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Características de un buen líder: El rol del aprendizaje

Escrito por Equipo de redacción de Drew | 15/04/23 1:06

Siguiendo con el ciclo de artículos sobre liderazgo que iniciamos recientemente, donde buscamos identificar cuáles son las principales características de un buen líder, en esta oportunidad, analizamos el rol del aprendizaje. Aunque el líder parezca ocupar una posición privilegiada con respecto al resto del equipo en términos de conocimientos, experiencia y habilidades de gestión, lo cierto es que su aprendizaje y crecimiento, al igual que en sus colaboradores, no se termina nunca.

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Ya sea que se trate de un líder junior o de un experimentado senior, su capacidad de incorporar nuevas habilidades le permiten mejorar la manera de planificar y organizar su trabajo en el día a día, dando el ejemplo a los que tienen buena madera como él para ser líderes en el futuro. Pero además, la interacción con personas que juegan para el mismo equipo promueven el desarrollo de habilidades blandas, que son tan o más importantes para una empresa que las habilidades duras.

Un liderazgo bien encaminado sabe cómo inspirar un compromiso genuino en las personas que lo rodean sin tener que manipular sus emociones ni sus ideas. Por eso, quien reconoce su propia ignorancia, puede aprender más y mejor que el arrogante que se cree dueño de la verdad. De esta forma, los colaboradores serán un reflejo de su líder. El objetivo de este artículo es comprender el rol del aprendizaje, como una de las principales características de un buen líder en la gestión de personas.

 

El liderazgo socrático que inspira a las empresas en la actualidad 

La mayoría de las personas con un mínimo de cultura general conocen o han oído del nombre de Sócrates, el famoso filósofo y pensador griego que Platón cita a menudo en sus Diálogos. Sócrates se caracterizaba por ser un pedagogo, poseedor de un gran conocimiento y talento para convencer a las personas de que sus palabras eran elocuentes. Era un líder nato y sus seguidores lo escuchaban embelesados intentando emular sus discursos. ¿Cómo lograba despertar tanta admiración en la gente que lo escuchaba?

En primer lugar, admitía que no lo sabía todo, una aceptación inteligente de que el conocimiento del mundo es demasiado vasto y la capacidad humana muy limitada como para asimilarlo todo y generar solo buenas ideas. Segundo, aun aceptando nuestra propia ignorancia, alentaba a continuar aprendiendo y perfeccionando las habilidades que ya teníamos para ser cada vez mejores en el campo de dominio. 

Por este motivo, Sócrates fue uno de los primeros líderes conocidos de la historia que inspiró a sus alumnos y seguidores, razón por la cual la famosa frase a él atribuida: “Sólo sé que no sé nada”, consignada en la obra de Platón Apología de Sócrates, alega que las personas deben ser conscientes de su propia ignorancia y reconocer que no hay verdad absoluta, pero aun así seguir buscando la verdad del ser, es decir, ser fiel a uno mismo para ser auténtico con los demás.

Entonces, de la mítica frase se infiere que las personas, aunque no alcancen todo el conocimiento del mundo en esta vida, deben cultivar la voluntad de aprender. Este concepto fue revolucionario para su época, ya que estamos hablando de un maestro que reconocía sus propias limitaciones y que podía equivocarse. Contrario a los que hacían gala de sus conocimientos y los consideraban incuestionables.

Si vamos un poco más lejos, además podemos agregar que Sócrates no solo estaba aceptando su propia ignorancia en algunos temas, sino que aceptaba la idea de que podía aprender de sus propios alumnos o de cualquier persona que tuviera algo para aportar a su vida. Es aquí que esta filosofía antigua del aprendizaje constante pervive en el desarrollo de un buen liderazgo, porque permite una retroalimentación permanente de enseñanza y aprendizaje que se da de manera bilateral entre mentor y aprendiz.

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¿Cómo opera el rol del aprendizaje en el liderazgo? 

Un liderazgo que adopta el aprendizaje como consigna de trabajo propicia una mejor transición a los cambios que incorpore la organización, puesto que tanto los líderes de equipos como los colaboradores se benefician del intercambio diario. Esto implica que, si bien los líderes necesariamente tendrán competencias que su equipo aún no, estas no serán excluyentes para expresar sus ideas, opiniones o críticas frente a las decisiones que tomen los líderes.

De esta forma, en lugar de ocupar el rol jefe que enseña a realizar el trabajo y no recibe feedback, el buen líder que fomenta el aprendizaje no solo va a enseñar sino a aprender de los colaboradores, reconociendo como Sócrates que no lo sabe todo y que siempre se puede hacer más para mejorar, lo cual se extiende para todas las personas que desarrollen una habilidad o conocimiento al que pretendan sacarle el máximo provecho en pos del bien común. 

Esto también promueve la formación de nuevos líderes para el futuro, ya que un líder que enseña, como un mentor, todo lo que sabe, debería saber que lo está preparando para liderar algún día a la par, ya sea en la misma empresa o en otra organización. En otras palabras, líder y aprendiz se benefician del aprendizaje mutuo y pueden crecer profesionalmente adquiriendo habilidades duras y blandas que les permitirán seguir avanzando en sus objetivos de crecimiento empresarial y personal.

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En definitiva, el rol del aprendizaje es una de las características de un buen líder más apreciadas en las empresas en la actualidad ya que busca poner al mismo nivel a las personas, y eso es lo que necesitamos transmitir para derribar viejos esquemas de liderazgo basados en la jerarquía de los cargos de mando. 

Durante demasiado tiempo se tenía como incuestionable la palabra de las autoridades de cualquier organización, a fin de que promover un mayor acatamiento de las decisiones jerárquicas, pero el tiempo y las luchas de poder demostraron que las organizaciones avanzan más rápido cuando todos sus integrantes, sin distinción de roles, van hacia el mismo lado y persiguen los mismos objetivos. Entonces, todos tienen algo para aprender y enseñar, todos tienen algo para aportar y mejorar, porque es trabajando en conjunto y no siguiendo unilateralmente un par de órdenes arbitrarias que se consiguen los mayores logros.