Todos sabemos que la lluvia de ideas o brainstorming es un método tradicional para generar nuevas ideas, pero existen otros ejercicios que te permitirán lidiar con los problemas y desarrollar nuevas ideas, tanto de forma individual como en grupo y de manera muy efectiva.
Desde los más estructurados hasta los más sencillos, te presentamos una selección de diez técnicas y ejercicios para la lluvia de ideas, que te ayudarán a mejorar tus habilidades de resolución de problemas.
Si estás tratando de diseñar un proceso, los guiones gráficos pueden ayudarte a ver de qué manera tu comprensión colectiva de un problema avala una solución propuesta o entra en conflicto con ella, así como en qué aspectos necesitas investigar o indagar en mayor profundidad. Al desarrollar un relato visual para explorar el problema en cuestión en forma de historia, tu equipo será capaz de ver cómo las ideas interactúan y se interconectan para crear una solución
Las notas autoadhesivas son tus aliadas. Dedica unos minutos a pedir a todos los miembros de tu equipo que escriban sus ideas en notas individuales. No tienen que ser ideas completas: colocar físicamente en una pizarra citas, imágenes, información de usuarios y otros datos puede ayudarte a detectar nuevas relaciones entre los distintos componentes.
Cuando ya tengas un grupo de notas adhesivas para trabajar, comienza a organizarlas en la pizarra en forma progresiva. Organizar tus ideas en una serie continua te ayudará a ver nuevas conexiones y a eliminar el material superfluo que no aporta nada al objetivo final.
En este ejercicio, se conectan ideas con necesidades o intereses diferentes para formar un concepto nuevo. Vemos este tipo de pensamiento todo el tiempo en productos como el reloj Apple Watch, la navaja suiza, los teléfonos inteligentes o hasta los sofás cama.
Para poner en práctica este método, lleva un bolso con diversos artículos a tu próxima reunión, o bien dibuja dos listas de elementos no relacionados entre sí en la pizarra. Pídele a los miembros del equipo que elijan dos o más elementos y exploren diferentes maneras de conectarlos. Esta técnica puede dar como resultado ideas disparatadas, es una manera útil de reactivar la creatividad en el equipo.
En este ejercicio, los participantes simplemente escriben algunas ideas en borrador en un trozo de papel para solucionar un problema en particular. Cada miembro del equipo le pasa su papel a otra persona, quien lo leerá en silencio y añadirá sus propias ideas en él. El proceso se repite hasta que todos hayan tenido la oportunidad de agregar alguna idea a cada trozo de papel original. A continuación, se recopilan las notas y se abre el debate.
La gran ventaja de esta técnica es que permite garantizar que se consideren los pensamientos e ideas de todas las personas en el equipo. Con esto, se evita que las personas más abiertas o extrovertidas dominen involuntariamente las sesiones.
El primer borrador es una técnica para generar ideas comúnmente utilizada por los escritores, y es, básicamente, una forma de escritura libre centrada en un tema. En el caso de los profesionales del marketing y las agencias, puede ayudar a focalizar las primeras etapas de un proyecto nuevo, ya que permite establecer tus conocimientos actuales y plasmar las primeras ideas sobre papel.
Parte del tema central y haz lo siguiente:
El método del primer borrador te permite plasmar por escrito todas tus ideas en relación con un tema, de modo que no debes preocuparte si tiene un aspecto desorganizado o inconexo. El objetivo es simplemente lograr superar ese bloqueo inicial que a menudo sienten los profesionales creativos en las primeras etapas de un proyecto nuevo.
S.C.A.M.P.E.R. es, en esencia, un proceso que permite expandir y mejorar las ideas cuestionándolas y probándolas desde distintos ángulos. En cada letra de esta regla mnemotécnica, hazte una pregunta relacionada sobre tu proyecto o el problema en cuestión:
Este método te obliga a pensar en un enfoque insospechado con respecto a tu proyecto o problema. Cada pregunta te impulsa a investigar la cuestión un poco más a fondo y a considerar nuevas posibilidades.
