Originariamente, la tecnología robótica se pensó como una herramienta para el ser humano, de modo tal que pudiera favorecerse de ella para realizar tareas que mecánicamente presentaran algunas dificultades. Las máquinas parecían resolver muchos de los problemas de las personas, pero también surgieron otros, porque un dilema ético se interpuso en el camino de la robotización: ¿las máquinas iban a sustituir el trabajo humano?
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Si en un principio los humanos empleaban herramientas para trabajar, con el avance de la tecnología estas mismas herramientas pudieron ser añadidas a sistemas o máquinas inteligentes que realizaban el trabajo que antes hacían los operarios con su esfuerzo físico.
De ahí que se polemice con el término de sustitución del trabajo humano, cuando en realidad, si indagamos su verdadera utilidad para las personas, lejos está la robotización de sustituir el trabajo humano. Es un recurso más de la tecnología para simplificar tareas manuales y repetitivas que no le aportan demasiado valor al trabajo humano en sí, teniendo en cuenta que sus capacidades dan para mucho más.
Para más fundamentos, baste con analizar que la robótica es un invento humano y no algo que se generó espontáneamente para desafiar la inteligencia humana.
Desde esta perspectiva, la utilización creciente de máquinas durante los últimos siglos, desde la Revolución Industrial, podría ser entendido como robotización. Incluyendo en un sentido abstracto, un molino de agua o viento en tiempos muy anteriores.
Se reconocen estas tres maneras de optimizar la carga de trabajo de las personas, que tienen en común el empleo de maquinarias para ejecutar algunas tareas complejas para el ser humano, pero difieren en el grado de ayuda mecánica que ofrece cada una. Veamos sus diferencias en el tiempo.
La mecanización ejecuta tareas simples, como mover piedras, mezclar hormigón, arar la tierra, etc. Son máquinas que realizan tareas de forma más veloz y obteniendo resultados de mayor calidad en general. Su principal ventaja es que aumentan la productividad del trabajo manual, por lo que ahorran tiempo y fuerza humana, pero requieren de supervisión humana constante.
En la automatización las máquinas requieren menos intervención humana para realizar las tareas manuales y repetitivas. Su estrategia también se basa en aumentar la productividad y liberar a las personas de trabajos que pueden demandar demasiado esfuerzo y tiempo. Son máquinas más complejas que las anteriores, ya que ostentan mayor precisión, velocidad y autonomía.
Ejemplos de este tipo de máquinas pueden ser una impresora, una aspiradora, una licuadora o una cafetera eléctrica.
Aquí las máquinas son incluso más automatizadas y flexibles, con capacidades superiores de acción que pueden ajustarse para realizar diferentes tareas. En este sentido, los robots pueden ser tanto softwares como robots biológicos, y ambos analizan la información para tomar decisiones siguiendo un patrón lógico y racional.
La robotización en la actualidad ha desarrollado tres sentidos humanos para optimizar los procesos automatizados: la vista, el oído y el olfato. Gracias a ello, puede tomar decisiones sobre la base de datos analógicos para ejecutar una acción efectiva.
Por ejemplo, si en una oficina de un banco en horario no laboral por causa de un descuido o accidente se inicia un principio de incendio, el sistema robotizado percibirá el olor del humo, lo cual implica inequívocamente peligro, y actuará en consecuencia activando los extintores. Como verás, ya en este simple procedimiento no es necesaria la intervención humana.
A lo largo de la historia de la ficción, diversos libros y películas imaginaron un futuro dominado por las máquinas, como Terminator, Yo Robot, El hombre bicentenario, la misma trilogía de Matrix, entre otras tantas. El arco argumental común de estas historias era, básicamente, una metáfora mitológica de los hombres emulando a sus dioses creadores, en este caso, las máquinas rebelándose a sus creadores humanos.
La pregunta que en algún momento nos hicimos todos, ¿puede ser posible en la realidad confrontar robotización vs trabajo humano? ¿Ciencia ficción o realidad?
La respuesta no es tan sencilla, pero analicemos varios escenarios. La mecanización fue el primer intento humano de suplantar las tareas manuales que suponían un desgaste de energía y riesgo de accidente. La automatización contribuyó aún más al ahorro de tareas manuales por parte de las personas.
Pero la robotización prescinde peligrosamente de más tareas que hasta no hace mucho tiempo la seguían ejecutando los humanos, porque no solamente los robots las hacen en menos tiempo sino que además los resultados son incluso mejores. En definitiva, desde la mecanización a la robotización las barreras entre máquinas y humanos se fueron lentamente desvaneciendo.
Sin embargo, la automatización y la robotización constituyen más una ventaja competitiva y oportunidades de empleo que la sustitución humana de los mismos, ya que además de la ventaja productiva, representa un ahorro de tiempo y costos en contrataciones para tareas manuales y repetitivas.
Pero entonces, ¿dónde está la oportunidad de empleo si las empresas contratan menos personal para esas tareas? Pues la oportunidad de empleo reside en la capacitación y superación de las habilidades manuales de las personas, además de proveerles un status profesional de mayor valor al realizar tareas que requieran el uso del intelecto y la creatividad y no la fuerza física o habilidad mecánica.
Porque las máquinas podrán ser cada vez más completas y avanzadas, hasta considerar que “piensan”, si tenemos en cuenta situaciones de toma de decisiones, como Big Data, pero no pueden crear estrategias de marketing ni de ventas, y mucho menos sentir como sienten las personas.
Y por si esto fuera poco, las máquinas ni robots poseen autonomía absoluta sino que necesitan de que un humano los programe, según determinadas funciones.
Por consiguiente, la robotización de las empresas no está generando desempleo ni sustitución del trabajo humano, sino que está otorgándole a las personas el valor que les corresponde por hacer un trabajo que cambie la perspectiva del mundo sobre la división del trabajo.
El ser humano, en su desarrollo a través del tiempo, diseñó máquinas cada vez más inteligentes y útiles que les ayudan a realizar mejor su trabajo. Son su creación y deberían mantenerse como creaciones evitando cruzar la línea de la inventiva.
Pero el miedo a que un día las máquinas se rebelen y sometan a los humanos existe desde que la mitología y el relato bíblico nos enseñara que incluso las creaciones podían crear y tener autonomía. en consecuencia, los dioses crean humanos, los humanos crean máquinas.
Falta responder la última y más temible pregunta: ¿las máquinas pueden crear y renegar de sus creadores humanos?
Ciertamente, no hay una respuesta certera para esta pregunta, pero todo dependerá del límite de las ambiciones humanas. ¿Cuánta robotización de tu trabajo estás dispuesto a permitir? En función de qué tan difusa sea la línea entre lo humano y lo automatizado será la robotización vs. el trabajo humano una realidad futura.
En palabras finales, diremos que, en la realidad que vivimos, hablar de robotización vs trabajo humano es una distopía futurista improbable y sensacionalista. Sin embargo, para que esto no cambie, las organizaciones no deben olvidar su propósito de mejorar la productividad, aplicando la experiencia y conocimiento humano al servicio del bienestar mundial.