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Caso Moderna: Innovación acelerada y biotecnología disruptiva

Escrito por Equipo de redacción de Drew | 10/08/25 15:00

La irrupción del COVID-19 dejó al mundo paralizado. Pero en medio del desconcierto, una empresa emergente logró lo impensado: desarrollar, testear y producir en masa una vacuna eficaz en menos de un año. Moderna, una firma de biotecnología fundada en 2010 en Cambridge, Massachusetts, se convirtió en protagonista global gracias a su plataforma de ARN mensajero (ARNm), una tecnología que llevaba más de una década perfeccionando. Detrás de este logro, hay una historia de visión estratégica, decisiones audaces y una cultura profundamente científica.

Este artículo examina el caso Moderna como un ejemplo paradigmático de cómo la innovación, cuando se combina con estructuras ágiles y una apuesta temprana por la disrupción, puede transformar una industria entera. También aborda los desafíos éticos y regulatorios que enfrentó, y su proyección como empresa de biotecnología más allá del COVID-19.

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La apuesta temprana por una tecnología de frontera

Desde sus inicios, Moderna fue concebida como una empresa centrada en una tecnología poco convencional: el ARNm. A diferencia de los enfoques tradicionales basados en proteínas o virus inactivos, el ARNm actúa como un “manual de instrucciones” que le dice a las células del cuerpo cómo producir una proteína específica que activa la respuesta inmunológica.

Durante años, la comunidad científica dudó de su viabilidad. Las principales barreras eran la inestabilidad del ARNm, la dificultad para transportarlo y los posibles efectos secundarios. Pero Moderna apostó de lleno, invirtiendo millones de dólares en plataformas internas, capacidades propias de manufactura y talento científico.

Esa visión a largo plazo fue clave. Cuando llegó la pandemia, no tuvieron que empezar de cero: ya contaban con una plataforma robusta, conocimiento acumulado y alianzas estratégicas con instituciones como los NIH (National Institutes of Health)

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Una estructura organizacional ágil

Uno de los factores determinantes de la innovación con ARNm en Moderna fue su estructura organizacional. A diferencia de muchas farmacéuticas tradicionales, que operan con procesos largos y jerárquicos, Moderna desarrolló un modelo más ágil y horizontal.

Esto permitió que los equipos de investigación, regulación, manufactura y negocio trabajaran en paralelo, acortando los tiempos de validación y toma de decisiones. En lugar de esperar la aprobación de una etapa para comenzar la siguiente, el desarrollo de la vacuna se hizo en “modo simultáneo”.

Por ejemplo, mientras se realizaban las pruebas de fase 1, ya se estaban construyendo las instalaciones para la producción a gran escala. Esta estrategia —arriesgada y costosa— fue posible porque la compañía entendió que el tiempo, en este caso, era el mayor capital.

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Colaboración científica y velocidad

Otro pilar fue la cultura colaborativa. Moderna compartió información clave con otras instituciones científicas, se apoyó en reguladores para ir ajustando protocolos y publicó hallazgos tempranos que ayudaron a guiar decisiones de salud pública. Esta apertura resultó fundamental para acelerar el proceso sin comprometer la calidad.

Además, aprovechó herramientas de inteligencia artificial y big data para modelar el comportamiento del virus y optimizar sus ensayos clínicos. El uso de plataformas digitales internas permitió una gestión de proyectos casi en tiempo real, con flujos de información constantes entre los equipos.

 

 

Desafíos regulatorios y dilemas éticos

La velocidad sin precedentes con la que se desarrolló la vacuna trajo consigo tensiones regulatorias. Moderna debió negociar con la FDA y otros organismos globales la aprobación de una vacuna basada en una tecnología jamás antes autorizada para uso humano. El proceso fue intenso, pero exitoso, en parte porque las agencias también se adaptaron a la urgencia del momento.

En el plano ético, surgieron debates sobre la distribución equitativa de vacunas, la propiedad intelectual, el acceso en países de bajos ingresos y el precio de mercado. Moderna, al igual que otras farmacéuticas, fue criticada por priorizar contratos con gobiernos del norte global. Aun así, también firmó acuerdos con COVAX y licencias con fabricantes regionales.

Uno de los aprendizajes clave del caso Moderna es que la innovación acelerada no puede desligarse de la responsabilidad social y la transparencia, sobre todo en contextos de crisis sanitaria.

 

 

Más allá del COVID-19: el futuro de Moderna

Hoy, Moderna busca posicionarse como mucho más que una empresa que desarrolló una vacuna exitosa. Su ambición es convertirse en la líder global en medicina basada en ARNm, con una cartera que incluye tratamientos en desarrollo para gripe estacional, virus sincicial respiratorio (VSR), VIH, malaria, y hasta cáncer.

En 2024 presentó avances en terapias individualizadas oncológicas basadas en ARNm, donde el sistema inmune se entrena para atacar células tumorales específicas. También trabaja en vacunas combinadas (ej. COVID+gripe) y en plataformas de respuesta rápida frente a nuevas pandemias. Su modelo de negocio sigue basado en una fuerte inversión en I+D —más del 35 % de sus ingresos— y una estrategia vertical: desde el descubrimiento hasta la manufactura y distribución, todo está integrado.

 

 

Lecciones del caso Moderna

La historia de Moderna ofrece múltiples aprendizajes para organizaciones que buscan innovar, especialmente en industrias reguladas o de base científica:

  • Apostar a largo plazo por tecnologías aún inmaduras puede dar ventajas competitivas únicas, si se acompaña de inversión sostenida.
  • La agilidad organizacional no es una moda, sino una condición real para acelerar ciclos de innovación.
  • La colaboración abierta y el uso inteligente de datos potencian la velocidad sin perder calidad.
  • En contextos de urgencia, los marcos regulatorios también pueden adaptarse sin perder rigurosidad.
  • La innovación disruptiva exige considerar el impacto social y ético desde el inicio.

En definitiva, la innovación con ARNm en Moderna no es solo un hito biotecnológico, sino también un caso de gestión del cambio, cultura organizacional e inteligencia estratégica aplicada. Una referencia ineludible para quienes buscan transformar industrias desde adentro.