigna. De forma diferente ocurre con el típico esquema de la metodología ágil, que implementando la economía de costos y no de escalas suelen contratar gente poco capacitada. El agilismo o método scrum apunta a seleccionar personas capacitadas. Este modelo proviene de programadores, los cuales son profesionales autónomos.
Por ejemplo, en la construcción de un edificio no se puede aplicar la metodología ágil porque debe realizarse bien y rápido, por lo que requiere un modelo estructurado. Agile es un esquema de negocio que no está muy preocupado por los costos. Cuando estas empresas quiebran no es generalmente por falta de costos sino porque su producto dejó de ser interesante.
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En definitiva, independientemente de su gran popularidad entre los desarrolladores de software y sus diversas ventajas, a lo largo de este artículo hemos analizado cuándo sí y cuándo no aplicar metodologías ágiles, ya que no debe utilizarse para todos los proyectos. En principio, se debe realizar una planificación exhaustiva al comienzo de cualquier proyecto ágil para comprender si cuentas con suficientes recursos, un equipo calificado y eficiente y una necesidad real de incorporar este conjunto de prácticas de desarrollo.
La metodología Agile no debe ser considerada como una panacea que convertirá cualquiera de tus proyectos de desarrollo en un gran éxito. Ante la duda, es preferible apegarse a los enfoques tradicionales, ya que no solo son más sencillos sino que también ofrecen mayor certidumbre y una mayor visibilidad general del proyecto.