Todos hacemos suposiciones: suponemos que es posible y que no, que quieren las personas, que funcionará y que no. Este ejercicio nos obliga a desafiar estas suposiciones y a poner todas las cartas sobre la mesa.
Diseña una lista de todas las suposiciones que se te ocurran sobre el proyecto actual (no importa si no son ciertas). En grupo se puede analizar la lista y cuestionar cada suposición. Si haces esto en distintas etapas del desarrollo de tu campaña, podrás generar ideas novedosas e identificar lagunas de conocimientos.
Esta técnica motiva a tu equipo a dar rienda libre a su imaginación sin límites. Pídele a los participantes que piensen en las soluciones más inalcanzables, extremas y poco prácticas que se les ocurran para resolver un problema. Crea una lista con unos veinte deseos relacionados con la tarea pendiente.
Céntrate en una selección de deseos y considera y analiza las ideas en detalle, con el objetivo de imaginar conceptos más realistas. ¿Qué hace que sean tan inalcanzables? ¿Cómo se puede lograr que esas ideas sean más realistas? ¿Qué características de ese deseo podrían integrarse en este otro enfoque? Para tu sorpresa, podrías encontrar soluciones aplicables y realistas entre los deseos más descabellados de tu equipo.
Este es un ejercicio divertido en el que pequeños grupos de personas imaginan cómo podrían resolver un problema determinado si su equipo estuviera liderado por un personaje famoso, real o ficticio. ¿Qué haría Gatúbela para posicionar tu marca como líder intelectual en una realidad virtual? ¿Qué haría Steve Jobs para mejorar tu más reciente paquete de comunicaciones? ¿Cómo transmitiría Don Draper tus principales mensajes a los millennials?
Puedes elegir a alguien que creas que cuenta con las cualidades adecuadas para desarrollar tu visión, o bien alguien en el extremo opuesto de esta escala, que te permitirá explorar ideas menos convencionales.
No tienes que ser artista ni diseñador para disfrutar de las ventajas de los bosquejos. El pensamiento visual puede ayudar a activar y desarrollar ideas que los debates y los medios de escritura podrían pasar por alto. Al igual que con la lluvia de ideas por escrito, los bosquejos grupales permiten a los participantes mejorar las ideas de otras personas.
Cada miembro de tu equipo hará un bosquejo con una imagen relacionada estrechamente con un concepto, una idea o un tema que deseas explorar en más profundidad. Cada miembro entrega su bosquejo a otra persona, que dibujará otra imagen relacionada en el mismo trozo de papel. Este procedimiento se repetirá varias veces dentro del mismo grupo. A continuación, se revisan y analizan las imágenes finales con el objetivo de descubrir las conexiones que los individuos no han podido detectar por sí solos.
Existen numerosos ejercicios y herramientas para resolver problemas que ayudan a los participantes a ponerse en el lugar de otras personas. Esta herramienta en particular fue inventada por Edward de Bono (psicólogo, autor y consultor), quien utilizó por primera vez la técnica en 1985, en su libro Seis sombreros para pensar. El método consiste en desglosar ideas en seis áreas de pensamiento:
Al abordar un nuevo problema o proyecto, pídele a cada miembro de tu equipo que se ponga uno de estos “sombreros” diferentes para el debate. Cada “sombrero” representa un conjunto exclusivo de prioridades y perspectivas que te ayudarán a centrar el debate y a considerar el proyecto desde muchos ángulos diversos.
Por ejemplo, si estás usando el sombrero del “abogado del diablo”, tu trabajo será considerar las limitaciones y los desafíos del proyecto. Al principio, podría ser incómodo tener que adoptar una forma de pensamiento tan cerrada, pero los extremos pueden ayudar a los equipos a explorar en profundidad un proyecto o una idea.
Este es un fragmento modificado de Creative Ideation for Digital Marketers: Theory to Practice de Dani Mansfield.