Perú está pasando por momentos convulsos desde la destitución del mandatario Pedro Castillo el pasado 7 de diciembre. A la crisis política y social, se le suma la económica, que repercute negativamente en la vida comercial e industrial así como en el poder adquisitivo de la población.
Según datos proporcionados por el Banco de Crédito del Perú (BCP), se espera menos actividad productiva para 2023. La explicación se encuentra en la desestabilización que viene ocurriendo: se estima que las pérdidas acumuladas fueron de US$258 millones, y desde el comienzo del año ascendieron a los US$296 millones.
Desde diciembre pasado, no cesan las protestas y bloqueos en rutas a lo largo del país, que afectan a la circulación de bienes, así como continúan los cierres de aeropuertos en las principales ciudades. Estos factores repercuten en el Producto Bruto Interno (PBI) que creció solo 1.7%, con una tendencia a la desaceleración.
Las regiones más afectadas son Cuzco, Madre de Dios y Puno, que concentran el 18% del PBI total. La situación es crítica fundamentalmente para la industria avícola y ganadera en general. Otra industria afectada es el turismo, que presenta bajas y cancelaciones de reservas.
El ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, anunció recientemente un incremento en los precios de alimentos, así como artículos de consumo masivo. El turismo se vio notablemente afectado, sobre todo en Cusco, ciudad históricamente más visitada por estar emplazada en las cercanías a Machu Picchu.
Los perjuicios económicos oscilan entre los 500 mil y los 550 mil dólares diarios. Los pronósticos indican que, de seguir este clima, cuando en abril próximo se inicie la temporada alta el impacto podría llegar a los 850 mil dólares diarios perdidos en el sector turístico.
El golpe al turismo es muy significativo ya que es un sector transversal que acapara otras actividades económicas. Además, esto afecta a los ingresos de divisas en el país debido a las cancelaciones de turistas extranjeros.
Otro sector que ha sido impactado por la crisis general del país es la minería. Si bien el flujo productivo no ha disminuido, habrá menos volumen exportado debido a los bloqueos en el Corredor Minero del Sur, que afecta el transporte de las minas al puerto.
La crisis se siente en la producción de cobre, ya que hay minas operando de manera restringida y otras amenazan con detener la producción. Algunas minas productoras de estaño han reducido sus operaciones e incluso las han suspendido, haciendo que las exportaciones se vean afectadas. Considerando que la producción ha disminuido, esto representa el número de 77 toneladas de estaño menos (el 0.3% de la producción anual).
Asimismo, desde el Comité Sectorial Minero de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE) afirman que podrían asignarse USD 2.000 millones menos al sector minero, ya que los empresarios no ven con buenos ojos a raíz de los bloqueos y ataques que sufren los campamentos. Además, ya son 30.000 los trabajadores del sector que han sido evacuados o retirados de las operaciones, por lo que la cadena de valor de este rubro se vio visiblemente afectada.
Es preciso recordar que la industria minera es una de las más importantes del país, aportando alrededor del 15% del PBI y el 60% de las exportaciones. El pasado mes de diciembre, el Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú (INEI) había informado que el sector minería e hidrocarburos nacional se había expandido un 5,06% respecto a noviembre del 2021, antes de la crisis política. Será preciso esperar cómo se desenvolverá esta industria pese al contexto político.