Es muy frecuente que en el mundo empresarial las figuras directivas del fundador y del CEO se confundan y se consideren sinónimas. Por lo que no es extraño escuchar a personas referirse a un CEO como si fuera el fundador de la empresa, y a la vez, considerar al fundador también como el CEO.
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Sin embargo, debemos aclarar que estos términos no son sinónimos porque cumplen funciones diferentes dentro de una organización. Mientras la figura del CEO está vinculada a la dirección ejecutiva y a las decisiones estratégicas que hacen progresar a la empresa, el fundador es quien crea la empresa porque tuvo la motivación personal de hacerlo y quiso plasmar la idea a la realidad.
En ocasiones, el mismo fundador de una empresa se convierte en el CEO, pero en otras debe ser una persona diferente la que ocupe ese lugar de liderazgo ejecutivo. El objetivo de este artículo es establecer las diferencias entre fundador y CEO, y si es posible la transición exitosa de fundador a CEO.
A diferencia de un CEO, que actúa como jefe de una empresa que ya existe, un fundador es la persona que inició o lanzó el negocio en primer lugar.
Los fundadores suelen ser los que tienen la idea de una empresa, la ponen en marcha e impulsan la visión más amplia de los objetivos de la compañía. A menudo están a cargo del panorama general, son responsables de establecer el equipo central y establecer los recursos que necesitan para tener éxito.
Si bien algunos fundadores también pueden convertirse en directores ejecutivos, las habilidades requeridas para ser un director ejecutivo o un fundador suelen ser bastante diferentes. Un ejemplo de un fundador revolucionario convertido en CEO es el jefe de Amazon, Jeff Bezos.
Como la mayoría de los fundadores, Bezos aseguró la financiación, encontró los recursos y comercializa agresivamente su marca para llegar a donde está hoy. Aunque recientemente renunció como director ejecutivo, sigue siendo el fundador de Amazon y seguirá operando sobre esa base en la empresa, asegurando el negocio general mientras el director ejecutivo trabaja en el día a día.
Un Director Ejecutivo (CEO) es el ejecutivo de mayor rango en una organización. Trabaja con el fundador para llevar a cabo los objetivos a largo plazo de la empresa. Para ello, el director general supervisa la gestión estratégica de la empresa y tiene autoridad de supervisión sobre todos los demás colaboradores.
La organización puede tener una junta directiva. Si es así, el CEO responde a esta junta. En este sentido, la junta ofrece asesoramiento estratégico a la empresa, pero las operaciones diarias se dejan en manos del director general. Las organizaciones sin fines de lucro utilizan el título de director ejecutivo para su funcionario de más alto rango en lugar de director ejecutivo.
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Si bien todas las empresas tienen un fundador, no todos los fundadores se convierten en directores ejecutivos.
El fundador puede optar por convertirse en CEO o puede delegar esa responsabilidad en otra persona. Aunque muchos fundadores son los primeros directores ejecutivos de sus organizaciones, se necesitan dos conjuntos de habilidades completamente diferentes para iniciar una empresa y administrar un negocio.
Los fundadores son visionarios a los que se les ocurrió la idea original, piensan más en su producto que en administrar su empresa y están orientados al futuro.
Un CEO es un integrador que prospera transformando el caos en orden, quien convierte el diamante en bruto en una preciosa joya. Para hacer esto, construye lentamente la empresa mientras presta atención a los detalles de las operaciones organizacionales.
Suponte que la compañía tiene planes para una expansión a gran escala. En ese caso, podría querer incorporar a un CEO más experimentado para hacer realidad sus ambiciosos sueños.
Sin embargo, los directores ejecutivos profesionales pueden tener la visión un tanto sesgada y centrarse en objetivos a corto plazo, en lugar de la visión convincente que hizo que la empresa fuera un éxito rotundo en primer lugar.
Encontrar la respuesta a esta pregunta dependerá del sector de la industria a la que pertenece la empresa, su modelo de negocio y su cultura empresarial, porque así como para muchas empresas el mejor escenario posible es que el fundador se convierta en el CEO de su empresa por ser quien la creó y la vio crecer, para otras, es conveniente contratar un director ejecutivo profesional fuera del entorno de la empresa, para que manifieste una visión más objetiva.
Entonces, ¿qué medidas debería tomar el fundador de una empresa? ¿Continuar su carrera empresarial para ocupar también el cargo de director ejecutivo y ser, además del creador de la empresa, el que la lleve a buen puerto? ¿O debería delegar la dirección a otro?
La sabiduría convencional dicta que una startup o empresa en crecimiento contrata a un director ejecutivo profesional una vez que la compañía madura. Sin embargo, algunas firmas de capital de riesgo prefieren que las nuevas empresas en las que invierten tengan un CEO fundador. Debido a que canalizan su energía empresarial para iniciar su empresa, los fundadores encarnan el alma de un negocio.
Esa es solo una de las muchas razones por las que algunos capitalistas de riesgo eligen trabajar con organizaciones que todavía están dirigidas por su fundador en lugar de un director ejecutivo profesional. También es la razón por la que tantas empresas piden a sus fundadores que regresen cuando el negocio encuentra dificultades.
Otra razón de esta preferencia es que los directores ejecutivos fundadores superan constantemente a los directores ejecutivos profesionales en todo tipo de métricas. Estos incluyen la eficiencia del capital (cantidad de fondos recaudados), el tiempo de salida, las valoraciones de salida y el rendimiento de la inversión.
Durante las primeras etapas de una empresa, llevarla hacia su plenitud puede ser increíblemente emocionante para un fundador, puesto que está vinculado a un equipo pequeño y apasionado con el que vio nacer la empresa. Debido a la cantidad de energía que un propietario pone en construir su empresa, a menudo se vincula emocionalmente con todo lo que ello representa.
Todo esto es muy bueno y puede motivar a lograr grandes resultados, pero con el tiempo, este apego saludable puede volverse poco saludable si no se lleva a cabo una transición de fundador a CEO ordenada. No obstante, un fundador puede permanecer a bordo si aprende a ser tan apasionado por los detalles esenciales de la gestión de una empresa como lo fue por hacerla despegar.
Esto significa ser educado en responsabilidades esenciales como procesos organizativos, liderazgo y la gestión de un equipo de talentosos profesionales como colaboradores. Claro, no se trata solo de fundar una empresa para considerarte una persona de negocios. Si no puedes aprender a que te guste la gestión empresarial, no podrás escalar adecuadamente el negocio.
Por otro lado, los CEO fundadores también pueden estar más involucrados en la empresa porque tienen el conocimiento sobre lo que esta necesita y las decisiones que deben tomar para no desviarse del camino trazado en sus orígenes Aunque obviamente, con el paso del tiempo un fundador puede decidir contratar a un director ejecutivo externo que lo ayude a llevar la compañía a otro nivel.
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En síntesis, lograr la transición de fundador a CEO no es tan sencillo como parece, ya que requiere una formación empresarial basada en el liderazgo, que es el elemento clave para cualquier gestión que busque el crecimiento. Tener la visión de negocios es positivo y aporta un gran valor para cualquier fundador de empresa, pero sin el conocimiento y la experiencia estadista de los profesionales en administración puede volverse un trayecto inestable.
Por este motivo es importante que el fundador se capacite para convertirse en CEO, si desea obtener el control de los procesos empresariales, o bien, delegar a una persona que se ocupe exclusivamente de ese cargo ejecutivo.