En la industria agropecuaria, sin importar si se trata de empresas productoras, exportadoras o pertenecen al sector agroindustrial, todas tienen en común el mismo problema frente a la incertidumbre que generan los fenómenos climáticos, por lo que definir una efectiva gestión de riesgos en la agricultura es fundamental para evitar pérdidas de cosechas durante épocas de lluvias o sequías. De lo contrario, es imposible controlar las variables climatológicas, mucho menos evitarlas.
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Si bien cada vez más países del mundo están implementando medidas de gestión de riesgos en el agro, todavía hay mucho por hacer frente al avance del cambio climático que está alterando la forma en que se manifiestan los fenómenos meteorológicos, haciendo que las estaciones sean mucho menos predecibles. Esto genera un impacto negativo en la sostenibilidad y la producción agropecuaria, ocasionando pérdidas y costos importantes en los ingresos de las empresas dedicadas a la actividad agrícola.
Frente a esta realidad, los productores deben prepararse para gestionar los riesgos que afectan a la producción y que derivan de los fenómenos climáticos como las sequías, exceso hídrico, granizo y otras catástrofes naturales. En este artículo, abordamos las mejores prácticas de la gestión de riesgos en la agricultura, a fin de lograr un margen mayor de previsibilidad de los fenómenos meteorológicos y reducir sus efectos negativos en la rentabilidad.
En la actualidad, los productores agropecuarios tienen distintas alternativas para la gestión de riesgos en la agricultura: diversificar la cartera, mitigar el riesgo o realizar un plan de contingencia. Son 3 las formas de tratar un riesgo.
El primer gran punto para gestionar un riesgo es diversificar tu cartera. Diversificar una cartera significa distribuir el capital en distintos activos o instrumentos financieros que no están relacionados entre sí. De esta forma, al adquirir más posiciones es posible tener mayor equilibrio, controlar el riesgo y proteger el negocio durante las épocas de volatilidad. Cuando inviertes todo tu capital en una sola unidad de negocio, el riesgo asociado es muy alto, porque el éxito depende de esa única unidad, y si fracasa, tu cartera completa fracasará.
Lo que hace la diversificación es justamente distribuir el riesgo en distintos activos para que entre todos puedan solventar los gastos ante una posible crisis y evitar que todo el riesgo recaiga sobre un único activo. Es decir, si solo tu negocio produce leche, corres el riesgo de que frente a la incertidumbre de la actividad agrícola te genere pérdida en algún momento. Por esta razón, lo que busca o debería buscar el productor agrícola es salirse de esa industria por más que ese sea su trabajo.
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En segundo lugar, los productores agrícolas tienen que mitigar el riesgo de fenómeno meteorológico. Si bien es imposible evitar que suceda una tormenta eléctrica con caída de granizo, una nevada o detener un periodo de sequía, es posible, mediante algunas herramientas tecnológicas de previsión y pronóstico del tiempo, predecir cuándo podría producirse alguno de estos fenómenos.
Frente al impacto climático, entenderás de qué manera puedes generar entornos más controlados para asegurar un mínimo de certidumbre. Si una campaña es de un producto perecedero, tiene una duración determinada, por lo que deberás realizar un plan de acción en función de la durabilidad de ese producto para comercializarlo antes de que llegue su fecha de caducidad. El punto fundamental es poder mitigar el riesgo y tener planes de acción que, de utilizarlos, todavía generen ganancias y no una pérdida.
Finalmente, a diversificar la cartera y mitigar el riesgo hay que sumarle un plan de contingencia, que es una alternativa eficaz en la gestión de riesgos en la agricultura para reducir el impacto de una inclemencia climática. Todo plan de contingencia cuenta con una serie de normas básicas que deben ser cumplidas en caso de que suceda una eventualidad o emergencia natural. Hacer esto, si bien no evita el suceso, al menos reduce el efecto negativo en el negocio obteniendo un margen de acción para la transformación de las circunstancias en más favorables.
Un plan de contingencia es efectivo frente a todo tipo de riesgos que no incluyan necesariamente la variable climática, y que mínimamente te ayude a cubrir los costos ante una posible pérdida de rentabilidad. Si por ejemplo, estás atravesando una temporada negativa, el plan evitará que la pierdas, generando un mal remediable. La actividad agrícola en sí es riesgosa y hay variables que no puedes controlar. Sin embargo, sí puedes atenuar el daño, al tener uno o varios planes de acción con qué defenderte de una eventualidad.
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En síntesis, lo más importante que debes tener en cuenta en la gestión de riesgos en la agricultura es diversificar la cartera para administrar mejor el riesgo en diferentes activos, mitigar el riesgo reduciendo la incertidumbre con medidas preventivas y (en concatenación con lo anterior) realizar uno o varios planes de contingencia para minimizar el impacto en tu negocio, traducido a la industria del agro, evitando que el factor clima sea un impedimento para que tu producción se lleve a cabo de manera eficiente y genere las ganancias esperadas.