La marca Dove se hizo conocida en los 90, a partir de los anuncios televisivos de jabones para el cuidado de la piel, que contienen un cuarto de crema humectante. En un mercado plagado de marcas de jabones y productos de belleza genéricos, Dove llegó para revolucionar el mercado del cuidado y aseo personal, al presentar un producto aparentemente igual al resto de los jabones pero con un componente que lo hacía único y visiblemente superior al resto en resultados tras su aplicación.
La crema humectante en la composición de un jabón para la cara lo convertía en el producto de limpieza perfecto: lavar la piel como un jabón normal pero evitar la resequedad tras el lavado, propia de los jabones comunes con ese agregado de crema humectante. ¿El resultado? La combinación de limpieza y humectación venía a reemplazar las típicas rutinas de cuidados con 3 tipos de cremas diferentes para el rostro: limpieza, tonificante/exfoliante y humectante, que la mayoría de las mujeres cumple a rajatabla.
Sin embargo, Dove nació mucho antes y la decisión de incorporar crema humectante no surgió de una apuesta marketinera para competir directamente con las cremas faciales, sino de la necesidad de los soldados estadounidenses de acelerar la curación de las heridas durante la Segunda Guerra Mundial. En este nuevo caso de estudio, te contamos el impactante origen de la marca Dove, la conexión lograda con la audiencia a través de sus campañas creativas y más. Descubre el caso Dove.
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La marca Dove fue lanzada en Estados Unidos en 1957 por Lever Brothers, una subsidiaria de Unilever. El lanzamiento de su primer producto fue un jabón en barra que marcó la diferencia con respecto a los jabones tradicionales, al introducir un cuarto de crema humectante en su composición. Esta fórmula novedosa fue el resultado de una iniciativa del ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, cuando decidió utilizar crema humectante en sus jabones para limpiar y asistir a los heridos.
Sin embargo, doce años después de finalizada la guerra, esa misma fórmula revolucionó el mercado de la belleza femenina, gracias a la incorporación de crema humectante y PH neutro, que convirtieron al jabón en un producto destacado de cosmética. De esta forma, en pocos años la marca dio la vuelta al mundo, y hacia la década de los 90, Dove comenzó a expandirse a otros mercados introduciendo nuevos productos para el cuidado femenino.
Esta diversificación de productos le permitió a la marca incluir geles de ducha, lociones corporales, shampoos y acondicionadores capilares y nuevos productos para el cuidado facial, lo que contribuyó a poder llegar a un público más amplio y satisfacer una variedad de necesidades de cuidado personal.
Uno de los hitos más relevantes en la historia de Dove fue el lanzamiento de la "Campaña por la Belleza Real" en 2004, que buscó desafiar los estándares tradicionales de belleza promovidos por la industria y los medios de comunicación. Al presentar a mujeres reales de diferentes edades, cuerpos y etnias en sus anuncios, promovió un mensaje de autoestima y aceptación. La campaña fue elogiada por su enfoque inclusivo y auténtico, y ayudó a fortalecer la posición de Dove como una marca comprometida con la belleza real.
En 2010, la marca decide ampliar su segmento de mercado lanzando una nueva línea de productos enfocada en el público masculino, llamada Dove Men Care. Dove también decidió implementar medidas para ser una marca más sostenible y socialmente responsable. Esto incluye iniciativas para reducir el uso de plástico, mejorar la sostenibilidad de sus componentes, y fomentar programas educativos sobre autoestima para jóvenes a través del Dove Self-Esteem Project.
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Mientras la mayoría de las marcas orientadas a la belleza femenina buscan crear publicidad replicando los mismos estereotipos de las empresas líderes, como privilegiar las características de los productos en correspondencia con cuerpos hegemónicos, Dove prefiere atraer audiencia que se identifique con sus productos evitando imponer estereotipos.
Por tal motivo, la marca no solo se encarga de vender teniendo en cuenta las necesidades de sus clientes, sino que además impulsa campañas de belleza real para dejar en claro su desacuerdo con los estereotipos físicos determinados por otras marcas. En 2004, Dove lanzó la icónica "Campaña por la Belleza Real", la cual desafió los estándares tradicionales de belleza promovidos por la industria y los medios de comunicación. Esta campaña presentó a mujeres reales de diversas edades, cuerpos y etnias, promoviendo la autoestima y la aceptación personal.
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El enfoque en la autenticidad también se refleja en el uso de personas reales en lugar de modelos tradicionales en sus anuncios. Este enfoque permitió a Dove establecer una conexión emocional más fuerte con su audiencia, ya que los consumidores podían verse reflejados en los anuncios. Al mostrar una diversidad de cuerpos y tipos de belleza, Dove promovió un mensaje de inclusión y autenticidad.
Dove también se destaca por su uso de publicidad emocional. Las campañas de Dove a menudo se centran en historias emocionales que resuenan profundamente con su audiencia. Al contar historias que tocan temas de autoestima, aceptación y amor propio, Dove ha sido capaz de crear un vínculo emocional fuerte con sus consumidores. Este enfoque ha sido efectivo para construir lealtad y confianza en la marca.
El mensaje que Dove transmite en sus campañas busca remarcar los aspectos positivos de ser fiel a uno mismo y la importancia de aceptarnos tal cual somos. Además, Dove ha invertido en contenido educativo y proyectos comunitarios a través del Dove Self-Esteem Project, desarrollando programas educativos para jóvenes sobre la importancia de la autoestima y la aceptación de uno mismo.
En palabras finales, el caso Dove no solo aporta un valor diferencial por el cuarto de crema humectante en sus jabones que otras marcas no hacen, sino que viene a reivindicar a la mujer real derribando los estereotipos que reproducen las otras marcas para vender sus productos. A partir de la conciencia de belleza real que intenta transmitir, busca generar un cambio social positivo sobre la perspectiva de los cuerpos de las personas, a fin de que la búsqueda de belleza esté al alcance de todo el mundo y no de unos cuantos privilegiados/as.