En la actualidad, una metodología que está calando fuerte en el mundo de los negocios es el design thinking, un enfoque que impulsa la innovación subvirtiendo la manera tradicional de trabajar en las empresas y está obteniendo gran éxito. Por este motivo, cada vez más organizaciones están implementando este modelo y capacitan a sus colaboradores para una transición más efectiva.
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Sin embargo, como todas las metodologías que son tendencia, no todo es tan ideal como suele creerse y muchas veces las expectativas son demasiado altas para los resultados que finalmente se obtienen. Por eso, no es extraño enfrentarse al fracaso de la metodología design thinking en muchos casos, ya que no es un método infalible y las necesidades de las empresas no siempre se ajustan a la metodología, por lo que es posible que no sea ese el camino hacia el cambio.
Obviamente, a ninguna empresa le gusta admitir que ha fracasado utilizando un nuevo enfoque que se caracteriza por hacer que las organizaciones crezcan y se reinventen. Pero llegó el momento de desmitificar esto y no es algo malo, ya que de los fracasos se aprende para hacerlo mejor después. En este artículo, intentamos dar respuesta al porqué del fracaso de la metodología design thinking y que deberían saber las personas antes de aplicarlo en su empresa.
Algo común en muchas empresas cuando incorporan la metodología design thinking es que al principio los líderes que la idealizan y la venden a sus colaboradores como si se tratara de la mejor solución para convertirse en una empresa exitosa de forma rápida y segura. El problema es que no existe prácticamente nada en el mundo empresarial que sea rápido y seguro.
Entonces, entender que las cosas pueden fallar es el primer paso para identificar las posibles causas de que no esté funcionando. En última instancia, todo se reduce a no seguir el marco de design thinking adecuado. Veamos ahora cuáles son esas causas.
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Las empresas a menudo caen en la trampa de implementar una nueva tecnología pero no logran medir su éxito, por lo que les impide conocer el estado de sus negocios a la hora de decidirse por dar un nuevo paso hacia el cambio. Algunas formas de medir el ROI en el design thinking se mencionan a continuación:
Al aprender cómo opera el design thinking, es esencial comprender el proceso de principio a fin, desde la empatía hasta la prueba. Las empresas frecuentemente intentan aplicar este mismo proceso exacto de extremo a extremo para cada problema que descubren. Esto no siempre funciona porque la metodología design thinking presenta un proceso no lineal.
Asegúrate de que el design thinking se aplique de la manera que mejor se adapte a tu problema.
Un ejemplo de esto puede ser:
Quienes no comprenden el design thinking y la metodología lo ven como la solución a todos los problemas de la organización, pero se engañan a sí mismos. Llevar esta metodología a un proyecto que ya está en camino al fracaso no demostrará el poder de revertir un recorrido defectuoso desde el principio. El modelo de design thinking adopta un enfoque centrado en el ser humano y su impacto disminuirá en un proyecto que ya está implementando una solución que tu cliente no desea.
Existen limitaciones habituales que señalan los colaboradores a largo plazo cuando pasan por el proceso de ideación. Cualquier suposición o sesgo que proyecten los trabajadores deben dejarse de lado al aplicar el design thinking, ya que de lo contrario impedirá el crecimiento de la empresa con la metodología.
Como dijimos anteriormente, el design thinking sigue un enfoque centrado en el ser humano, por lo que no tiene sentido su implementación si a tus colaboradores nunca se les permitirá interactuar y aprender de su vínculo con los clientes. El acceso a datos fidedignos de tus clientes es crucial, dado que las soluciones de la más alta calidad provienen de información valiosa sobre el comportamiento humano, lo que permitirá trazar objetivos comerciales más genuinos y acordes con las expectativas que tienen de tu producto o servicio.
El design thinking debe tener la oportunidad de alcanzar éxito en cualquier organización. Estos obstáculos deben ser considerados y remediados para asegurar una implementación óptima a largo plazo. Transformarse en una empresa centrada en el diseño es un viaje largo, pero necesario si deseas que la innovación prospere dentro de tu organización.
Cualquier transformación tan significativa como la migración al pensamiento dirigido por el diseño requiere el apoyo de la dirección. Donde esto existe, los resultados pueden ser más rápidos y sustanciales. Sin embargo, una cultura de cierre de ideas impedirá que el design thinking tenga éxito en una organización.
Muchas veces en las grandes empresas esperamos que los líderes nos muestren el camino, pero esto es extremadamente difícil en una cultura que no admite el fracaso. A veces, la mejor manera de combatir esto es saber cómo vender tu idea y ponerla en práctica con el apoyo de toda la empresa.
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Ahora que conoces el porqué del fracaso de la metodología design thinking tendrás un panorama mucho más amplio para entender, en primer lugar, que no es tu culpa de que fracase, ya que a veces el método no se acopla a las necesidades de la empresa, y puede suceder que te encuentres con que implementas a la fuerza la metodología por moda, pero sin la convicción de romper esquemas o pensar fuera de la caja.
Entonces, es posible que tus propios sesgos o prejuicios terminen contagiando al resto de tus colaboradores y generen una reacción en cadena en donde las acciones no producen buenos resultados. Para evitar esto, tienes que medir tu éxito actual para evaluar cómo seguir, a fin de comprender si aplicar el design thinking en tu empresa realmente impulsará un cambio disruptivo o no.