Hoy en día, una de las inquietudes más comunes que se plantean los ciudadanos y las empresas es conocer cómo maximizar las inversiones y hacer rendir el dinero. El contexto económico latinoamericano, de alta inestabilidad, genera la necesidad de hacer que las ganancias no se vean afectadas por la inflación o por la pérdida del poder adquisitivo.
Por esta razón, presentamos las tendencias de este año para hacer frente al entorno de hoy y cómo aplicarlas:
El primer paso es adquirir hábitos financieros. Esto no ocurre de un día para el otro, por el contrario, la educación financiera hasta hace poco tiempo no era una prioridad. Sin embargo, en el último tiempo y con el avance en los pagos electrónicos y otros sistemas, comenzó a tomar relevancia el conocer cómo tener un mejor control del dinero.
Tener educación financiera significa conocer las diferentes clases de activos, como también incorporar conceptos económicos como: oferta, demanda, inflación, tasa de interés, mercados.
En el mundo financiero, se acostumbra a hablar de perfiles de inversor, en función de los objetivos que se tengan. Por ejemplo, los inversores más conservadores pueden apostar por activos de renta fija para evitar riesgos. Por su parte, quienes tienen un perfil moderado pueden dividir sus inversiones entre renta fija y variable. Aquellos inversores más agresivos, quienes buscan más ganancias, son los que van a asumir más riesgos, pero también los que más pueden ganar.
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Los objetivos son importantes en numerosos ámbitos, y en las finanzas no son una excepción. Trazar objetivos claros y medibles a corto, mediano y largo plazo sirve para reducir gastos innecesarios, llevar un mejor control y ahorrar un porcentaje de los ingresos. Además, cada pequeña meta lleva a la consecución de una mayor.
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Complementar las inversiones nacionales con inversiones en mercados internacionales (y más estables) es una de las formas más clásicas de proteger las inversiones de los cambios constantes.
Dirigir inversiones en mercados extranjeros puede significar entrar en un entorno más fuerte, más competitivo y más alejado de la devaluación.
La tasa de rentabilidad en Estados Unidos y Europa nunca deja de ser vista por los inversionistas.
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Diversificar significa no concentrar todos los recursos en un solo tipo, para poder compensar una posible pérdida en una inversión.
En este sentido, distribuir las inversiones entre diferentes activos también sigue siendo una estrategia eficaz para reducir los riesgos. En esto, es importante crear una estrategia de inversión equilibrada.
Para esto, es importante conocer qué características tiene cada clase de activo, en rendimiento o volatilidad.
Algunas formas de diversificar son recurriendo a acciones, bonos o uso de plataformas en línea.
Las inversiones más rentables son aquellas que ofrecen una alta tasa de retorno en comparación con el riesgo asumido. Llegar a ellas no es fácil: identificar estas oportunidades requiere una comprensión de los mercados y una constante evaluación de riesgos. Hoy en día, las más conocidas son el mercado de valores, bienes raíces, criptomonedas y los fondos de inversión.
Por otro lado, invertir en empresas consolidadas puede resultar en rendimientos significativos a lo largo del tiempo: conocer las áreas potencialmente exitosas puede llevar a un éxito financiero. Aquellos que invierten en el momento adecuado y que son cautelosos y pacientes, son quienes más maximizan sus ganancias.
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Invertir no es una decisión precipitada, sino que por el contrario, es crucial realizar una investigación exhaustiva y considerar los objetivos planteados.
Con una estrategia correcta y siendo previsor, es posible hacer crecer las ganancias. Pese a los riesgos, con una planificación correcta, es posible alcanzar grandes sumas de dinero potenciando la rentabilidad.