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Caso Rappi: Revolución en el delivery

Escrito por Equipo de redacción de Drew | 29/05/22 14:00

Deben ser pocas las personas en LATAM que no han contratado los servicios de Rappi alguna vez, o al menos han escuchado su nombre en alguna conversación sobre delivery. En menos de 10 años, esta multinacional colombiana se ha convertido en un importante unicornio que se maneja a través de una plataforma de intermediación entre varios tipos de usuarios. Actualmente, tiene una presencia internacional en 9 países de América Latina y más de 250 ciudades.

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Fundada en 2015, Rappi ha logrado posicionarse como una de las compañías latinoamericanas que está revolucionando el negocio del delivery de mayor crecimiento en los últimos años, ofreciendo a los clientes un servicio ultra rápido de entrega de diversos productos a domicilio, que van desde comidas elaboradas hasta mercaderías específicas de almacenes. 

Entre los principales servicios de la empresa, se destacan las opciones de restaurantes, farmacia, supermercados, y las tiendas especializadas orientadas a brindar servicios particulares, como RappiMall, para tienda e-commerce, RappiCash, para transferir dinero en efectivo, RappiFavor, servicio de mensajería, RappiMovility, servicios de movilidad y RappiEntertainment, para servicios de entretenimiento.

La propuesta para este nuevo caso de estudio es indagar sobre el fenómeno de Rappi, identificando el impacto en el delivery con su modelo de negocio disruptivo. Conoce el caso Rappi.

 

Orígenes de Rappi: el servicio de delivery omnipresente

Rappi fue fundada en 2015 por Simón Borrero, Sebastián Mejía, Felipe VIllamarín y Juan Pablo Ortega,en Bogotá, Colombia. Inició sus actividades con el objetivo de crear una solución logística en una plataforma tecnológica para el sector retail, pero en poco tiempo, gracias a la incesante demanda de los consumidores, se transformó en una empresa orientada a múltiples servicios para los clientes.

En 2013, comenzó siendo una empresa que contrataba repartidores para la entrega de pedidos de distintos locales de barrio, en Bogotá. Ni siquiera se llamaba Rappi, sino que había adoptado el nombre de Grability. Como los fundadores habían advertido distintas falencias en la forma en que se entregaban pedidos en Colombia, decidieron crear un modelo de negocio que fuera más ágil que los ya conocidos, pero que se pudiera gestionar por medio de una aplicación tecnológica.

A través de una plataforma diseñada para convocar estos repartidores, los cuales no eran considerados empleados de la empresa sino trabajadores independientes o “emprendedores”, brindaban un servicio logístico de entrega de pedidos a clientes que compraban, ya sea en restaurantes o en supermercados.

Se inclinaron entonces por el delivery de comidas y mercaderías, pero no se conformaron con ello, puesto que continuaron ampliando su abanico de posibilidades entregando medicamentos y hasta encontraron la manera de realizar operaciones financieras. Básicamente, aquello que representaba una inquietud o necesidad para los fundadores lo tenían que desarrollar como negocio rentable en su plataforma.

En este sentido, tras un éxito singular en el negocio del delivery, Rappi decidió incursionar en otras categorías para expandir su horizonte de negocios en el rubro financiero, por lo que su billetera virtual y procesadora de pagos a través del lanzamiento de su propia tarjeta de crédito le permitió capturar a un segmento de mercado muy fuerte.

"Estamos cambiando la forma en la que la gente se conecta con sus compras cotidianas. Rappi es una propuesta multivertical; desde pedir comida en un restaurante, hasta hacer la compra del mes en el supermercado y pedir un 'Rappi favor” 

- Matías Casoy (32), general manager de la filial local.

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¿Cómo funciona Rappi?

Rappi es un servicio de delivery on demand que revoluciona el tiempo en que la gente está acostumbrada a recibir su pedido usualmente. El servicio funciona mediante una aplicación móvil por la cual los clientes que compran en un negocio determinado desean que su producto sea entregado en su domicilio a través de intermediarios repartidores de productos.

En un primer momento, la aplicación geolocaliza al usuario y traza un círculo de alrededor de 4 kilómetros a la redonda, en donde le ofrece todos los lugares a los que puede entregar pedidos en menos de 35 minutos. Entonces, el consumidor puede elegir el Rappi que esté más próximo a su domicilio, teniendo en cuenta que el viaje dure aproximadamente media hora para cumplir con los estándares que la misma empresa se impone para diferenciarse del delivery tradicional.

Por ejemplo, un servicio destacado es Rappi Prime, que cobra a los usuarios adheridos a la app una cifra mensual muy accesible para obtener envíos gratis ilimitados y ofertas especiales. 

Además, el delivery para supermercados es una de las utilidades más apreciadas por los clientes que compran a diario en estos comercios y necesitan trasladar sus productos a su vivienda lo antes posible. Permiten realizar compras express de hasta 10 productos, en un periodo de tiempo de 35 minutos, y si llegara a ser más, el servicio es gratis. 

También los clientes pueden elegir hacer compras mensuales por el mismo sistema, así como programar el envío del perdido. Cabe destacar que Rappi cuenta con personal shopper en los locales que arman el envío por si llegara a existir alguna duda con un producto. En estos casos, para confirmar la entrega y evitar irregularidades, le preguntan por chat al comprador si confirma el producto que va a recibir. Una vez aclarado el asunto, el repartidor efectúa el delivery correspondiente.

 

El delivery de los “microemprendedores”

Sin embargo, un detalle que encendió la alerta de los sectores sindicales fue el hecho de que los repartidores del servicio delivery de Rappi no estaban contratados en relación de dependencia por la empresa, sino que tenían con ellos una suerte de relación de subcontratación o trabajo informal. Al respecto, responsables de la empresa en Argentina aclararon que “los repartidores no son empleados de Rappi”

Constituyen una pieza clave de su negocio, tan importantes como los consumidores o comercios, pero no están adheridos a la estructura interna de la compañía, por lo que pueden disponer de su tiempo como quieran y elegir o no hacer una entrega. Para atenuar ese halo de informalidad que rodea a la figura del repartidor de Rappi, la empresa prefiere que se le llame “microempresario o microemprendedor”

Es decir, se trata de alguien que decide cuánto y cuándo trabajar, y cuánto ganar, como un medio conveniente de ingreso extra. En otras palabras, un microemprendedor de Rappi no tiene a un supervisor de Rappi de jefe, ya que él mismo es su propio jefe. Por consiguiente, no hay ningún contrato de por medio con la empresa más que el registro de sus datos personales.

 

Rappi: la empresa que sube la vara del delivery

Sin duda, Rappi es de esos ecosistemas con crecimiento inusitado llamado comúnmente unicornio que significó un punto de inflexión en la manera de gestionar el delivery. Con su propuesta de valor desafiante basada en la inmediatez de la entrega, consiguió hacer tambalear el modelo de negocio del delivery tradicional. Pero no se quedó allí, sino que expandió su línea de servicio a otros rubros, convirtiéndose en un verdadero delivery multifuncional del sector logístico.

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En palabras finales, el caso Rappi nos recuerda un poco al caso Uber en que ambas empresas que ofrecen servicios logísticos son ejemplos de modelos de negocios muy exitosos y millonarios que en pocos años lograron un crecimiento inusual para empresas emergentes. En el caso particular de Rappi, existen dos puntos clave para entender su éxito: uno de ellos es la rapidez de su servicio de entrega. El segundo es su diversificación de negocio, que sin intentar algo demasiado arriesgado pero sí efectivo, consiguió satisfacer la demanda de sus clientes, a fin de obtener un delivery de polirubros.