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Comunicación de crisis: Cómo preparar a tu equipo para lo inesperado

Escrito por Equipo de redacción de Drew | 11/04/25 13:00

En un mundo cada vez más volátil, incierto y cambiante, estar preparado para lo inesperado ya no es una opción, sino una necesidad. Las organizaciones enfrentan crisis de todo tipo: desde ciberataques hasta accidentes laborales, desde conflictos públicos hasta errores de comunicación que escalan rápidamente. Y frente a estos escenarios, la comunicación de crisis es la herramienta más poderosa para contener, actuar y salir fortalecidos.

Contar con un plan de comunicación de crisis permite responder con rapidez, transparencia y coherencia, evitando daños mayores, preservando la reputación y cuidando a todos los involucrados. Pero más allá del plan, es clave preparar al equipo para que actúe de forma coordinada y eficaz en medio de la incertidumbre. A continuación, una guía práctica para anticiparse, diseñar estrategias y capacitar a tu equipo para que esté listo cuando más se lo necesita.

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¿Qué es la comunicación de crisis?

La comunicación de crisis es un conjunto de estrategias, mensajes y acciones que una organización implementa para enfrentar situaciones adversas, minimizando su impacto y gestionando la información de forma oportuna y clara.

No se trata solo de salir a dar explicaciones cuando algo sucede, sino de tener previamente definidos roles, canales, mensajes clave y protocolos que permitan actuar de forma ordenada. La crisis puede ser inesperada, pero la respuesta no debería serlo.

 

Anticipar escenarios: pensar lo impensado

La primera etapa en toda estrategia de comunicación de crisis es la anticipación. Esto implica identificar los posibles riesgos y escenarios críticos a los que podría enfrentarse la organización. Para ello se pueden utilizar herramientas como:

  • Análisis FODA (fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas)
  • Matriz de riesgo e impacto
  • Simulaciones y ejercicios de role-playing

Pensar lo impensado ayuda a no ser tomado por sorpresa. Una buena práctica es reunir a los distintos equipos para construir juntos una lista de posibles crisis: fallas técnicas, problemas de reputación, renuncias inesperadas, desastres naturales, conflictos internos, etc. La clave es contemplar desde lo más probable hasta lo más extremo.

<<<Metodología de planificación por escenarios: Ventajas clave de planificar

con diferentes escenario>>>

 

Diseñar planes de contingencia

Una vez que se identifican los posibles escenarios, el siguiente paso es crear un plan de comunicación de crisis para cada uno. Este plan debe contener:

  • Equipo de crisis: definir quiénes integran el grupo responsable de liderar la respuesta comunicacional. Debe incluir personas de distintas áreas: comunicación, liderazgo, recursos humanos, legal y operaciones.
  • Roles y responsabilidades: quién habla con los medios, quién comunica internamente, quién recopila información, quién monitorea redes sociales, etc.
  • Mensajes clave: anticipar los mensajes que se comunicarán, según el público (empleados, clientes, proveedores, prensa, etc.) y el tipo de crisis.
  • Canales de comunicación: establecer por qué medios se comunicará cada mensaje (mail, redes sociales, conferencia de prensa, WhatsApp interno, etc.).
  • Protocolo de acción: una hoja de ruta que indique los pasos a seguir en las primeras horas de la crisis, el momento más crítico para contener el impacto.

Tener este plan documentado y actualizado ahorra tiempo valioso cuando la crisis ocurre y permite actuar con agilidad y precisión.

<<<Anticípate al cambio: Cómo crear un plan de contingencia>>>

 

Capacitar y sensibilizar a los equipos

Un plan, por sí solo, no es suficiente. Es imprescindible que todo el equipo conozca el protocolo y sepa cómo actuar ante una situación crítica. La preparación y el entrenamiento son claves para que la reacción sea coordinada, rápida y empática.

Algunas acciones recomendadas:

  • Simulacros de crisis: realizar ejercicios periódicos donde se ensayan distintos escenarios. Esto permite identificar fallos en el plan y entrenar a los voceros.
  • Capacitaciones en comunicación: formar al equipo en técnicas de comunicación efectiva, manejo de emociones, atención a la prensa, y gestión de redes sociales.
  • Manual interno de crisis: un documento claro y accesible con el paso a paso, contactos clave y buenas prácticas.
  • Empoderar a los líderes: brindar a quienes ocupan cargos de liderazgo herramientas para contener a sus equipos, responder con empatía y sostener la cultura organizacional aún en momentos difíciles.

 

Comunicación interna: la gran aliada

En una crisis, el primer público que debe ser informado es el interno. La falta de información genera rumores, ansiedad y desconfianza. Por eso, comunicar de forma oportuna y transparente a los colaboradores es esencial.

Un equipo bien informado actúa con mayor compromiso, puede responder preguntas externas con coherencia y se convierte en un multiplicador positivo del mensaje.

Además, es importante escuchar: abrir canales de diálogo donde el equipo pueda expresar dudas, emociones y sugerencias ayuda a sostener el clima laboral y evitar fracturas.

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Gestión post-crisis: evaluar, aprender y fortalecer

Una vez que la crisis fue contenida, comienza una etapa igual de importante: el análisis post-crisis. Esto incluye:

  • Evaluar la respuesta: qué funcionó bien, qué se puede mejorar.
  • Actualizar los protocolos: incorporar los aprendizajes al plan.
  • Reconocer al equipo: agradecer el esfuerzo colectivo, visibilizar lo aprendido y reforzar la cultura de resiliencia.
  • Reconstruir la confianza: tanto hacia dentro como hacia fuera, es clave trabajar en la reputación de forma genuina y sostenida.

Una crisis bien gestionada puede fortalecer la imagen de una organización, consolidar al equipo y generar aprendizajes valiosos para el futuro.

 

Crisis bien comunicada, oportunidad ganada

La comunicación de crisis no elimina los riesgos, pero los transforma en oportunidades para demostrar solidez, empatía y liderazgo. Estar preparados es un acto de responsabilidad, pero también de confianza: confianza en los procesos, en las personas y en la capacidad colectiva de responder con inteligencia emocional.

Porque cuando todo parece tambalear, la comunicación es el ancla que mantiene al equipo unido y la brújula que guía el camino hacia adelante.