Todas las empresas se preocupan por la rentabilidad, como herramienta para el crecimiento y la permanencia en el tiempo, pero a veces suponemos que no solo depende de las circunstancias internas sino externas que últimamente están provocando cambios en el mercado. Esto es una realidad desde que la pandemia se instaló en el mundo. Nadie esperaba una pandemia.
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Sin embargo, pese a los cambios drásticos que están obligando a replantearse nuevas fórmulas para mejorar la rentabilidad, no todas las empresas responden de la misma forma a los cambios porque también sus circunstancias internas son diferentes. Por tal motivo, no se pueden tener en cuenta las mismas variables internas, sino solamente las externas.
No obstante, existen prácticas efectivas que pueden mejorar la rentabilidad de cualquier empresa y ese será nuestro objetivo en esta publicación. Pero en primer lugar definamos algunos conceptos.
Antes de adentrarnos en la propuesta para hoy, nos parece importante definir qué entendemos por rentabilidad, para comprender cuándo una empresa es rentable y cuándo no. En principio, la rentabilidad es la relación entre beneficios (ganancias) y esfuerzos (inversiones).
Existen dos tipos de rentabilidad: económica y financiera. La económica se refiere al estudio de todos los recursos de la empresa que se invierten para generar una ganancia. En cambio, la financiera solo analiza los recursos propios de la empresa.
Entender la diferencia entre ambas te permite hacer comparativas con respecto a los porcentajes de rentabilidad de otras empresas de la industria y poder detectar problemas para repensar tu estrategia en pos de obtener mayores beneficios gananciales.
Pongamos un ejemplo sencillo. Supongamos que queremos saber si una película es rentable pasado un tiempo de su estreno. Entonces calculamos la inversión realizada por las ganancias obtenidas.
Si la película invirtió una cifra de 100 millones de dólares y obtuvo una recaudación sostenida de más de 500 millones, podría decirse que es rentable porque superó ampliamente el presupuesto de la inversión. Si en cambio obtuvo la misma o menor recaudación en comparación con la inversión, la película no fue rentable y se puede considerar como un fracaso de taquilla.
Este ejemplo claro de la industria cinematográfica intenta ilustrar lo que ocurre en la mayoría de las industrias cuando se arriesga un capital determinado en algún proyecto o campaña de lanzamiento.
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Hasta aquí definimos el concepto de rentabilidad y graficamos con un ejemplo de lo que suele ocurrir en la industria cinematográfica. En pocas palabras, sabemos que tenemos que recuperar la inversión y ganar mucho más de lo que invertimos para considerarnos rentables. Pero, ¿cómo lo hacemos realidad?
En artículos anteriores, comenzamos a esbozar algunas prácticas destinadas a mejorar la rentabilidad. Tener a los clientes contentos, promover un buen clima laboral, crear productos de calidad y llevar un control de los gastos fueron algunas de las propuestas en su momento. Hoy redoblamos la apuesta con un listado mucho más completo de consejos que apuntan al corazón de las decisiones rentables.
Todas las empresas, desde la dirección, se basan en objetivos a lograr durante una determinada cantidad de tiempo. Los objetivos SMART o inteligentes reúnen los siguientes requisitos: deben ser específicos, medibles, alcanzables, relevantes y temporales; por lo cual, si tienen estas características son susceptibles de cumplirse en el plazo estipulado. Ten en cuenta tus recursos antes de crear los objetivos para asegurarte de que tu empresa los puede realizar.
Estudia tu plan de negocios regularmente y haz los ajustes necesarios en torno a las metas a alcanzar. Enfoca tu tiempo, dinero y esfuerzo en los productos o servicios que más ingresos generen y analiza redirigir labores de costos de áreas menos lucrativas.
Considera también ampliar la variedad de los servicios ofrecidos por tu empresa para apuntar a un sector más heterogéneo de tu público objetivo. Mientras más clientes atraigas, más posibilidades de ventas tendrás y mayores serán los ingresos rentables.
Contar con un servicio de atención al cliente eficiente contribuirá a que se sientan más satisfechos con el producto o servicio, ya que el hecho de saber que pueden resolver sus dudas y atender reclamos de forma rápida y precisa es para ellos una garantía de confianza y fidelización de marca.
Aprovecha todos los canales de comunicación (teléfono, mail, redes sociales, etc.) para comunicarte con tus clientes respondiendo sus preguntas más frecuentes. Implementar chatbot que automaticen la ejecución de respuestas puntuales puede ser una alternativa renovadora y ágil para reducir los tiempos de espera de las personas.
La transformación digital llegó para quedarse y en la actualidad todas las empresas han tenido que recurrir a ellas para sobrevivir durante la pandemia. Muchas empresas que las implementaron descubrieron una oportunidad de mejora en la automatización de procesos, porque redujo el tiempo en que podían realizar sus tareas.
Por consiguiente, los trabajadores alcanzaban niveles más elevados de productividad con la incorporación de las nuevas tecnologías y esto se reflejaba en un aumento de las ganancias, por lo que la inversión se recuperaba con creces.
Recursos humanos desempeña un papel fundamental en la selección de personal, porque de ello depende el rendimiento productivo que obtendrá tu empresa para mejorar la rentabilidad. Es necesario que todos los equipos de cada área estén alineados con los objetivos generales para que operen según un propósito en común que agregue valor a cada función.
Promueve un clima laboral ameno que impulse el trabajo colaborativo. Para tal fin, antepone la comunicación corporativa para fortalecer el vínculo de equipo y resolver dudas sobre cuestiones operativas, que nunca está de más cuando el colaborador puede hacer mejor su trabajo, gracias a la oportuna ayuda de sus colegas.
El margen de beneficio es el porcentaje que se le suma a los costos totales del producto, creando el precio final con el porcentaje del beneficio sobre la venta. Es quien tiene la capacidad de generar flujo de caja en la empresa.
Busca obtener el máximo beneficio posible con estos márgenes de productos para mejorar la rentabilidad de tu negocio.
En el caso de las líneas de producción, analiza los gastos del proceso productivo para optimizar la eficiencia operacional. Estudia los costos de materia prima a través del tiempo y, si notas que estos aumentan, agrégalo al precio de venta correspondiente.
Asimismo, evalúa tu almacén e inventario para potenciar el espacio y determinar qué productos se quedan estancados en el depósito para ajustar la producción de forma tal que esta se realice con más dinamismo. Recuerda que el presupuesto invertido en inventarios es dinero que no tendrás disponible para invertir en otras oportunidades.
Obtener indicadores de los costos y gastos de tu empresa te ayudará a priorizar los gastos necesarios y urgentes de los no necesarios y postergables. Al afrontar estos gastos sabiendo el monto total de los que dispones, puedes resolver los imprevistos que surjan utilizando la cantidad de dinero reservado para esas circunstancias.
Lograr que tus clientes estén satisfechos con tus productos o servicios representa una puerta abierta a la promoción, porque al encontrarse contento por la experiencia con el producto, de manera espontánea recomendará tu marca a sus conocidos y amigos, estos pueden significar el día de mañana nuevos clientes potenciales.
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Estas fueron las principales claves para mejorar la rentabilidad empresarial. Si bien no existe una fórmula mágica, puesto que la rentabilidad varía en cada modelo de negocio, estas prácticas pueden ayudarte a determinar las áreas de tu empresa que necesitan analizarse para tomar medidas que efectivamente contribuyan a aumentar tus ganancias de manera definitiva.