Una situación muy cotidiana en la actualidad, desde que el consumo creció exponencialmente gracias al aumento de la oferta y demanda, es la necesidad de conseguir más espacio para los objetos que acumulamos por diversas razones: ya sea porque los necesitábamos o bien porque vimos justo un producto que nos gustó tanto que la emoción nos condujo a comprarlo. Si bien a los humanos nos impulsa la necesidad, ciertamente, más nos mueve la emoción y el deseo de tener lo que representa la última tendencia de la moda para estar a la vanguardia.
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Es por este motivo que era cuestión de tiempo para que las personas comenzaran a llenar los espacios en sus hogares de cosas y no supieran muy bien qué hacer con ellas en determinadas ocasiones. Si dejaban de funcionar por algún motivo, se podían llevar a arreglar, pero lo cierto es que la mayoría de las personas viven demasiado aceleradamente para detenerse a esperar a que reparen un artefacto averiado, por lo que terminan adquiriendo un producto nuevo.
Así continúa el ciclo en el que fácilmente no tiramos ni arreglamos lo que ya no funciona, pero seguimos acumulando objetos porque nos urge no estar desactualizados. Quizá, en algún momento ese objeto en desuso u olvidado en el desván o buhardilla sirva para algo y nos saque de un apuro, pero mientras tanto, ¿qué hacemos con ellos?
Ante este interrogante, ya algunas personas con mentalidad de negocio habían creado las famosas bauleras físicas, pero obligaba a los clientes a trasladarse y dejar los objetos en esos espacios a los que debían seguir acudiendo de vez en cuando para asegurarse de que se encontraban seguros. Con la irrupción de la pandemia estos traslados y visitas regulares dejaron de ser una opción excluyente y fue entonces cuando el modelo de negocio se adaptó a la digitalización de las demás industrias y se lanzaron las bauleras digitales. De este nuevo negocio disruptivo se destacó Space Guru, empresa de la que hablaremos en este nuevo caso de estudio. Conoce el caso Space Guru.
Space Guru surge con el objetivo de ofrecer una solución al problema de la falta de espacio. A la realidad del consumo masivo que planteábamos al comienzo, se le suma el crecimiento poblacional de las ciudades y el aumento de la expectativa de vida de las personas, por lo que era esperable que en algún momento el mundo se iba a llenar tanto de humanos como de objetos de consumo.
Frente a esta realidad, Space Guru vio la oportunidad de su vida al brindar a las personas la posibilidad de guardar las cosas que sobran en sus casas pero que no son tan desechables como para deshacerse de ellas. Fue así como dos emprendedores argentinos, Livia Armani y Felipe Herrera, decidieron resolver esta necesidad proponiendo una alternativa disruptiva de bauleras digitales que almacenan tus cosas por el tiempo que necesites y sin moverte de tu casa.
Como dato relevante, la misma empresa se encarga de todo el proceso de traslado de los objetos, desde donde el cliente le señale, hasta donde tienen el depósito para guardarlos. Una vez allí, el personal los fotografía y sube esas fotos a un catálogo personalizado en la aplicación para ser revisado y gestionado en cualquier momento. En última instancia, la compañía también se encarga de traer de vuelta los mismos objetos cuando el cliente finalmente lo solicita.
El largo confinamiento producido por la pandemia les permitió contratar más personal que se encargara de los traslados e incrementar sus ganancias de forma exponencial con la creciente demanda de almacenamiento.
Space Guru no solo ofrece un lugar para que las personas puedan guardar las cosas que no usan en ese momento sino también la posibilidad de alquilar o vender esos objetos inutilizados a otras personas. A partir de allí nace la iniciativa de la economía circular y de reutilización, un proyecto cuyo objetivo apunta, por un lado, a ayudar a otras personas a mantener sus ambientes más despejados de objetos que no utilizan en el quehacer cotidiano.
Por el otro, permite que esas personas puedan reutilizar, recircular y hasta rentabilizar sus objetos con el fin de extenderle su vida útil. Es un sistema en el que todos ganan: los dueños de los objetos consiguen un lugar de almacenamiento para sus cosas y sacar provecho de ello, mientras que otras personas pueden obtener a préstamo esos objetos, si los necesitaran.
Este modelo de negocio vendría a implantar un balance en el consumo y la distribución de los objetos, evitando que las personas acumulen demasiado para permitir que esos objetos circulen donde les den un valor y uso adecuado. Los objetos no se pierden porque siempre alguien los va a utilizar en esta economía circular solidaria. De esta forma, las cosas circulan entre más personas para aprovechar al máximo su vida útil.
En la actualidad, la economía lineal está disminuyendo porque finalmente las empresas se están dando cuenta de que el exceso de producción y consumo le están haciendo daño al medio ambiente porque cada vez hay necesariamente más desperdicio. Con la economía circular, podemos garantizar una solución más sustentable para preservar los recursos del planeta y evitar la acumulación de objetos que no están produciendo un bien común.
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La pandemia significó un cambio decisivo en la puesta en marcha de las bauleras digitales, ya que obligó al mundo a la digitalización inmediata para adaptarse a la nueva normalidad. En el caso Space Guru, al ser una empresa tecnológica pero también que brinda servicios logísticos, tuvieron que superar algunos desafíos para adecuar el servicio a las restricciones imperantes, lo que permitió a la empresa reinventar su modelo de negocio.
Durante los meses de la pandemia, el negocio de Space Guru creció un 393%, logrando su primer gran pico de contrataciones al mes. Este crecimiento fue propiciado por el incremento del trabajo remoto, que demandaba hacer un uso inteligente de los espacios hogareños para convertir, por ejemplo, la sala de una casa en una oficina viable para el teletrabajo.
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En palabras finales, el caso Space Guru pone en evidencia la aplicación eficiente de la economía circular en el servicio de bauleras digitales para que las personas puedan guardar sus objetos no utilizados en estos depósitos, a fin de que puedan dejar de ocupar tanto espacio en sus casas y en cambio estando redistribuidos puedan ofrecer alternativas de uso para otras personas que lo necesiten.
De hecho, Space Guru busca facilitar la vida de las personas extendiendo la vida útil de los objetos que acostumbran a dejar olvidados en algún recoveco de la casa para reducir el impacto ambiental que el excesivo consumo y producción estuvieron generando en el planeta.